El barrio de North End, era conocido como "Little Italy" debido a la gran comunidad italiana que se había asentado allí, sobre todo por su proximidad al puerto y el centro de la ciudad. Era un barrio muy animado y vibrante, lleno de vida y cultura de ese país, que en su mayoría provenía del norte de este. Las calles estaban llenas de pequeños negocios, tiendas de comestibles, panaderías y restaurantes que ofrecían auténtica comida italiana.Mientras John avanzaba con cautela, tanto Maddie como Grace miraban aquel lugar con cierta fascinación, pues a simple vista no solo era un lugar vibrante y pintoresco, también irradiaba una cierta familiaridad inexplicable, como si, de alguna manera, lo hubieran visto antes en sus recuerdos más remotos. Quizás el bullicio de las calles y el aroma a pan recién horneado las hacía sentir como si estuvieran en otro lugar, un lugar lejano, pero cercano al mismo tiempo._ ¡Mira, mira Maddie! _ decía, Grace mientras señalaba un colorido edificio _ ¡Me en
A pesar de la sorpresa inicial, Maddie se negó a postergar la búsqueda de Vera Lewis, la mujer quien, en esos años, había sido la que regenteaba el supuesto burdel en donde la madre de Blake había vivido. El viaje hasta el siguiente destino fue en silencio absoluto. El aire parecía estar enrarecido, cargado por una gran incertidumbre y angustia.Al contrario de lo que pensaba la joven, la mujer que buscaban, no vivía en una zona marginal. La dirección que les habían dado estaba en pleno corazón de Back Bay. Este era un barrio elegante y de alto perfil en Boston que albergaba a personas acomodadas ofreciéndoles un ambiente discreto para alguien que, tras dejar una vida anterior, pudiera mantenerse fuera del ojo público. John se detuvo frente a un elegante y hermoso edificio de ladrillo rojo. Maddie se asomó por la ventanilla del auto, mirando la lujosa zona en donde se habían estacionado._ ¿Cómo alguien con un pasado tan turbio logró instalarse en uno de los barrios más prestigiosos
Madelaine avanzó con seguridad hacia la sala en donde estaba esperándola Eleanor Parker, quien estaba sentada en un elegante sofá Luis XVI. _ Señora Townsend _ dijo, con solemnidad _. Pase por favor y siéntese _ le indicó, donde hacerlo _. Cuando Daisy me informó de su visita, quedé perpleja. No esperaba que una mujer tan importante como usted, quisiera verme. Maddie, trató de mantenerse fría. Miró a Eleanor sin siquiera pestañear, pero le sonrió cálidamente. _ Ante todo, agradezco que haya tenido la amabilidad de recibirme señora Parker. Sé que soy una total desconocida para usted y que el haber llegado a su residencia sin anuncio previo es una total falta de consideración, pero créame, que si no fuera algo de suma importancia, jamás me hubiese atrevido a importunarla así. Eleanor esbozó una media sonrisa y arqueó la ceja. _ Daisy, por favor tráenos el té _ le ordenó a la sirvienta, luego miró a Maddie un instante _. Supongo que tendrá tiempo para tomar el té conmigo, señor
_ Dime que tienes noticias sobre mi esposa o no vengas a molestarme _ le gritó con furia, Blake a Henry _. ¿Cómo es posible que no la hayan encontrado aun? Pareciera que a esa maldit@ mujer se la tragó la tierra. Henry esbozó una leve sonrisa. Ya estaba acostumbrado a los arranques de furia de su jefe, aunque esta vez, su comportamiento estaba más exacerbado que nunca. _ Bueno, puede que no esté en Nueva York... estoy casi seguro de eso señor _ dijo, el hombre _. Pero tenemos una pista... sabe, puede que esa gente tenga muchos recursos para esconderla, pero se olvidan de que tienen sirvientes muy chismosos y poco leales. Blake ladeó la mirada, su rostro comenzó a mostrar una calma que hacía días, no tenía. _ Qué ... ¿Qué quieres decir? _ dijo, sorprendido. Henry se frotó las manos. _ Que los Morgan no tienen sirvientes muy fieles. Y solo era cuestión de dar con la gente correcta y ofrecerles una generosa recompensa por la información. Una de las sirvientas, nos dijo que el chof
Madelaine tamborileaba los dedos contra el borde de la mesa, esforzándose por mantener la calma mientras Eleanor desviaba la mirada otra vez. Necesitaba mucho más que esa información efímera que le daba en frases sueltas. Tenía la sensación de que ella no tenía ganas de hablar sobre eso o, había algo que le impedía hacerlo. ¿Qué es lo que Eleanor no está diciendo, y por qué? _ Eleanor ... _dijo, bajando su tono_. Yo solo necesito que diga, todo lo que sabe acerca de Blake y de su madre. _ La miró casi como suplicándole_. ¿Qué sucedió con ella?, ¿Dónde está? La mujer, le sostuvo la mirada, pero esta vez no mostró ninguna emoción. Tragó saliva con dificultad. Sabía que cualquier palabra equivocada podría costarle caro, pero el brillo en los ojos de Maddie la hacía tambalear. Necesitaba ser muy cuidadosa con lo que decía o podía no solo ponerse en peligro ella sino también a la gente que la rodeaba. Si Maddie estaba ahí, era evidente que nada sabía de Carlo. Pero también era conscien
Blake esperaba impaciente frente a la puerta de Patrick, con los músculos tensos y la mandíbula apretada. Su mente era un torbellino de emociones encontradas. No le importaba si tenía que sacarle la verdad a golpes; lo haría sin dudar. Aunque una parte de él se aferraba a la esperanza de que Patrick, su amigo de años, no lo hubiera traicionado, otra parte, más oscura y atormentada, lo acusaba de ser el responsable de que Maddie estuviera en Boston. Cuando la puerta finalmente se abrió, no esperó a que la mujer hablara. Blake y uno de sus hombres entraron empujando a la sirvienta con brusquedad, sin darle tiempo a reaccionar. _ ¡¿Dónde está ese maldito?! _vociferó, su voz resonando como un trueno por el pasillo_. ¡Patrick! _Caminó con pasos firmes y furiosos, su mirada iba recorriendo cada rincón como si pudiera encontrarlo escondido detrás de cualquier sombra_. ¡Patrick! ¡¿Dónde estás, maldito miserable?! En el estudio, Patrick alzó la cabeza, dejando caer la pluma que sostenía. Lo
Después de su visita a Eleanor, Madelaine había quedado abrumada y angustiada. Repasaba una y otra vez las palabras de la mujer tratando de encastrar en su mente cada parte del pasado de Blake. _ Según Eleanor, ella me ha dicho todo. Pero ¿Por qué siento que aquí falta algo? _se preguntó, cavilosa mientras miraba hacia abajo_. Algo me dice que ella no me ha dicho todo. Grace, sentada a su lado no dejaba de observarla, veía que su amiga, estaba más decaída que cuando había abandonado Nueva York. _ Maddie, creo que deberías dejar de pensar un poco en eso... _ dijo, tomándole la mano_. Deberías hablar con tu esposo y salir de dudas de una vez por todas. La joven la miró un instante y luego volvió a su postura cabizbaja. _ Blake jamás me dirá nada. Él es todo un enigma, y tengo la corazonada que aquí hay algo más y no voy a descansar hasta desentrañarlo _dijo, afirmando sus puños sobre sus rodillas_. Grace, ¿Por qué crees que alguien ocultaría tan bien algo?, ¿qué piensas tú? Gra
Maddie y Grace bajaron del auto frente al teatro, donde las luces brillaban en el frío aire nocturno de Boston. La joven se ajustó el abrigo y trató de sonreír, empujando sus preocupaciones al fondo de su mente. Esta noche sería diferente. Solo por unas horas, se permitiría ser la Madelaine de antes: despreocupada y feliz. Lo que Maddie no sabía era que, en ese mismo instante, el auto de Blake cruzaba la frontera de la ciudad, acelerando hacia un encuentro que podría cambiarlo todo. Entrar en aquel lugar, la hizo recordar en lo que ella había vivido hasta hacía unos meses antes que ocurriera ese precipitado matrimonio. "Si no lo hubiera conocido aquella noche…" El pensamiento cruzó su mente como un susurro traicionero, llenándola de una melancolía que era casi física. Tal vez estaría ahora entre risas familiares, compartiendo una vida sencilla y sin intrigas. Pero era inútil imaginarlo. Lo que estaba hecho no podía deshacerse, aunque sí podía decidir qué hacer con lo que estaba po