Patrick fue hasta la joven que permanecía en el suelo, quien se tapaba la cara con las manos, como si quisiera ahogar y esconder su llanto. Se detuvo un momento a mirarla, sin saber qué hacer. Su falda estaba levantada, y se podía ver la piel enrojecida y magullada de sus muslos y nalgas, donde la tela de su ropa interior no alcanzaba a cubrirla del todo. El contraste entre las marcas recientes y la palidez de su piel era un recordatorio doloroso de la violencia que había sufrido.Patrick sintió un nudo en la garganta al ver el estado en que se encontraba Madelaine. La imagen era devastadora: la joven, siempre tan elegante y orgullosa, ahora yacía deshecha, rota, como si toda la fuerza y dignidad que la caracterizaban hubieran sido cruelmente arrancadas de su ser. No lo pensó dos veces, fue hasta ella e inmediatamente le bajó la falda mientras la joven ni siquiera atinaba a moverse. Mientras lo hacía, una ola de culpabilidad lo asaltó. ¿Cómo había permitido que las cosas llegaran
Mientras tanto, Blake vagaba sin rumbo por la ciudad, una sensación muy parecida a la angustia se había apoderado de él. Conforme pasaba el tiempo, lo que había hecho le estaba pesando. Su incapacidad de controlar sus emociones le habían jugado una muy mala pasada y ahora sentía que no había vuelta atrás, sin embargo, él de alguna manera seguía justificando su accionar. _ Lo ama... ama a ese imbécil. ¡Me pregunto qué es lo que ve en él! _ masculló con furia y celos _ Estoy seguro de que ni siquiera sabe cómo satisfacer a una mujer _ sonrió con desdén. Soltó un gran suspiro, moviéndose de un lado a otro en el asiento trasero de su automóvil. El lujo que lo rodeaba, que siempre había sido un símbolo de su poder, ahora se sentía opresivo y vacío. No sabía qué hacer ni adónde ir. No quería llegar a su mansión sin su esposa, tampoco al club, y volver al hotel no era una opción. Cada lugar le recordaba la soledad de la que trataba de escapar, una soledad que parecía haberse convertido e
Rose estaba sentada al borde de la tina, admirando la ancha espalda de Blake. _ Estás muy tenso mi amor _ le dijo Rose mientras le pasaba la esponja por la espalda _ ¿no quieres que me meta contigo? Sé muy bien que hacer para quitarte todas las inquietudes _ le dio un beso en el cuello. Él resopló con cansancio. _ No rose, no estoy de humor_ dijo molesto _ no empieces con esas cosas. Sabes muy bien que no me gusta que me estén encima. Rose hizo un gesto de tristeza y resignación. Se moría por estrecharlo en sus brazos, por hacer el amor con él. O al menos lo que ella creía que era hacer el amor con él. _ Es mejor que vayas a dormir Rose... _ le dijo él sin mirarla _ no estoy de humor para hacer nada _ solo necesito estar solo y tranquilo. La mujer se paró, se abrió su bata de seda dejando a la vista su blanca y tersa piel y luego se inclinó frente a él quedando cara a cara. _ Blake, no sé que es lo que te sucede, pero al menos dejame cuidarte ... puedes hablar con
A medida que avanzaba por las calles vacías, Blake sintió cómo la rabia y la frustración hervían bajo su piel. ¿Por qué no podía sacarla de su mente? ¿Por qué, a pesar de todo el poder que había acumulado, ella seguía siendo la única cosa que no podía poseer completamente? Maddie no era como Rose. No se doblegaba, no se rendía, y eso lo enfurecía tanto como lo fascinaba. Pero esta noche, no importaba. Tenía que regresar a su lado como fuera, aunque lo odiara, lo insultara y hasta lo repudiara. Sentía que era lo único que necesitaba para calmar la inquietud que sobrellevaba por dentro y que apenas lo dejaba respirar, aunque fuera momentáneo. _ ¡No puedo estar haciendo esto! _ protestó enojado consigo mismo _ quise darle una lección, y aquí estoy como un idiota regresando a su lado, solo para saber cómo está. ¡Pero que imbécil soy! _ bufó con intensidad, mientras se pasaba la mano por el pelo _ y ahora, voy a llegar y seguramente me arrojará con todo lo que tenga a mano... ¡de eso est
El sol comenzaba a filtrarse por los gigantescos y elegantes ventanales del Plaza, Maddie lentamente fue abriendo sus ojos, lo primero que vio fue el apuesto rostro de su esposo porque estaban frente a frente y no solo eso, ¡estaban abrazados! La joven parpadeó, trató de librarse de los fornidos brazos de Blake, pero él la tenía amarrada.“Oh Dios, es tan guapo, pero maldito hasta más no poder. Si fuese un poco más agradable, quizás hasta me agradaría, pero no. Por ahora solo lo detesto con toda mi alma y juro como que me llamo Madelaine Aston Green que lo que me hizo, me las va a pagar” pensó apretando los labios.De pronto se quedó tensa y frunciendo el ceño ante sus pensamientos.“Un momento... ¿Estoy pensando que él es guapo? ¡No! Es un hombre horrible. Más que eso, monstruo, un cerdo e inculto. ¡Si, si eso! ¡y lo odio!” La confusión en su mente la inquietaba, como si una parte de ella se resistiera a odiarlo por completo.Como si Blake percibiera que era objeto de observación
La mansión de Blake Townsend era un impresionante testimonio de su éxito y ambición. Situada en un extenso terreno rodeado de frondosos jardines, la residencia se alzaba majestuosa, con una fachada de piedra blanca que reflejaba el poder y la riqueza de su dueño. Las columnas de estilo neoclásico enmarcaban la entrada principal, dando la bienvenida a un mundo de lujo y sofisticación. Antes de entrar toda la servidumbre esperaba para presentarse ante la señora. El primero que lo hizo fue el mayordomo._ Señora Townsend, es un honor para mí darle la bienvenida a su nuevo hogar. Mi nombre es Thomas y soy el mayordomo de la casa. Si hay algo en lo que pueda asistirle o cualquier detalle que desee discutir, por favor no dude en decírmelo. Estoy aquí para ayudarle en todo lo que necesite y hacer que su experiencia en esta casa sea lo más agradable posible._ Bienvenida señora _ dijo una mujer de unos 50 años _ soy Mary, el ama de llaves. Es un honor conocerla.Madelaine, vio en Mary a su
La habitación que habían dispuesto para la joven era grande y elegante y muy bien iluminada. Con todas las comodidades de que alguien como Madelaine pudiera exigir. Pero ella, no emitió ni una palabra. La fragancia de las peonías, lirios y gardenias inundaban el lugar, dándole un aspecto acogedor al ambiente. Maddie cerró sus ojos aspirando aquel dulce olor que la hacía recordar a su hogar. _ Déjennos solos _ ordenó Blake _ si necesitamos algo los llamaré. Los sirvientes asintieron, yéndose inmediatamente. Madelaine recorrió el lugar, cruzada de brazos, mirando todo. Pasó su mano por uno de los delicados muebles. _ ¿No vas a decir nada? _ dijo frunciendo el ceño el hombre _ ¿O vas a seguir con tus martes 13? ¿Hasta cuando vas a estar así de caprichosa? _ dijo agarrándola de los hombros. _ ¡Suélteme bestia primitiva! _ se soltó de él dándole un empujón _ ¿Acaso se olvida de lo que me hizo? _ puso cara de afligida _ me lastimó y veo que pretende seguir haciéndolo. Blake se
Blake se encontraba en su oficina, evaluando algunos negocios que le estaban llegando a sus manos. Últimamente eran cada vez más los que le pedían ayuda o le ofrecían asociarse para salvar lo poco que la caída de Wall Street les había dejado. Esa había sido una de las razones por la cual había retrasado su viaje de bodas a Europa. Además, no sólo tenía que enfrentar eso, sino también cuidar sus negocios clandestinos. Porque a pesar de tener el apoyo de la mafia italiana, pero sobre todo la de su tío materno Carlo Vitale, quien era jefe de una de las facciones más importantes del bajo mundo, ahora más que nunca debía cuidarse la espalda. De a poco él estaba puliendo su imagen en la alta sociedad, así que debía andarse con cuidado ya que enemigos no le faltaban._ Señor Townsend _ le interrumpió su secretaria _ el doctor Smith está aquí, dice que usted lo citó. Blake asintió esbozando una sonrisa. El médico entró raudamente, Smith era otro de los hombres de confianza con los que conta