Blake salió de la residencia de Paul Aston con más angustia que con la que había llegado. No solo por no haber encontrado a su esposa, sino también por haber tenido un feroz enfrentamiento con su cuñada Alice. Apenas había ingresado, Alice lo recibió de manera hosca. Claro, no debía delatar a Maddie, mostrándole que estaba al tanto de la pelea entre ambos, pero, de todas maneras, no podía con su beligerante carácter. Alice esbozando una sonrisa sardónica, mostró su aparente desdén, manteniendo siempre esa actitud desafiante y mordaz que parecía haberse intensificado con el tiempo. Desde el primer momento, sus palabras y su mirada hicieron que Blake se sintiera incómodo, casi como si fuera un intruso. _ Señor Townsend, mi estimado cuñado, ¿a qué debo su tan inesperada visita? _ dijo, enfatizando cada palabra con sarcasmo, mientras cruzaba los brazos y lo miraba de arriba abajo _. Supongo que no ha venido a tomar el té. Blake, sorprendido por el recibimiento y consciente de la tens
Sabiendo que, por el momento, no le sería fácil encontrar a su esposa Blake se dispuso a hacer otra cosa que le había quedado pendiente: Darle un correctivo ejemplar a Rose. _ Jervis, llevame al club. Necesito saber si Henry hizo todo lo que le pedí. _ ordenó.Encendió un habano, buscando calmar sus nervios, pero todo parecía en vano. Su oscura alma estaba siendo asaltada por los miles de demonios que la habitaban. Alguien tenía que pagar por el sufrimiento que estaba atravesando, si él no recuperaba a Maddie, nadie a su alrededor tendría paz.Cuando llegó al club, fue directamente a la oficina de Henry quien se encontraba muy concentrado, trabajando. Él, estaba ajeno a todo lo que había sucedido así que se asombró bastante al ver a su jefe en ese lugar._ Señor, ¿todo está bien? Logró hablar con la señorita Stanton, supongo. _lo miró con preocupación ya que notaba el estado de excitación en el que se encontraba su jefe._ Dime que enviaste a los hombres a que vigilen a esa maldit@ p
La tensión aumentaba mientras Rose y Patrick se enfrentaban a la realidad. Patrick intentó calcular alguna maniobra, pero se dio cuenta de que estaban rodeados. Los hombres de Blake bloquearon el camino tanto arriba como abajo. Rose, viendo su destino sellado, miró a Patrick con una mezcla de desafío y resignación. _ ¿Ves, Pat? Por esto no quería huir _ susurró, luchando por mantener la compostura mientras su cuerpo temblaba levemente_. Quiero enfrentar esto… como sea que venga. Quizás sea lo mejor, solo estando aquí, puedo llevar a cabo mis planes. _ Te has vuelto loca, Rosie. No puedo creer que estés diciendo eso, cuando no sabes que es lo que Blake quiere hacerte. Por favor, recapacita de una vez _ le susurró con vehemencia. _ Pues, ya no puedo hacer otra cosa más que esperar, ¿No? _ dijo resignada. Patrick, aun sujetándola, asintió con dolor y frustración en su rostro. Miró a los hombres que avanzaban hacia ellos, con sus miradas duras y sin piedad, y trató de interponer su
La situación era cada vez más sombría y, a pesar de la decisión de Patrick de enfrentarse a Blake, Henry sabía que los intentos de proteger a su prima serían inútiles frente a la voluntad implacable de su jefe. Desde su perspectiva, Patrick era ingenuo al pensar que podría razonar con un hombre como Blake o sacarlo de su curso con simples súplicas o esperar piedad solo en nombre de la amistad que ambos tenían. Aunque intentaba mantener la compostura, Henry sentía una mezcla de lástima y escepticismo por la lealtad de Patrick hacia su prima. Mientras Patrick se subía al auto y partía hacia el club, Henry observó cómo el abogado parecía confiar en que sus palabras tendrían algún peso en las decisiones de Blake. Era evidente que Patrick subestimaba la fuerza de la venganza y la severidad con la que Blake manejaba las ofensas, sobre todo cuando sentía que su poder estaba siendo desafiado. La expresión de Henry se endureció; para él, estaba claro que, tarde o temprano, Patrick terminaría
Patrick sabía que la conversación con su mejor amigo no solo sería difícil, sin tal vez la última que tendrían. El hecho de ir a rogar por la vida de su prima a quien Blake la señalaba como la culpable de la lejanía de Maddie, lo convertía a los ojos de Blake, en un potencial enemigo. Y luego, estaba lo otro. Sí, ese sentimiento irrefrenable ya para él. No sabía en que momento o como había sucedido, pero era más que claro que se había enamorado de Madelaine. Ya no necesitaba más pruebas ni cuestionamientos, en su corazón. Durante días había luchado contra ese sentimiento, pero le había sido imposible desterrarlo de su alma. Maddie era tan hermosa, simpática y tan inteligente que era imposible no quedar atrapado por ella. Había antepuesto muchas cosas para librarse de ese sentimiento: la gran amistad que tenía con Blake, su lealtad hacia él y la amistad que tenía con Maddie; porque era evidente que ella lo veía así. No quería traicionar la gran confianza que la joven le tenía, pero ¿
Maddie no había pasado una buena noche, aunque John y Annie junto su amorosa familia, habían tratado de brindarle calidez y apoyo, todo parecía no servir de nada. Estaba llena de emociones contradictorias que apenas la dejaban pensar con claridad. Aun sentía enojo por todo lo sucedido con Blake y esas mujeres, y por sus absurdos secretos y silencios. Pero, por otra parte, todo su cuerpo lo extrañaba. Nunca pensó que le haría tanta falta un abrazo o un beso de Blake como en ese instante. ¿Por qué no puedo dejar de pensar en él? Se preguntó. ¿Por qué su ausencia duele tanto? _ ¿Por qué ese demonio tiene que ser tan irresistiblemente guapo? _ protestó, lamentándose mientras abrazaba un almohadón _ ¿Por qué tuve que enamorarme de él? Todo esto duele y mucho... no lo soporto. Grace White, era la hija menor de Annie y John y tenía la misma edad de Maddie. Esa noche, ambas compartirían habitación, así que la joven, al ver a su huésped tan triste, fue por una taza de té para que la
Patrick había pasado toda la noche en vela. Después de la conversación que había tenido con Blake, y de que este le había dicho, con gran intranquilidad regresó al departamento de Rose, para encontrarlo vacío. Se alarmó al ver que ni siquiera la servidumbre estaba. Algo muy malo había sucedido, se angustió de solo pensar que Blake, hubiese tomado una drástica determinación para vengarse de su prima. Desesperado, comenzó a indagar entre los vecinos si alguno había algo, como para tener una pista sobre lo que podría haberle sucedido a Rose _ ¡Maldit@ sea! Nunca debí haberla dejado sola _ se lamentó angustiado _. Blake ¡eres un maldito hijo de put@! _ dijo, fuera de sí _. Si le hiciste algo a Rosie, te juro que me las vas a pagar. Parado en la vereda del edificio, y sin saber que hacer, sentía que todo su mundo se le había venido abajo. Rose se había equivocado, sí. Pero ella era como su hermana y sentía que su deber había sido cuidarla, y que le había fallado. _ Maldición, Rose
La noche no fue fácil para Maddie. Descubrió, para su infortunio, que desprenderse de Blake, mantenerse lejos de él, no era tarea sencilla. Durmió poco y mal, despertándose varias veces en medio de la noche, como si en sus sueños también él la llamara, con su voz persiguiéndola en la oscuridad. Incluso podía jurar que su piel conservaba el aroma de Blake. _ No es posible… No puede ser que lo extrañe tanto _ murmuró, abrumada por la situación_. ¿Qué hechizo me ha lanzado ese hombre? ¿Cómo llegué al punto de no poder dejar de pensar en él? Estoy loca... loca por ese estúpido libertino _suspiró hondo, tratando de calmar la ansiedad que la embargaba. Finalmente, se vistió con las pocas fuerzas que le quedaban, abatida, como si la tristeza apenas le permitiera moverse. Cuando estuvo lista, bajó las escaleras muy despacio. El suave aroma a café, la atrajo a la cocina en donde estaba Annie quien la recibió con una gran sonrisa. _ Parece que alguien, no ha tenido una muy buena noche… _