La puerta se abrió de golpe, y el doctor Smith entró con prisa, con su maletín en la mano. Patrick y Blake lo miraron con una mezcla de esperanza y desesperación y lo siguieron. _ ¿Cuánto tiempo lleva así? _ preguntó el doctor, sin apartar la mirada del cuerpo inerte de Maddie mientras preparaba rápidamente sus instrumentos. _ Un par de horas... en realidad doctor, no lo sabemos a ciencia cierta _ respondió Patrick con la voz quebrada, mirando a Blake quien permanecía en silencio, paralizado por el miedo. El médico asintió, pero no dijo nada más. Se inclinó sobre Maddie, examinando sus signos vitales. Un silencio mortal se apoderó de la habitación mientras todos contenían la respiración, esperando... temiendo lo peor. _ Necesito que todos salgan de la habitación. Ahora. _ ordenó el médico sin levantar la vista. Patrick lanzó una mirada a Blake, pero este no reaccionó. Al final, él fue quien tomó la decisión, empujando suavemente a Blake hacia la puerta. Mientras salían de la
La noche cayó como un manto pesado sobre la mansión, sofocando cualquier vestigio de vida. El tic-tac del reloj en la pared marcaba el paso de cada segundo, pero para Blake, el tiempo parecía haberse detenido. Sentado junto a la cama de Maddie, apenas podía respirar. El rostro de ella, pálido y frágil bajo la luz tenue, le recordaba a un espectro, una sombra de la mujer fuerte y desafiante que había conocido. Él ni siquiera quería soltarle la mano por temor a que ella no despertara. Y si se despertaba, quería ser el primero en verla, para asegurarse de que ella estuviese bien. Apoyó su cabeza sobre la cama, aun padecía las consecuencias de su estado de ebriedad, pero no se dejaría vencer por el cansancio, tenía que estar ahí para ella. La fiebre no cedía. El sudor perlaba la frente de la joven, pero sus labios estaban secos, agrietados. Blake le pasaba con cuidado un paño húmedo por la frente y con otro paño mojaba sus labios, intentando bajar la temperatura, aunque no podía evita
Alice Aston apenas había podido pegar un ojo en toda la noche. No podía dejar de pensar en Maddie, temía que algo malo le hubiese pasado. Patrick no había querido comunicarse con ella a esas horas de la noche, ya que no lo consideraba correcto. Lo que si hizo, fue llamarla al otro día a primera hora. _ Siento avisarle a esta hora señora Aston _ dijo con solemnidad el abogado _. Anoche todo fue demasiado caótico y no pude llamarla como le prometí. La mujer ya no daba más de los nervios que tenía apretó el pañuelo que llevaba en su mano mientras lo escuchaba. _ ¡Pero hable de una vez por todas! Me tiene en ascuas _ protestó ansiosa_. ¿Encontró a mi cuñada o no? _ Sí, la encontré _ dijo sonriendo el hombre _. Así que por ese lado, puede estar tranquila. _ ¿Dónde? _ gritó sin darse cuenta _. ¿Cómo está ella? ¿Está bien? ¿Sé encuentra con usted? _ Señora… Señora _ la detuvo Patrick _ .Por favor, necesito que se calme para que le pueda contar todo… Cálmese ¿Sí? Ella asintió.
El doctor Smith revisaba exhaustivamente a Madelaine bajo la estricta y ansiosa mirada de Blake. Si bien la fiebre ya no era una amenaza, su estado físico era la gran preocupación del médico.La joven miraba de soslayo al médico, mientras él le controlaba la respiración. Cuando terminó de hacerlo, la ayudó a recostarse nuevamente en la cama. Smith miró a Blake y frunció el ceño, Blake tragó saliva, mirándolo con ansiedad y preocupación._ ¿Cómo está ella? _ le dijo con nerviosismo _. ¿Se recuperará?El doctor se acercó a él y lo miró con firmeza y un cierto dejo de reproche._ Ella está extremadamente débil _ le dijo por lo bajo ya que no quería que Maddie lo escuchara _. Es evidente que no se alimenta bien desde hace tiempo... _ suspiró _. ¿Qué hay de ese encierro del que habló Stanton? Es evidente que ha padecido algún problema respiratorio... lo que fuera, el haber estado en un lugar como el que estuvo no ayudó mucho _ elevó una ceja sin bajarle la mirada _. Yo no sé qué proble
Después de reñir por un rato, Blake había logrado de que ella comiera algo. Y no era por simple capricho que ella se negara a hacerlo, a la joven aún le costaba mantener el alimento en el estómago. Pero a pesar de las negativas y la actitud recelosa de Maddie, Blake se armó de paciencia. _ El médico ha dicho que debes comer…_ le dijo él mientras ella miraba el plato que contenía un caldo con verduras, como si fuese veneno _. Lo has escuchado, sé que así es. Vamos Maddie, no seas caprichosa y come por favor. La joven enmarcó una ceja. _ No tengo hambre_ dijo con firmeza cruzándose de brazos _. ¿Por qué no lo comes tú? Ya que insistes tanto… Blake puso los ojos en blanco y contó todo lo que pudo para no perder la paciencia. Sabía que ella no se lo haría fácil, pero debía insistir y hacer que comiera a como diera lugar. Necesitaba verla bien y sana, asegurarse de no volver a pasar la penosa situación de la noche anterior. Tomó la cuchara, la llenó de caldo y se la puso cerc
Blake aún estaba almorzando cuando el mayordomo lo interrumpió. _ Señor Townsend, el señor Stanton acaba de llegar y pide hablar con usted. ¿Le permito entrar? Blake frunció el ceño, soltó el cubierto que golpeó contra el plato. _ Bueno, ¿pero todos se han puesto de acuerdo para molestarme hoy? _ bufó enfadado _. Primero mi cuñada y ahora, él. Bien hazlo pasar a la biblioteca. Blake se sentía cansado, hacía más de 24 horas que no dormía. Solo lo había hecho un instante hasta que Maddie se despertó. La conversación con Alice tampoco había ayudado, esa mujer era realmente, de armas tomar cuando de su familia se trataba. Así que después de un intercambio de palabras, él había accedido que ella viniera a la mansión a visitar a Madelaine. Cosa que a la mujer la dejó asombrada, pero no dijo nada. Si Blake había hecho eso no solo era para dejar de escucharla, sino también porque estaba creído que eso ayudaría a que Maddie se recuperará mucho más rápido. Se desperezó, bostezando p
Blake apretó el puño con fuerza, hasta que los nudillos quedaron blancos. No quería admitirlo, pero se estaba muriendo de celos al ver como Maddie le sonreía a Patrick. No era esa sonrisa coqueta ni llamativa que él tan bien conocía, no; era una sonrisa totalmente diferente. Era afable, tranquila y dulce; algo que él desconocía totalmente. Ya no estaba tan seguro de que haberle dicho la verdad sobre quien la rescató, había sido una buena idea. A pesar de estar muy débil y sentirse enferma Maddie no perdía esa chispa de picardía que poseía de manera innata. Y Blake se había convertido en su blanco desde que lo había conocido. Si había algo que le gustaba hacer, era hacerlo enojar, a pesar de que después recibiera una reprimenda de parte de él. Y aunque la última vez, el castigo casi le había costado la vida, era evidente que no aprendía. Miró de soslayo a su esposo por un instante y pudo notar lo molesto que estaba por su trato con Patrick. Así que, como era costumbre en ella, subi
Después de su conversación, Maddie se fue relajando y se durmió plácidamente. Blake, se quedó mirándola, sin darse cuenta esbozó una sonrisa mientras lo hacía. _ Eres mi gatita, mi pequeña y brava gatita. Pero por mucho que pelees, no vas a ganarme. No podrás conmigo _ musitó, cruzándose de brazos. Se quitó la ropa, y se acostó al lado de la joven. Se quedó mirándola hasta que el cansancio lo venció y se durmió. Después de varias horas, Maddie se despertó, encontrándose con que Blake la tenía abrazada y que estaban frente a frente. Se quedó inmóvil por un rato, pero sentía la necesidad de ir al baño. _ Blake _ musitó, muy por lo bajo_. Blake… _ trató de moverlo pero él estaba tan cansado que no se despertaba. Maddie resopló y entonces recordó algo y sonrió. _ ¡Santino, despierta! _ dijo un poco más alto. Blake abrió los ojos rápidamente, soltándola, sentándose en la cama algo confundido. _ Maddie, ¿Tú me llamaste? _ la miró, mientras ella simulaba estar durmiendo. “Ent