Blake se quedó helado al escuchar la exigencia de Maddie. No, eso jamás ocurriría, solo muerto la dejaría libre, ella era de él, siempre sería así. _ ¿Divorcio? _ le dijo esbozando una sonrisa incrédula _. Maddie, estás llevando esto demasiado lejos. ¡Te estoy diciendo que entre ella y yo no hay nada! Rose sintió que ese era su momento de intervenir y dar su mejor actuación para ganarse el favor de Blake, era ahí o nunca. _ Madelaine, Blake te está diciendo la verdad... él y yo... bueno, tuvimos algo en el pasado, no voy a mentirte _ confesó ante la furiosas miradas de Blake y Maddie _. Pero ya no, juro que ya no. Tienes mi palabra de que ya, no. La joven soltó una risa sarcástica. _ Oh sí claro, tu palabra vale tanto como tu actitud de zorra barata Rose, quédatelo este hombre no vale nada, al igual que tú. Blake sentía que su furia se mezclaba con su desesperación. Según su mirada, Maddie se estaba extralimitando con sus palabras, él no se las merecía. No cuando era totalmente
Maddie no pudo evitar romper en llanto apenas el auto arrancó su marcha. No podía evitar que una gran angustia, aprisionara su pecho, el haber tomado la determinación de separarse de Blake, le estaba doliendo de una manera impensada por ella. _ ¿Por qué estoy así? ¿Qué diablos me está pasando? Me duele tanto, que siento como si mi corazón se partiera en dos _ respiró con profundidad, porque hasta eso se le estaba dificultando hacer _. Esto no me puede estar sucediendo... O... ¿sí? John, mientras conducía con precisión, no perdía de vista a la consternada joven. _ Le duele, porque así es el amor, señora _ carraspeó _. Y no debe haber peor cosa que sentirse traicionado por la persona que uno ama. La joven elevó sus acuosos ojos para mirarlo, las palabras del chofer la hicieron caer en una realidad que, hasta ahora, ella se había negado a aceptar. _ ¿Amarlo? ... amarlo... _ musitó bajando su cabeza, tratando de descartar esa idea _. No, yo no puedo amar a ese hombre... ¡No
Mientras tanto, Blake estaba fuera de sí y fue mucho peor cuando su chofer perdió de vista el auto en el que iba Maddie. Jervis sudaba ante la semejante presión a la que su jefe lo estaba sometiendo, conocía en demasía a Blake como para saber que reacciones podría tener ante situaciones adversas._ ¡Maldit@ sea Jervis! _ le gritó furioso _. ¿Cómo has podido perder a un simple taxi? ¡eres un maldito inútil! No sirves para nada _ le espetó golpeando el asiento con su puño, descargando toda su ira en ese golpe._ Lo siento ... lo siento señor... _ musitó con voz trémula el otro hombre _. Es que ese chofer, es bastante temerario a la hora de conducir, es muy peligroso andar así por las calles.Blake apretó la mandíbula con fuerza._ Si le llega suceder algo a Maddie, lo mataré a él también. _ dijo con determinación, totalmente enceguecido por la furia.Blake, sentía una inmensa angustia. Tal y como Maddie, apenas podía respirar ya que esa sensación desesperante, también lo invadía a él.
Maddie se recostó en el modesto sofá del hogar de John y Annie, aún con el corazón acelerado después de la fuga de su casa. La calidez de ese espacio humilde, con el sonido de los utensilios de cocina y el aroma de una comida casera, le recordaba los días tranquilos de su infancia, cuando el mundo era mucho menos complicado. Sin embargo, ese momento de paz estaba acompañado por una nube de incertidumbre. ¿Qué sería de ella ahora? ¿Qué treta implementaría Blake para tratar de someterla nuevamente? Porque si de algo estaba segura era de que su esposo, no le dejaría el camino libre fácilmente. Ella sabía muy bien lo que significaba enfrentar y desafiar a Blake, las consecuencias podrían ser terribles no solo para ella, sino también para su familia. Pero ¿Qué podía hacer? ¿Seguir sometiéndose a ese tirano que, de alguna manera, la había subyugado y arrastrado hacia un sentimiento que ni ella misma podía entender? _ ¿John tendrá razón? _ dijo, por lo bajo meditando las palabras del hombr
Después del enfrentamiento con Maddie y Blake, Rose había quedado devastada. Lo que en un principio le había parecido una gran victoria, ahora todo se tornaba a indicarle que esa era la firma a una sentencia definitiva. Blake jamás le perdonaría lo que acababa de suceder. Mas allá de que ella no había planeado nada de eso, todo había sido resultado del acto que había cometido estando ebria. _ Señorita Rose _ dijo la sirvienta, mientras le alcanzaba hielo para ponerse en el rostro, pues el golpe de Blake se estaba amoratando _. Debería llamar a su primo Patrick, él es el único que puede ayudarla e interceder por usted ante el señor Townsend. Rose suspiró profundamente, al ponerse el hielo sobre el rostro se quejó por el dolor. De pronto parecía estar despertando de ese sueño en el que había estado sumida durante mucho tiempo. Blake nunca la amaría, no importaba lo que hiciera, para él, era como una de sus tantas rameras. La única diferencia con ellas era, que no la tenía trabajando
Blake salió de la residencia de Paul Aston con más angustia que con la que había llegado. No solo por no haber encontrado a su esposa, sino también por haber tenido un feroz enfrentamiento con su cuñada Alice. Apenas había ingresado, Alice lo recibió de manera hosca. Claro, no debía delatar a Maddie, mostrándole que estaba al tanto de la pelea entre ambos, pero, de todas maneras, no podía con su beligerante carácter. Alice esbozando una sonrisa sardónica, mostró su aparente desdén, manteniendo siempre esa actitud desafiante y mordaz que parecía haberse intensificado con el tiempo. Desde el primer momento, sus palabras y su mirada hicieron que Blake se sintiera incómodo, casi como si fuera un intruso. _ Señor Townsend, mi estimado cuñado, ¿a qué debo su tan inesperada visita? _ dijo, enfatizando cada palabra con sarcasmo, mientras cruzaba los brazos y lo miraba de arriba abajo _. Supongo que no ha venido a tomar el té. Blake, sorprendido por el recibimiento y consciente de la tens
Sabiendo que, por el momento, no le sería fácil encontrar a su esposa Blake se dispuso a hacer otra cosa que le había quedado pendiente: Darle un correctivo ejemplar a Rose. _ Jervis, llevame al club. Necesito saber si Henry hizo todo lo que le pedí. _ ordenó.Encendió un habano, buscando calmar sus nervios, pero todo parecía en vano. Su oscura alma estaba siendo asaltada por los miles de demonios que la habitaban. Alguien tenía que pagar por el sufrimiento que estaba atravesando, si él no recuperaba a Maddie, nadie a su alrededor tendría paz.Cuando llegó al club, fue directamente a la oficina de Henry quien se encontraba muy concentrado, trabajando. Él, estaba ajeno a todo lo que había sucedido así que se asombró bastante al ver a su jefe en ese lugar._ Señor, ¿todo está bien? Logró hablar con la señorita Stanton, supongo. _lo miró con preocupación ya que notaba el estado de excitación en el que se encontraba su jefe._ Dime que enviaste a los hombres a que vigilen a esa maldit@ p
La tensión aumentaba mientras Rose y Patrick se enfrentaban a la realidad. Patrick intentó calcular alguna maniobra, pero se dio cuenta de que estaban rodeados. Los hombres de Blake bloquearon el camino tanto arriba como abajo. Rose, viendo su destino sellado, miró a Patrick con una mezcla de desafío y resignación. _ ¿Ves, Pat? Por esto no quería huir _ susurró, luchando por mantener la compostura mientras su cuerpo temblaba levemente_. Quiero enfrentar esto… como sea que venga. Quizás sea lo mejor, solo estando aquí, puedo llevar a cabo mis planes. _ Te has vuelto loca, Rosie. No puedo creer que estés diciendo eso, cuando no sabes que es lo que Blake quiere hacerte. Por favor, recapacita de una vez _ le susurró con vehemencia. _ Pues, ya no puedo hacer otra cosa más que esperar, ¿No? _ dijo resignada. Patrick, aun sujetándola, asintió con dolor y frustración en su rostro. Miró a los hombres que avanzaban hacia ellos, con sus miradas duras y sin piedad, y trató de interponer su