Blake se encontraba en su oficina esperando al director del Metropolitan News, el periódico que pensaba utilizar para atacar al de los Hamilton. Parte de ese diario, estaba en poder de los Vitale, es decir de la mafia.Mientras esperaba, no podía dejar de recordar a su esposa quien particularmente estaba radiante y amable con él. Maddie tenía un carácter para nada dócil, y aunque ahora se llevaran bien, ella no siempre accedía a ser tan condescendiente con él. _ ¿Será que ella sabe que hoy es mi cumpleaños? _ se dijo llevándose el dedo pulgar a la barbilla _. No, casi nadie lo sabe... ah no ser que Patrick se lo haya dicho... No, él no lo haría sabe bien, que no quiero que nadie lo sepa... Blake odiaba celebrar su cumpleaños. En realidad, ni siquiera quería recordar esa fecha, pues se sentía dividido. En su acta de nacimiento tenía un nombre y en el de la adopción, otro. Esa dualidad inescrutable que existía en él, siempre lo mantenía en una especie de limbo del que no parecía po
Blake, sentado en el auto, intentaba no perder la compostura. El solo hecho de pensar de que Maddie enfermara nuevamente y pudiera perderla, lo consumía. El doctor le había advertido de que ella se debía cuidar porque podía recaer y empeorar. Cerró su puño y se lo llevó a la boca, apretando los labios. Quería controlar sus emociones, pero no podía. En su mente solo una imagen lo dominaba: Maddie, pálida y enferma en una cama. El miedo lo asfixiaba, ese miedo que tanto odiaba porque lo hacía vulnerable. No podía permitirse perderla... no como había perdido a su madre. El recuerdo de su madre, débil e incapaz de luchar contra la enfermedad, lo golpeaba como una maldición que no podía quitarse de encima. No estaba preparado para revivir ese dolor. No esta vez. No con Maddie. _ Diablos, Maddie no debí dejar que te levantaras, no debí haberte llevado de paseo... ¿En qué diablos estaba pensando? _ se dijo a si mismo desencajado _. No supe cuidarla... no supe hacerlo. _ musitó angustia
Mientras Blake celebraba su cumpleaños junto a su esposa, su familia y amigos, había alguien que estaba sufriendo por la soledad y, sobre todo, por el rechazo de este. Rose Stanton, estaba en su departamento totalmente agobiada y deprimida. Hacia un año atrás había sido ella la que estaba junto a Blake, en ese mismo departamento. En esa ocasión Patrick también estaba con ellos, pero ahora, todo aquello se había acabado. Las botellas vacías en la mesa de café y las copas medio llenas eran testigos de su angustia. Todo a su alrededor parecía desmoronarse, reflejando su propia decadencia emocional. _ Maldit@ Madelaine, mil veces maldit@ _ dijo entre dientes, mientras se servía más licor _. Todo es tu culpa, tú me lo has robado... pero juro que no te será tan fácil deshacerte de mí... Blake es mío, él es mío... Mientras las lágrimas corrían por sus mejillas, en su mente una y otra vez, trataba de sacar a flote los recuerdos que tenía junto al hombre, retroalimentando a su ya crecien
Después de la sorpresa inicial, Blake se relajó y comenzó a disfrutar de la velada en su honor. Aunque no dejaba de preguntarse cómo era que Maddie supo de la fecha de su cumpleaños. Estaba tan intrigado, que estaba decidido a saberlo esa misma noche. _ Patrick... dime la verdad, ¿fuiste tú el que le dijo? _ murmuró cuando se acercó a su amigo _. Solo tú lo sabes... y Rose y dudo mucho que ella se lo haya dicho... Patrick sonrió divertido. _ Ay amigo, ¿Aún no conoces a tu esposa? _ lo miró fijamente _. A estas alturas, deberías saber que ella posee una gran curiosidad y si que, cuando se propone algo lo averigua. Posiblemente, quiso saberlo y de alguna manera lo supo _ le tocó el hombro suavemente _. Creo que es hora de que le cuentes toda la verdad, ella merece saberlo de tus labios... ¿no lo crees? Blake suspiró profundo. _ No puedo hacerlo... no ahora. Además, ¿Qué le diré? ¿Escucha Maddie, soy sobrino del capo mafioso más poderoso de la ciudad y soy su sucesor? _ esbozó
Mientras regresaban a su mansión, tanto Blake como Madelaine, estaban felices. La fiesta sorpresa había sido todo un éxito, no solo por haberse divertido, sino porque parecía haberlos unido mucho más. _ Ven aquí, mi pequeña gatita _. Le dijo Blake atrayéndola hacia él _. Tú me debes una explicación, ¿lo recuerdas? Maddie entrecerró los ojos, le dio un beso en la mejilla y sonrió. _ No, no lo recuerdo en absoluto esposo _ le dijo divertida _. Creo que tomé demasiado champaña y me ha dado un poco de sueño _ bostezó. _ Así que no recuerdas lo que tenemos que hablar, ¿no? Blake frunció el ceño y comenzó a hacerle cosquillas, sin que ella pudiera hacer nada. Tratando de defenderse sin pensarlo, Maddie le lanzó un golpe asestándoselo en pleno rostro. _ Oh, lo siento... lo siento _ dijo tratando de contener la risa al ver que Blake se tomaba la mandíbula aturdido _ No quise, juro que no quise golpearte _ dijo soltando la carcajada al fin. _ Eres una pequeña ladina _ le dijo él tomá
_ ¿Qué sucede? _ insistió Maddie, frunciendo el ceño al notar el cambio en el ambiente y la mirada de Thomas. _ ¡Habla! _ le exigió, sin poder ocultar la preocupación en su voz. Blake, notando que Madelaine no se calmaría fácilmente, la tomó suavemente por los hombros, tratando de proyectar una calma que no sentía del todo. _ Querida, no es nada que deba preocuparte. Ve a la recámara y relájate. Prometo que en unos minutos estaré allí _ le dijo en un tono suave, dándole un beso en la frente con una mezcla de ternura y autoridad. Maddie lo miró, entre desconfiada y molesta. Sabía que algo estaba mal, pero decidió fingir que aceptaba su sugerencia. _ Está bien _ murmuró, suspirando con fingido agotamiento _, no te tardes mucho _ le dio una leve sonrisa antes de girarse hacia las escaleras. Blake la observó irse, asegurándose de que realmente se encaminara hacia las habitaciones superiores. Thomas lo miraba en silencio, esperando instrucciones, mientras Blake soltaba un suspiro,
Blake prefirió hacer silencio. No tenía una explicación creíble sin quedar expuesto ante su esposa. _ Nada que pueda importarte a ti, querida Maddie. Hubo problemas en una de las fábricas _ dijo con seriedad _. Un incendio, pero que ya fue controlado. Nadie salió herido. La joven apretó los labios y asintió. En sus ojos, brillaba una furia que apenas podía controlar. Sentía tanta impotencia que quería abofetear en ese mismo momento a Blake, por mentirle y subestimarla. Pero si quería averiguar la verdad, no debía exponerse, tenía que ser astuta y llegar hasta el final con su actuación. _ Bien, como digas _ le dijo, de manera seca y determinante _. Me iré a dormir... estoy muriendo de sueño. Blake no era alguien a quien ella pudiera engañar fácilmente, la siguió con la mirada, mientras su ceño se iba frunciendo. _ Un momento... _ su tono firme y autoritario hizo frenar a Maddie _. ¿Qué diablos te sucede? ¿Por qué estás tan enojada? Ella se detuvo y suspiró. Su batalla int
El taxista no hizo preguntas, pero la miró por el espejo retrovisor con curiosidad. El coche de Blake giró a la derecha, adentrándose en una zona que Maddie no reconocía. El ritmo de su corazón se aceleraba con cada cruce de calles. "¿A dónde demonios vas?", se preguntaba mientras el sol comenzaba a iluminar la ciudad. _ Es raro que alguien como el señor venga por este lado de la ciudad _ murmuró el taxista _. Aquí no hay fábricas ni oficinas. El comentario la hizo estremecer. Maddie presionó el bolso contra su regazo, su mente iba divagando entre la posibilidad de que Blake estuviera involucrado en algo mucho más oscuro de lo que había imaginado. El Rolls Royce se detuvo frente a un edificio antiguo, imponente, pero con un aire sombrío. Maddie sintió un nudo en el estómago. _ ¿Qué diablos es esto? _ murmuró ella asombrada. El hombre sonrió de manera divertida, ante la expresión de la ingenua joven. _ Pues es un club de caballeros, señorita _ le dijo entre carraspeos _. Usted