Después de reñir por un rato, Blake había logrado de que ella comiera algo. Y no era por simple capricho que ella se negara a hacerlo, a la joven aún le costaba mantener el alimento en el estómago. Pero a pesar de las negativas y la actitud recelosa de Maddie, Blake se armó de paciencia. _ El médico ha dicho que debes comer…_ le dijo él mientras ella miraba el plato que contenía un caldo con verduras, como si fuese veneno _. Lo has escuchado, sé que así es. Vamos Maddie, no seas caprichosa y come por favor. La joven enmarcó una ceja. _ No tengo hambre_ dijo con firmeza cruzándose de brazos _. ¿Por qué no lo comes tú? Ya que insistes tanto… Blake puso los ojos en blanco y contó todo lo que pudo para no perder la paciencia. Sabía que ella no se lo haría fácil, pero debía insistir y hacer que comiera a como diera lugar. Necesitaba verla bien y sana, asegurarse de no volver a pasar la penosa situación de la noche anterior. Tomó la cuchara, la llenó de caldo y se la puso cerc
Blake aún estaba almorzando cuando el mayordomo lo interrumpió. _ Señor Townsend, el señor Stanton acaba de llegar y pide hablar con usted. ¿Le permito entrar? Blake frunció el ceño, soltó el cubierto que golpeó contra el plato. _ Bueno, ¿pero todos se han puesto de acuerdo para molestarme hoy? _ bufó enfadado _. Primero mi cuñada y ahora, él. Bien hazlo pasar a la biblioteca. Blake se sentía cansado, hacía más de 24 horas que no dormía. Solo lo había hecho un instante hasta que Maddie se despertó. La conversación con Alice tampoco había ayudado, esa mujer era realmente, de armas tomar cuando de su familia se trataba. Así que después de un intercambio de palabras, él había accedido que ella viniera a la mansión a visitar a Madelaine. Cosa que a la mujer la dejó asombrada, pero no dijo nada. Si Blake había hecho eso no solo era para dejar de escucharla, sino también porque estaba creído que eso ayudaría a que Maddie se recuperará mucho más rápido. Se desperezó, bostezando p
Blake apretó el puño con fuerza, hasta que los nudillos quedaron blancos. No quería admitirlo, pero se estaba muriendo de celos al ver como Maddie le sonreía a Patrick. No era esa sonrisa coqueta ni llamativa que él tan bien conocía, no; era una sonrisa totalmente diferente. Era afable, tranquila y dulce; algo que él desconocía totalmente. Ya no estaba tan seguro de que haberle dicho la verdad sobre quien la rescató, había sido una buena idea. A pesar de estar muy débil y sentirse enferma Maddie no perdía esa chispa de picardía que poseía de manera innata. Y Blake se había convertido en su blanco desde que lo había conocido. Si había algo que le gustaba hacer, era hacerlo enojar, a pesar de que después recibiera una reprimenda de parte de él. Y aunque la última vez, el castigo casi le había costado la vida, era evidente que no aprendía. Miró de soslayo a su esposo por un instante y pudo notar lo molesto que estaba por su trato con Patrick. Así que, como era costumbre en ella, subi
Después de su conversación, Maddie se fue relajando y se durmió plácidamente. Blake, se quedó mirándola, sin darse cuenta esbozó una sonrisa mientras lo hacía. _ Eres mi gatita, mi pequeña y brava gatita. Pero por mucho que pelees, no vas a ganarme. No podrás conmigo _ musitó, cruzándose de brazos. Se quitó la ropa, y se acostó al lado de la joven. Se quedó mirándola hasta que el cansancio lo venció y se durmió. Después de varias horas, Maddie se despertó, encontrándose con que Blake la tenía abrazada y que estaban frente a frente. Se quedó inmóvil por un rato, pero sentía la necesidad de ir al baño. _ Blake _ musitó, muy por lo bajo_. Blake… _ trató de moverlo pero él estaba tan cansado que no se despertaba. Maddie resopló y entonces recordó algo y sonrió. _ ¡Santino, despierta! _ dijo un poco más alto. Blake abrió los ojos rápidamente, soltándola, sentándose en la cama algo confundido. _ Maddie, ¿Tú me llamaste? _ la miró, mientras ella simulaba estar durmiendo. “Ent
_ Quédate tranquilo Blake, ella está bien _ le dijo el doctor Smith mientras examinaba a Maddie, ante la atenta mirada de él. Maddie revoleo los ojos con cansancio. _ Es que ya se lo he dicho doctor, que estoy bien... ya no sé que prefiero _ miró a Blake entrecerrando los ojos_. Ya no sé si prefiero estar en esa habitación horrible o aquí en donde no me deja ni respirar... por favor doctor; dígale que no necesita estar encima de mí, que yo me sé cuidar sola. Smith, enmarcó una ceja y sonrió. _ Madelaine, tenías un poco de fiebre. Blake hizo bien en llamarme _ le dijo con tono conciliador _. Mis recomendaciones son para cumplirse. Debes alimentarte, descansar y no esforzarte. ¿Entiendes? _ suspiró _. Mira, vamos a hacer un trato: si tú haces todo lo que te pido por unos días, te prometo que hablaré con tu esposo _ miró a Blake sonriendo _. Para que ya te de autonomía y empieces a levantarte y hacer algo que te guste y que no te fatigue... ¿sí? Pero, mientras tanto... _ Mientr
_ No puedo imaginarme por qué vienes a verme. _ dijo Patrick con una sonrisa irónica, sirviendo un trago a su prima Rose. Al ver sus manos temblorosas mientras tomaba el vaso, su sonrisa se desvaneció. _ Blake no ha aparecido en días... no puedo comunicarme con él _dijo con la voz quebrada, apretando el vaso como si fuera su única ancla _. En el club me han dicho que tampoco va. Le insistí a Henry, ¡pero no ha querido decirme nada! _ El pánico comenzaba a asomar en su voz, y sus ojos parecían estar a punto de derramarse en lágrimas. Patrick suspiró profundamente, pasando una mano por su rostro, sintiendo una mezcla de agotamiento y frustración. Otra vez Blake. Siempre Blake. Esta situación se estaba volviendo insostenible. _ Rosie... Rosie... _ murmuró mientras se sentaba frente a ella, tomándola de las manos con suavidad, pero firmeza. Sus dedos, siempre seguros, se enredaron con los de ella, en un intento por transmitirle calma, aunque sabía que no funcionaría _. Blake no es p
Habían pasado un par de días y la salud de Maddie iba mejorando. Blake en ningún momento abandonó el cuidado de su esposa. Si algo tenía que solucionar, Henry era quien se ocupaba de todo, sobre todo en el club. De los otros negocios se hacía cargo desde su mansión, pero a Maddie no la había dejado ni un momento. La tregua que habían trazado con su esposa estaba funcionando relativamente pues muchas veces sus explosivos carácteres entraban en discrepancia, pero nada que hiciera llegar la sangre al río. Madelaine, se aburría en la cama, y más allá de que ya podía leer sin cansarse tanto, le gustaba que Blake le leyera o intentara hacerlo. La primera noche que lo hizo, él casi abandona en el primer párrafo. Blake tomó el libro con manos temblorosas, su mirada estaba fija en las letras que parecían bailar ante sus ojos. Madelaine, ajena a su tormento interno, sonreía con dulzura, esperando que él comenzara. _ Blake, ¿podrías leerme este capítulo? _ pidió, con su voz suave como un
Dos días después de la primer lectura… _ Vaya...al fin apareciste _ le dijo con reproche, Maddie al ver entrar a Blake _. Ya debes dejar que me levante y baje, me aburro aquí. Ya me siento mejor... Blake revoleo sus ojos y resopló. _ Sí, efectivamente ya se nota tu mejoría. Estás volviendo a ser tan molesta como siempre _ dijo con sorna _. He tenido cosas que hacer... yo... Ella imaginándose que entre sus cosas por hacer estaban Rose o alguna de esas mujeres, no quiso seguir escuchándolo. Lo que antes no le molestaba, paulatinamente lo estaba haciendo. _ No, no... ¡No tienes nada que decirme! _ le dijo cortante, frunciendo el ceño _. Tus asuntos no me interesan. Blake fue hasta ella con rapidez y firmeza. _ Pues tendrás que escucharme _ se sentó en la cama y la tomó de los hombros, obligándola a mirarlo _. No sé qué se te cruza por esa cabeza hueca que tienes, pero no me he movido de esta casa. Estoy trabajando en mi estudio... Ella seguía con su expresión de malestar