Hace seis años.
—¡Nate, basta, por favor! —grito desesperada al ver la escena de la cual mi hermano estaba siendo partícipe— ¡Déjala, Nate! —vuelvo a gritar adolorida aún en el piso, un poco desorientada tratando de llegar hacia ellos.
—¡¿Esto era lo que querías?! —responde mi hermano mientras seguía en lo suyo.
Las lágrimas no podían cesar, caían como cascada sobre mi rostro, mezclándose con la sangre en mis labios. Seguía luchando para no perder el conocimiento luego de la golpiza que me había propinado Nate. Bajo mi mirada hacia la persona que estaba siendo víctima de mi hermano, estaba en shock.
Ya no se movía, ni gritaba, no hacía nada.
"Que no esté muerta por favor" —era lo único en lo que podía pensar.
Unas luces se logran ver por la ventana y las sirenas de la policía toman el ambiente del lugar, poniendo en alerta a mi hermano. Nate corre hacia mí, tratando de levantarme pero yo aún seguía débil y desorientada. Mi hermano me coge en sus brazos y antes de irse, se voltea.
—Si dices algo, te mataré —dice y sale corriendo de la propiedad conmigo en brazos.
Trato de girar mi rostro hacia donde se encuentra ella y veo una sombra en la ventana pero no distingo nada. Minutos pasan y se escuchan los golpes de la policía tratando de abrir la puerta de la casa donde había ocurrido todo. Nate abre la puerta posterior del auto y me coloca en los asientos traseros.
—Nate —susurro tratando de seguir despierta pero el dolor de cabeza no me daba tregua. Sentía que en cualquier momento me desmayaría.
Mi hermano me ignora, corre hacia el asiento de piloto y arranca con velocidad el coche.
—Nate, ¿qué hiciste? —vuelvo a hablar.
—Solo cállate, Heaven, solo... cállate. —dice entre dientes con la vista en la autopista mientras golpeaba el timón.
—¿Qué hiciste? ¿Por qué? —digo con dificultad.
—Todo es tu culpa —grita— ¡LO ARRUINASTE TODO!
No sé de donde saco las fuerzas para colocarme detrás de él, desabrocho el seguro y empiezo a ahorcarlo con su cinturón. Nate intenta con todas sus fuerzas quitarme de encima pero no lo logra. La rabia y la decepción en mi interior solo me daban más fuerzas. Mi hermano empieza a perder el control del auto dando maniobras peligrosas esquivando, por poco, chocar con otros autos.
—No seré hermana de un monstruo. —susurro llorando— No puedo serlo. Suficiente tengo siendo yo uno.
Lo suelto y Nate empieza a toser con fuerza llevándose sus manos a su cuello mientras intenta coger aire con regularidad. No le doy tiempo a nada cuando me impulso hacia el timón y veo un camión viniendo hacia nosotros.
—¿Qué... estás... haciendo? —dice Nate con dificultad.
—Liberándote, hermano. Liberándote de la culpa por lo que acabas de hacer —susurro.
Cierro con fuerza mis ojos y giro el timón hacia el camión chocando nuestro lado logrando dar vueltas de campana en el aire.
Mi cuerpo golpea por todos lados en el interior del auto mientras sigue girando hasta caer en seco en uno de los extremos de la autopista, el auto queda con las llantas arriba. Quedo tirada en el techo del auto y no puedo lograr moverme. Siento la sangre caer por mi frente, veo todo borroso pero logro divisar a mi hermano fuera del auto.
Un nudo en mi garganta se empieza a formar cuando veo el cuerpo de Nate tirado sobre ramas y hojas y su cabeza sobre una piedra con mucha sangre alrededor. Mi pecho empieza a convulsionar por el llanto, mi pecho se cierra sin dejarme respirar.
—¡Ahh! —grito por el dolor, no el físico, si no por perder a mi hermano gemelo, porque yo lo había matado y porque era mi deber hacerlo luego de lo que ocurrió.
Escucho las sirenas de ambulancia a lo lejos pero no dejo de ver a Nate y la sangre a su alrededor. No aguanto más cuando empiezo a ver puntos negros y es que era claro que estaba a punto de perder el conocimiento logrando ver solamente oscuridad, donde mi mente solo piensa la última frase para mi hermano:
Te libero, Nate.
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HeavenSoy consciente de que estoy caminando sola, con mi moto a un lado de mi cuerpo, en las oscuras calles de un barrio, el cual no reconozco de ningún lugar. Las subidas en colina son las más difíciles y es que empujar una moto de más de ochenta kilos no era para nada una tarea fácil.Creo que el haber peleado con Ryder sin tener en cuenta que tendría que viajar sola hasta casa en este estado no había sido muy inteligente de mi parte en ese momento. Pero era demasiado obvio que no iba a ceder ante su petición de tener sexo.¿Dónde carajos habrá estado esa polla en el tiempo que no tenías sexo? Ew.
Nicola—Por favor, por favor, por favor. En serio me gusta esta chica, Nicola —dice Kai, arrodillado frente a mí, con las palmas juntas suplicando por octava vez.Al parecer a alguien le gustaba aceptar el significado de un rechazo. El pelinegro frente a mí seguía con sus constantes humillaciones, rogándome, a pesar de que mi respuesta había sido un "no" rotundo al plan estúpido que tenía en mente mi mejor amigo.Me agarro el puente de la nariz y rezo internamente a Dios para que me de paciencia y no fuerza porque juro que lo mataba en este instante por tanta ridiculez de su parte. Giro mi rostro hacia su dirección y gesto de perrito lastimado
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Nicola«Era ella»La chica de ojos ámbar verdosos.«La castaña»No puedo creer que la vuelva a ver y más en estas circunstancias.Sinceramente creí que luego de que me trajera a casa, no volvería a saber de ella. Ni siquiera era de la residencia donde vivía. Además, nunca supe su nombre para buscarla en redes sociales. Cuando la vi sentada en una de las mesas de la cafetería, mi corazón había saltado de la emoción y mi respiración se había descontrolado al volver a tenerla tan c
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