Mientras estaba recostado junto a Maddie, Blake se encontraba en un gran dilema: No quería irse del lado de su esposa, pero sabía que tenía que ir al club para controlar todo. Le había prometido a ella tratar de hacer que su matrimonio funcionara, pero equilibrar su vida matrimonial con el lado oscuro que ella desconocía, sería un gran problema. _ ¿Qué sucede Blake? _ interrogó ella frunciendo el ceño_. Parece que le estoy leyendo a las paredes ... Blake parpadeó ligeramente, la miró y sonrió. _ Lo siento, te estoy escuchando... creeme, pero es que ver tus hermosas piernas hacen que pierda mi concentración _ bromeó acariciándole la mejilla _. Sabes que me vuelves loco y me obligas a estar a tu lado, escuchando una historia que, en este momento, no me interesa... _ Blake, ¡tenemos un trato! _ protesto ella, mientras él comenzaba a besarle el cuello suavemente _ Blake... _ suspiró, tragando saliva _. Tenemos ... tenemos un...Él no le dejó terminar la frase, comenzó a besarle l
Madelaine, había hecho silencio ante la partida tan rauda de su esposo, pero no por eso, no dejaba de sentir una gran molestia. Algo que le oprimía con gran pesadez el pecho. ¿Dónde iba a esa hora? ¿A quién tenía que ver?_ Una reunión, si claro, ¡cómo no! _ se cruzó de brazos y se recostó contra el respaldo de la cama _. Estoy segura de que va a ver a esa víbora de Rose _ dijo apretando sus puños con fuerza _. Uff, ¡los odio! Ah, pero de mí no se van a burlar.De pronto, una gran incertidumbre se añadió en su alma._ Un momento... ¿Estoy sintiendo celos? _ dijo sentándose con rapidez en la cama _. ¿Esto que siento, son realmente, celos? ¿Será que él me gusta tanto como para sentirme así? Ya no sé qué es lo que me pasa... Yo solo sé que me gusta cuando ese maldito me besa y me toca... no se asemeja ni un poco a lo que me pasaba con David. Suspiró hondo. ¡Estaba tan confundida y a la vez tan negada a sentir eso por Blake! ¿Cómo era que le gustaba tanto un hombre cómo él? Tan huraño, b
Blake ingresó al club, bastante contrariado. Ya no soportaba estar allí sabiendo que Maddie lo esperaba en su casa. Su postura arrogante y adusta hizo que todos los empleados se incomodaran, pues le temían en gran manera. Podría ser que con su esposa fuera condescendiente, pero con los demás seguía siendo el mismo de siempre. Apenas lo vio, Ava se acomodó su cabello y lo miró fijamente, sonriendo, pero Blake ni siquiera la miró, pasando por su lado como si ella no existiera. _ Parece que el jefe ya se cansó de ti _ se burló Flora con una sonrisa sardónica al ver que a la joven se le demudaba el semblante _. Te dije que no te ilusionaras, para Blake Townsend no existe nadie más que él y ahora su hermosa esposa, claro está. Mejor que vuelvas a tus labores, muchachita, se te acabó el reinado... te duró muy poco. Flora había visto pasar a muchas como Ava: jóvenes y tontas que creían que podían domar al lobo. Ella misma había caído en ese error hace años, y la lección la había marcad
Nueva York, 29 de marzo de 1930. La boda de David Hamilton y Sarah Wade, era, después de la boda de Blake y Maddie, otro de los grandes acontecimientos que sucedían dentro del círculo aristocrático neoyorquino. Toda la crema innata del lugar estaban allí presente. Todos menos los recién casados, que, por razones obvias, no participaba. Mientras terminaba de ajustarse su traje, el joven David Hamilton se miraba al espejo, pensativo. Sabía que estaba cometiendo el error más grande de su vida, pero no tenía más opción que hacerlo. La alianza matrimonial había sido pactada por su padre hacía más de un año, con la sola razón de fortalecer su posición dentro de la sociedad y ahora que los Wade, dueños de una empresa farmacéutica eran uno de los pocos que habían logrado no sucumbir ante la gran crisis global, la presión para que se casara con Sarah había sido muy grande. Con tan solo 24 años, tenía que asumir una responsabilidad para la cual no se sentía listo. No amaba a Sarah, nunca
Ese día, los sentimientos de Madelaine estaban encontrados. No podía evitar sentirse así. Sentía una gran atracción por Blake, pero en su corazón aún subyacía el amor que había o sentía por David. El saber que ese día el hombre que durante años había ocupado su mente y alma, se casaba con otra, le dolía. Luchaba con todas sus fuerzas por no mostrarse triste delante de su atento esposo, porque consideraba que ahora que habían logrado estabilizarse, no valía la pena retroceder solo por recuerdos de antaño y por un amor que ya, no podría realizarse. Pero Blake, no era ningún estúpido, podía percibir la tristeza por la que ella estaba atravesando, por más que tratara de disimularlo. Se tragó sus inmensos celos y su gran orgullo, decidido a borrar cualquier rastro que su enemigo podría haber dejado en su mujer. Temprano en la mañana, él le había llevado el desayuno como lo había hecho durante los días en los que ella había estado enferma. _ Me estás malcriando Blake, no quiero que
Blake tensó su mandíbula. Sabía que esa pieza estaba atada a David, el hombre que, aunque hacía tiempo se había ido, aún ocupaba un rincón del corazón de Maddie. No era estúpido. Podía sentir el fantasma de ese amor presente en cada nota que ella tocaba. Aunque jamás lo admitiría en voz alta, el orgullo de Blake se quebró un poco al comprender que había una parte de su esposa a la que él no podía acceder. Una parte que parecía que siempre sería de otro. Se cruzó de brazos, intentando no ceder al creciente odio que lo invadía. "¿Cómo es posible?", pensó, "¿Cómo es que todavía piensa en él después de todo lo que le he dado?". Pero detrás de esa rabia, había una sensación aún más temible: el miedo. El miedo de que nunca llegaría a borrar por completo el pasado de Maddie, de que siempre habría un rincón de su alma que él jamás podría reclamar. El hombre respiró profundamente, intentando calmarse. No podía dejar que los celos lo dominaran, no ahora. Pero cuanto más la miraba, más le co
Nueva York, 31 de marzo de 1930Madelaine, despertó con una sonrisa traviesa en sus labios, con sus ojos entrecerrados observó a su esposo, quien aún seguía dormido. Después de la conversación que habían tenido, su relación parecía estar fortaleciéndose paso a paso.Ese fin de semana, habían pasado tiempo juntos, yendo a diferentes lugares y aunque Blake estaba renuente a hablar de él, Maddie pudo descubrir otros aspectos de él que le gustaban. Estando de buen humor, su esposo era una persona divertida o al menos con ella, lo era. Se acercó a Blake sigilosamente y puso su pequeña y delicada mano sobre el pecho de él. La calidez de su piel bajo sus dedos la hizo sonreír. Tamborileó suavemente sus dedos sobre el hombre, tratando de despertarlo. El hombre echó un suspiro y luego un carraspeo, un tanto aturdido. _ Maddie _ dijo entre suspiros, parpadeando _. ¿Qué sucede? ¿Estás bien?Ella trataba de no delatarse, no quería que Blake averiguara de que sabía la verdad sobre su cumpl
Blake se encontraba en su oficina esperando al director del Metropolitan News, el periódico que pensaba utilizar para atacar al de los Hamilton. Parte de ese diario, estaba en poder de los Vitale, es decir de la mafia.Mientras esperaba, no podía dejar de recordar a su esposa quien particularmente estaba radiante y amable con él. Maddie tenía un carácter para nada dócil, y aunque ahora se llevaran bien, ella no siempre accedía a ser tan condescendiente con él. _ ¿Será que ella sabe que hoy es mi cumpleaños? _ se dijo llevándose el dedo pulgar a la barbilla _. No, casi nadie lo sabe... ah no ser que Patrick se lo haya dicho... No, él no lo haría sabe bien, que no quiero que nadie lo sepa... Blake odiaba celebrar su cumpleaños. En realidad, ni siquiera quería recordar esa fecha, pues se sentía dividido. En su acta de nacimiento tenía un nombre y en el de la adopción, otro. Esa dualidad inescrutable que existía en él, siempre lo mantenía en una especie de limbo del que no parecía po