Pasé el resto del día como una zombie. Ya que era obvio que mi cabeza no se aclararía mágicamente, decidí que al menos podía ser útil y me sumé a los Collins en el jardín, para ayudar en la tediosa tarea de limpiar todos los fragmentos de vidrio que cayeran en el césped. La aspiradora resultaba muy útil, pero sólo teníamos una, así que dejamos que Susan la usara, mientras Mike y yo nos poníamos gruesos guantes de trabajo para recoger a mano las filosas astillas que la aspiradora no levantaba.
Mientras tanto, los otros tres habían hablado con Amy e intentaban salvar el contenido de las cámaras arruinadas. Lograron recuperar intacto el contenido de las tarjetas de memoria, y más tarde, Brandon me mostró que los instrumentos habían registrado una abrupta caída del campo electromagnético durante los dos segundos previos a la explosión.
—Como el domo de un volcán que colapsa justo antes de la erupción —explicó.
También dijo que el KII ya no detectaba campos electroma
Esa tarde, Isaac y Mike extrajeron las dos estrellas de la base de la verja. Ahora sólo quedaba una: el centro de la estrella en el estudio. Nos habíamos reunido todos allí, intentando decidir si sacarla y ya, cuando Brandon regresó con Amy y una respuesta del experto.—Cinco a siete años. Diez como máximo —dijo, dejando la estrella de hierro que se llevara en la mesa de la cocina—. No tiene suficiente óxido para haber estado enterrada más que eso.Todos se volvieron hacia mí, como si esperaran que enunciara alguna conclusión o algo así. Meneé la cabeza.—¿Pueden sacar la última? —pregunté—. Ya regreso.Antes que pudieran preguntarme nada, di media vuelta y salí por la puerta trasera. Sabía exactamente quién podía darme un nombre relacionado a esas malditas estrellas de hierro.Susan abrió la puerta de su casa sin ocultar su sorpresa de verme allí.—Necesitamos hablar —dije muy seria.Me invitó a pasar, visiblemente incómoda. Mike se
Me descubrí recostada en uno de los sillones del estudio. Brandon se había arrodillado a mi lado y se inclinaba hacia mí, su mano en mi frente sudorosa, sus hermosos ojos azules nublados por la preocupación. Trisha llegaba con un vaso de agua. Amy me observaba desde el otro extremo del sillón con Isaac, y ellos también se veían preocupados.—¿Qué ocurrió? —murmuré, sintiendo la cabeza pesada y confundida.—Volviste a desmayarte —respondió Brandon tomando el vaso que le tendía Trisha—. Permíteme ayudarte.Meneé la cabeza levemente. —¿Por qué tocarlos me hace este efecto? —le pregunté a Amy.—No lo sé, muchacha —respondió con una mueca—. ¿Te ocurre cada vez que los tocas?—No, no. Es sólo la segunda vez. —Me froté la cara
Fue uno de los mejores fines de semana de la historia. Brandon fingió no saber si irse o quedarse, así que tuve que hacer el sacrificio de convencerlo para que se quedara hasta el lunes.Mientras los vidrieros tomaban la mansión por asalto para reparar todas las ventanas dañadas, nosotros nos fuimos con Isaac y Trisha a comer a Worcester. Allí, Brandon finalmente les habló del proyecto de las corrientes telúricas y le preguntó a Trisha si le molestaría que él le robara el proyecto de las entrevistas. El maldito, como si ella fuera a negarse después de semejante oferta laboral.Isaac la codeó alegremente. —¿Lista para irnos de viaje, muchacha?Esos dos eran algo especial. Se habían entendido en octubre, y durante la última semana en la mansión, su vínculo se había hecho aún más fuerte. Tenían una química muy especial, carente por completo de tensión sexual, que prometía convertirse en una amistad sólida a pesar de la diferencia de edad. Eran los cómplices perfect
El viernes, la casa de huéspedes quedó lista para que instalaran los pisos y la pintaran. Bob el Constructor ya tenía qué colores y suelos queríamos, así que su gente comenzaría el lunes siguiente la tercera y última etapa de las reparaciones.El sábado llegó con lluvia, viento y una temperatura inusualmente baja. Oh, y mi cumpleaños. Trisha sabía que no me gusta celebrarlo, porque es sólo dos días antes del aniversario del primer diagnóstico de cáncer de mamá. Y no le importaba en absoluto. A pesar de estar preparándose para mudarse a Los Ángeles, donde se instalaría para trabajar con Isaac y Brandon, encontró tiempo para lucir su bocota indiscreta y contarle a Amy de mi cumpleaños. Así que aunque hubiera preferido pasar un día tranquilo con los Blotter, leyendo y escribiendo para mantenerme distraída d
LIBRO 3: LOS OJOS DEL CAZADORSi pudiera estar contigo esta nocheTe cantaría hasta que te duermasNunca los dejes robarte la luz que brilla tras tus ojosFallé y perdí esta luchaNunca te pierdas en la oscuridadRecuerda que siempre brillarás así.—My Chemical Romance, La Luz Tras Tus Ojos* * *Demasiado OcupadosBrandon solía llamarme todas las noches, y de pronto, el miércoles no llamó. Esa primera noche supuse que estaba ocupado y no quise molestarlo. El día siguiente pasó sin que supiera nada de él. Extraño. Pero aún no quería molestar. Sabía que estaba hasta el cuello de trabajo, produciendo tres proyectos simultáneamente. Lo último que necesitaba era que lo
La pelotita destelló cerca de mi cabeza y sentí el roce frío en mi hombro.—No te lo guardes dentro, Fran.Me erguí un poco, incapaz de dejar de llorar.—¿Y qué quieres que te diga, Lizzie? ¿Que soy una idiota? ¡Soy la peor idiota de la historia!—Vaya vanidad.Solté una risita amarga. Se notaba que era hija de Joseph, para responder así.—Me haré café —gruñí, parándome.—¿En verdad creíste que te estaba engañando?Me encogí de hombros desde la cocina. —No lo sé. No entiendo por qué parecía la única explicación posible para que no me llamara. O sea, sí, era lo que solía hacer después de cenar, pero no era serme infiel. Porque era antes que decidiéramos mudarnos juntos, cuando él creía que yo no quería estar con él. —Meneé la cabeza—. ¿Puedes creerlo? ¿Cómo pudo pensar algo así?—Pero era cierto. Jamás lo consideraste seriamente hasta que vino por última vez.Asentí pensativa. ¿P
La llamada de Brett el martes por la mañana me recordó que se suponía que iría a Pennhurst el día anterior. Miré a Brandon, aparentemente dormido a mi lado.—Intentaré ir hoy o mañana.—Recuerda que este fin de semana es la Paracon, así que el asilo va a estar lleno de gente a partir del jueves con los preparativos.—Oh, bueno saberlo. Entonces intentaré ir hoy.Me iba a escabullir de la cama cuando Brandon pasó un brazo en torno a mi cintura para retenerme donde estaba.—Dile que nos reserve una habitación para esta noche en el hotel con el que suelen trabajar —murmuró contra mi frente.Me tragué la risa. El muy controlador registraba cuanto ocurría aun mientras dormía.—No deberías venir. No es un buen lugar para tus pulmones.Me besó sin prisa, tendiéndose so
Escuché un ruido diferente: voces fuertes y pasos apresurados a la distancia. ¡Al fin! ¿Para qué mierda tenían cámaras y personal de seguridad, si les tomaba siglos aparecer cuando había problemas? El lugar era un laberinto, y el eco del goteo constante de agua hacía que me resultara imposible darme cuenta de dónde venían.—La tengo.—Bien. Ve —resollé apretándome el pecho.Vi que Kujo salía del sótano y alcé el LED apenas cruzó el umbral, para llenar de luz ese breve pasillo. Me estaban por ceder las rodillas, así que mantuve la espalda contra la pared y me deslicé hacia abajo hasta sentarme en el suelo frío y húmedo. Sabía que necesitaba salir de allí. Necesitaba respirar aire fresco. Pero también sabía que no lograría regresar por donde había venido. No t