Mientras perseguían el auto de Blake, el corazón de Maddie viajaba a tal velocidad que le hacía doler el pecho. Algo en ella le decía que todo lo que descubriera ese día, sería el golpe final para separarla definitivamente de su esposo.En su cabeza, no concebía la idea de que él fuera a un lugar donde yacían prostitutas, estando ahora con ella. No, bajo ningún punto de vista le perdonaría tamaña traición. Como pudo haberle pedido que confiara en él, haberle dicho que ella era su vida y luego... luego terminar haciendo eso. “¿En qué estaba pensando cuando lo escuché? Si siempre supe que él era un mujeriego empedernido. ¿Cómo me permití caer tan bajo y perderme de esta manera?” pensó furiosa con ella misma._ Señora Maddie, por favor deje de angustiarse _ le pidió John al ver que ella no dejaba de llorar _. Tal vez su esposo tenga una explicación para todo esto. Después de todo, no estuvo mucho en ese lugar... quizás vino a sacar de apuros a algún amigo... piénselo.La joven se quedó
Blake la miró como si fuera a asesinarla en ese mismo instante. Nadie que lo desafiara, salía bien librado con él y Rose no era la excepción. _ A ti no te importa, pero ya que estás tan decidida a seguir enfrentándome, dejaré que tu maldit@ familia se revuelque en la mierd@, de donde nunca debí sacarlos... oh... y tú ve despidiéndote de tu servidumbre y todos tus lujos. _ se acercó a ella y la tomó de la barbilla con fuerza _. Te dije que hicieras tu vida, que no me importaba mantenerte hasta que consiguieras a algún idiota generoso que lo hiciera, pero tú, insistes en enfrentarme ... muy bien, veremos que haces sin mí ahora. El semblante de Rose se demudó al instante. No, de ninguna manera podía quedarse en la calle. Tanto ella como su madre quedarían totalmente desamparadas y no podía darse ese lujo. _ ¡Perdoname, Blake! _ se tiró de rodillas, llorando, mirándolo con súplica _. Te lo ruego, haré todo lo que me pidas, jamás volveré a darte problemas... pero... por favor no me dej
Blake se quedó helado al escuchar la exigencia de Maddie. No, eso jamás ocurriría, solo muerto la dejaría libre, ella era de él, siempre sería así. _ ¿Divorcio? _ le dijo esbozando una sonrisa incrédula _. Maddie, estás llevando esto demasiado lejos. ¡Te estoy diciendo que entre ella y yo no hay nada! Rose sintió que ese era su momento de intervenir y dar su mejor actuación para ganarse el favor de Blake, era ahí o nunca. _ Madelaine, Blake te está diciendo la verdad... él y yo... bueno, tuvimos algo en el pasado, no voy a mentirte _ confesó ante la furiosas miradas de Blake y Maddie _. Pero ya no, juro que ya no. Tienes mi palabra de que ya, no. La joven soltó una risa sarcástica. _ Oh sí claro, tu palabra vale tanto como tu actitud de zorra barata Rose, quédatelo este hombre no vale nada, al igual que tú. Blake sentía que su furia se mezclaba con su desesperación. Según su mirada, Maddie se estaba extralimitando con sus palabras, él no se las merecía. No cuando era totalmente
Maddie no pudo evitar romper en llanto apenas el auto arrancó su marcha. No podía evitar que una gran angustia, aprisionara su pecho, el haber tomado la determinación de separarse de Blake, le estaba doliendo de una manera impensada por ella. _ ¿Por qué estoy así? ¿Qué diablos me está pasando? Me duele tanto, que siento como si mi corazón se partiera en dos _ respiró con profundidad, porque hasta eso se le estaba dificultando hacer _. Esto no me puede estar sucediendo... O... ¿sí? John, mientras conducía con precisión, no perdía de vista a la consternada joven. _ Le duele, porque así es el amor, señora _ carraspeó _. Y no debe haber peor cosa que sentirse traicionado por la persona que uno ama. La joven elevó sus acuosos ojos para mirarlo, las palabras del chofer la hicieron caer en una realidad que, hasta ahora, ella se había negado a aceptar. _ ¿Amarlo? ... amarlo... _ musitó bajando su cabeza, tratando de descartar esa idea _. No, yo no puedo amar a ese hombre... ¡No
Mientras tanto, Blake estaba fuera de sí y fue mucho peor cuando su chofer perdió de vista el auto en el que iba Maddie. Jervis sudaba ante la semejante presión a la que su jefe lo estaba sometiendo, conocía en demasía a Blake como para saber que reacciones podría tener ante situaciones adversas._ ¡Maldit@ sea Jervis! _ le gritó furioso _. ¿Cómo has podido perder a un simple taxi? ¡eres un maldito inútil! No sirves para nada _ le espetó golpeando el asiento con su puño, descargando toda su ira en ese golpe._ Lo siento ... lo siento señor... _ musitó con voz trémula el otro hombre _. Es que ese chofer, es bastante temerario a la hora de conducir, es muy peligroso andar así por las calles.Blake apretó la mandíbula con fuerza._ Si le llega suceder algo a Maddie, lo mataré a él también. _ dijo con determinación, totalmente enceguecido por la furia.Blake, sentía una inmensa angustia. Tal y como Maddie, apenas podía respirar ya que esa sensación desesperante, también lo invadía a él.
Maddie se recostó en el modesto sofá del hogar de John y Annie, aún con el corazón acelerado después de la fuga de su casa. La calidez de ese espacio humilde, con el sonido de los utensilios de cocina y el aroma de una comida casera, le recordaba los días tranquilos de su infancia, cuando el mundo era mucho menos complicado. Sin embargo, ese momento de paz estaba acompañado por una nube de incertidumbre. ¿Qué sería de ella ahora? ¿Qué treta implementaría Blake para tratar de someterla nuevamente? Porque si de algo estaba segura era de que su esposo, no le dejaría el camino libre fácilmente. Ella sabía muy bien lo que significaba enfrentar y desafiar a Blake, las consecuencias podrían ser terribles no solo para ella, sino también para su familia. Pero ¿Qué podía hacer? ¿Seguir sometiéndose a ese tirano que, de alguna manera, la había subyugado y arrastrado hacia un sentimiento que ni ella misma podía entender? _ ¿John tendrá razón? _ dijo, por lo bajo meditando las palabras del hombr
Después del enfrentamiento con Maddie y Blake, Rose había quedado devastada. Lo que en un principio le había parecido una gran victoria, ahora todo se tornaba a indicarle que esa era la firma a una sentencia definitiva. Blake jamás le perdonaría lo que acababa de suceder. Mas allá de que ella no había planeado nada de eso, todo había sido resultado del acto que había cometido estando ebria. _ Señorita Rose _ dijo la sirvienta, mientras le alcanzaba hielo para ponerse en el rostro, pues el golpe de Blake se estaba amoratando _. Debería llamar a su primo Patrick, él es el único que puede ayudarla e interceder por usted ante el señor Townsend. Rose suspiró profundamente, al ponerse el hielo sobre el rostro se quejó por el dolor. De pronto parecía estar despertando de ese sueño en el que había estado sumida durante mucho tiempo. Blake nunca la amaría, no importaba lo que hiciera, para él, era como una de sus tantas rameras. La única diferencia con ellas era, que no la tenía trabajando
Blake salió de la residencia de Paul Aston con más angustia que con la que había llegado. No solo por no haber encontrado a su esposa, sino también por haber tenido un feroz enfrentamiento con su cuñada Alice. Apenas había ingresado, Alice lo recibió de manera hosca. Claro, no debía delatar a Maddie, mostrándole que estaba al tanto de la pelea entre ambos, pero, de todas maneras, no podía con su beligerante carácter. Alice esbozando una sonrisa sardónica, mostró su aparente desdén, manteniendo siempre esa actitud desafiante y mordaz que parecía haberse intensificado con el tiempo. Desde el primer momento, sus palabras y su mirada hicieron que Blake se sintiera incómodo, casi como si fuera un intruso. _ Señor Townsend, mi estimado cuñado, ¿a qué debo su tan inesperada visita? _ dijo, enfatizando cada palabra con sarcasmo, mientras cruzaba los brazos y lo miraba de arriba abajo _. Supongo que no ha venido a tomar el té. Blake, sorprendido por el recibimiento y consciente de la tens