Maddie no había pasado una buena noche, aunque John y Annie junto su amorosa familia, habían tratado de brindarle calidez y apoyo, todo parecía no servir de nada. Estaba llena de emociones contradictorias que apenas la dejaban pensar con claridad. Aun sentía enojo por todo lo sucedido con Blake y esas mujeres, y por sus absurdos secretos y silencios. Pero, por otra parte, todo su cuerpo lo extrañaba. Nunca pensó que le haría tanta falta un abrazo o un beso de Blake como en ese instante. ¿Por qué no puedo dejar de pensar en él? Se preguntó. ¿Por qué su ausencia duele tanto? _ ¿Por qué ese demonio tiene que ser tan irresistiblemente guapo? _ protestó, lamentándose mientras abrazaba un almohadón _ ¿Por qué tuve que enamorarme de él? Todo esto duele y mucho... no lo soporto. Grace White, era la hija menor de Annie y John y tenía la misma edad de Maddie. Esa noche, ambas compartirían habitación, así que la joven, al ver a su huésped tan triste, fue por una taza de té para que la
Patrick había pasado toda la noche en vela. Después de la conversación que había tenido con Blake, y de que este le había dicho, con gran intranquilidad regresó al departamento de Rose, para encontrarlo vacío. Se alarmó al ver que ni siquiera la servidumbre estaba. Algo muy malo había sucedido, se angustió de solo pensar que Blake, hubiese tomado una drástica determinación para vengarse de su prima. Desesperado, comenzó a indagar entre los vecinos si alguno había algo, como para tener una pista sobre lo que podría haberle sucedido a Rose _ ¡Maldit@ sea! Nunca debí haberla dejado sola _ se lamentó angustiado _. Blake ¡eres un maldito hijo de put@! _ dijo, fuera de sí _. Si le hiciste algo a Rosie, te juro que me las vas a pagar. Parado en la vereda del edificio, y sin saber que hacer, sentía que todo su mundo se le había venido abajo. Rose se había equivocado, sí. Pero ella era como su hermana y sentía que su deber había sido cuidarla, y que le había fallado. _ Maldición, Rose
La noche no fue fácil para Maddie. Descubrió, para su infortunio, que desprenderse de Blake, mantenerse lejos de él, no era tarea sencilla. Durmió poco y mal, despertándose varias veces en medio de la noche, como si en sus sueños también él la llamara, con su voz persiguiéndola en la oscuridad. Incluso podía jurar que su piel conservaba el aroma de Blake. _ No es posible… No puede ser que lo extrañe tanto _ murmuró, abrumada por la situación_. ¿Qué hechizo me ha lanzado ese hombre? ¿Cómo llegué al punto de no poder dejar de pensar en él? Estoy loca... loca por ese estúpido libertino _suspiró hondo, tratando de calmar la ansiedad que la embargaba. Finalmente, se vistió con las pocas fuerzas que le quedaban, abatida, como si la tristeza apenas le permitiera moverse. Cuando estuvo lista, bajó las escaleras muy despacio. El suave aroma a café, la atrajo a la cocina en donde estaba Annie quien la recibió con una gran sonrisa. _ Parece que alguien, no ha tenido una muy buena noche… _
Patrick tuvo que ingeniárselas muy bien para contactar a Livy y que esta lograra sacar las cartas de la habitación de Maddie. Nervioso, caminaba de un lado hacia el otro entre los arbustos del jardín, sabía que casi nadie andaba por ese lugar, solo el jardinero quien, le debía un favor y, por lo tanto, había accedido a hacerle el favor de llamar a Livy.Cuando Livy llegó con el manojo de cartas y se las entregó, él la miró un tanto confundido. _ ¿Cartas viejas? _ la miró, meneando la cabeza _ ¿Estoy arriesgando mi pellejo por un montón de cartas viejas? Oh, Maddie... ¿Por qué te sigo en tus locuras? _ replicó apretando los sobres amarillentos, entre sus manos_. Gracias Livy, sé que siempre cuento contigo. La sirvienta sonrió levemente y asintió. Ella haría cualquier cosa por su señora, pues le había tomado mucho cariño.Mientras, regresaba al lugar en donde Madelaine se hospedaba, la curiosidad asaltó la mente de Patrick. _ ¿De qué se tratará todo esto? _ dijo, sacando uno de los s
Blake se sentía abrumado y triste con la ausencia de Maddie. Sin ella, la poca humanidad que poseía desaparecía por completo. Ella era quien lo contenía, quien aplacaba ese carácter diabólico.Permaneció en el estudio, encerrado durante toda la noche, emborrachándose hasta perder el conocimiento. Thomas tocó suavemente la puerta, atemorizado ante cualquier actitud violenta de su jefe._ Señor Townsend... señor Townsend _ llamó, casi en un susurro _. ¿Está usted bien? Al no recibir respuesta, él decidió abrir la puerta ya que se encontraba preocupado por el estado de Blake. Durante la noche, había oído golpes y gritos casi feroces, pero con el tiempo había aprendido a no inmiscuirse en los asuntos del hombre. Thomas tragó saliva, titubeando antes de atreverse a empujar la puerta. Sabía que los demonios de Blake se habían desatado, pero había algo en el silencio opresivo del estudio que lo inquietaba. Casi podía escuchar el eco de los gritos de la noche resonando en el ambiente. Respi
El viaje a Boston fue algo bastante tortuoso, para Maddie. Si bien había viajado a varios lugares, siempre lo había hecho junto a su familia. Por lo tanto, esto era totalmente desconocido para ella. Sentía que, por primera vez en su vida, tomaba una decisión de manera unilateral, sin pedirle permiso o esperar la aprobación de nadie y la estaba llevando a cabo sin dudar. Si bien no conocía muy bien a John y su familia, algo en ella la llevaba a confiar ciegamente en ellos. Por una cuestión de seguridad y hasta que el viaje durara, tanto Annie como sus otros dos hijos se quedarían bajo la protección de Roger, quien, sin pensarlo, consiguió un buen lugar donde alojarlos, ya que no tenía duda alguna que era una cuestión de días para que Blake ubicara el lugar en donde Maddie había estado. Mientras la joven iba perdida en sus pensamientos, la siempre optimista y alegre Grace, era quien la animaba y no paraba de hablarle. _ ¡Vamos Maddie, animate! _ sonrió, tomándole suavemente el bra
John White no siempre había tenido una vida intachable y ejemplar como la que ahora poseía, en su temprana juventud había formado parte de una pandilla que trabajaba para la mafia irlandesa, en Nueva York. Luego, cuando empezaron a tener problemas con los italianos y las autoridades, él con varios amigos se trasladaron a Boston. Una de las ciudades donde gran parte de la diáspora irlandesa se estableció, convirtiéndose en una comunidad más arraigada y poderosa que en otras partes del país. Cuando conoció a Annie, él decidió abandonar aquella vida delictiva, regresar a Nueva York y formar una familia, viviendo la vida sin sobresaltos como la que tenía antes. Quería que sus hijos, se criaran en otro ambiente alejados del peligro que significaba pertenecer al hampa. Aun así, él conservaba una importante amistad con alguien en la ciudad de Boston: su nombre era Paddy O´Connor y en la actualidad, comandaba una de las facciones más poderosas de la mafia irlandesa en la ciudad. Si había a
Habían pasado un par de días desde la desaparición de Maddie. A esas alturas, Blake estaba al borde de enloquecer, sin ella nada tenía sentido alguno para él. Tal y como lo había predicho Roger, los hombres del magnate no habían tardado mucho en dar con el último paradero de la joven, pero no pudieron averiguar mucho ya que ni los propios vecinos de los White podían decirle que era lo que había sucedido con ellos. Él no encontraba sosiego alguno en su hogar, por lo tanto, los últimos días se había refugiado en el club sin querer ver a nadie, solo Henry era quien lo contactaba por si había alguna novedad sobre su esposa, todo lo demás le había dejado de interesar en absoluto. Pero esa mañana, algo en la dinámica solitaria y oscura de Blake, cambió. Mientras él se encontraba tirado sobre el gran sofá de su oficina, la cual se encontraba en total penumbra, la puerta se abrió con tal fuerza que golpeó contra la pared, despertándolo de manera violenta. Abrió sus ojos de inmediato solo p