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CAPÍTULO 03| TRAICIÓN

Nicola

—Por favor, por favor, por favor. En serio me gusta esta chica, Nicola —dice Kai, arrodillado frente a mí, con las palmas juntas suplicando por octava vez.

Al parecer a alguien le gustaba aceptar el significado de un rechazo. El pelinegro frente a mí seguía con sus constantes humillaciones, rogándome, a pesar de que mi respuesta había sido un "no" rotundo al plan estúpido que tenía en mente mi mejor amigo.

Me agarro el puente de la nariz y rezo internamente a Dios para que me de paciencia y no fuerza porque juro que lo mataba en este instante por tanta ridiculez de su parte. Giro mi rostro hacia su dirección y gesto de perrito lastimado sólo me daban ganas de reírme pero creo que él no lo sabía pues exageraba mucho más el gesto.

—Haz hablado con ella, eh... —coloco mi dedo en el mentón, fingiendo recordar algún detalle— ¡Una puta vez! —grito exageradamente hacia él, haciéndole ver mi punto.

Kai bufa y se pone de pie. Limpia la zona de sus rodillas y lleva sus manos a cada lado de sus caderas consiguiendo una pose un tanto dramática para mi gusto. Su postura sólo me incita a burlarme de él pero no lo hago porque intento mantener toda la seriedad posible en este caso.

Fingir que tenemos 28 años y no 15.

—Correción, dos veces y dos días seguidos —dice serio.

Ruedo los ojos por su tonta aclaración y estoy recaudando toda la paciencia que este individuo me permite tener aunque recordar el por qué vino a mí en primer lugar me hace querer tirarlo por mi ventana. 

Mi mejor amigo, un hombre hecho y derecho —por lo menos eso es lo que decía él— había llegado a mi casa en la tarde para suplicarme en persona que lo acompañara a una cita doble. Con una chica. ¡Que había conocido en Tinder! En una aplicación para citas, aun siendo consciente que tengo novia y que yo no era de los tipos infieles.

Podré ser un hombre que aprecie demasiado la belleza de las mujeres y tal vez llegue a dar uno que otro cumplido demostrado aquel detalle, pero la palabra fidelidad siempre estaba pegada a mi frente. En mi cabeza siempre estaba el lema de no hacer lo que no te gustaría que te hagan y ¡obviamente! yo no quería ser un cuernudo.

Una cosa es hacer cumplido a mis amigas y una muy diferente tener una "cita doble" con unas desconocidas. Ni siquiera teníamos la seguridad de que realmente sean mujeres. Es decir, podrían ser unos hombres pedófilos queriendo secuestrarnos para vender nuestros órganos en el mercado negro.

Uno nunca sabe con qué clase de personas te puedes encontrar por internet.

—Estás totalmente loco, Kai —aclaro, negando con la cabeza— Puede ser un gordo cuarentón aburrido en su computadora y tú creyendo que es una chica.

—Tiene la cuenta verificada. —dice como si ese fuese a hacerme cambiar de opinión.

—Vaya, que alivio —digo sarcástico.

—¡Nicola!

—Mi respuesta sigue siendo no.

—Pero es que si hablaras con ella entenderías el por qué de mi desesperación. La chica es muy bonita, preciosa en realidad —sonríe como estúpido— pero la manera en como hablamos, como se expresa en ocasiones me hace sentir bien y es lo que más me llama la atención —explica con un tono triste en su voz.

—Eso mismo dijiste con tu última ex novia, Kai, y déjame decirte que terminaron solamente hace una semana —digo y me echo en mi cama colocando un brazo por debajo de mi cabeza para ver a mi mejor amigo resoplar con enojo.

Aún no podía creer que mi mejor amigo, el galante estrella cuando estábamos en la preparatoria, ahora se había creado una cuenta en Tinder para poder conocer chicas, cuando en realidad nunca ha tenido la necesidad alguna de hacerlo. 

La sequía de su ganado ya se estaba haciendo notar.

—No es necesario que saques a flote mis relaciones fallidas —resopla mientras juega con una pelota pequeña que tenía en el escritorio.

—Fallidas porque quieres —aclaro— Amigo, acéptalo, no eres capaz de tener el pene en un solo hueco mucho tiempo. Tienes 28 años y cambias de novia como cambias de bóxer —confieso.

Mi amigo frunce el ceño.

—Eso sonó asquerosamente sincero.

Río ante su aclaración.

—Solo díme que es lo que sientes por esta chica y dependiendo tu respuesta, yo te doy la mía.

Veo a Kai pararse de la silla gamer que tengo en mi habitación y camina hacia donde estoy para echarse también en mi cama colocando su brazo en la misma posición que yo. Clava sus ojos en el techo como si hubiese algo interesante ahí y lo oigo suspirar sonoramente.

—Siento... paz —dice nervioso— Como si pudiera ser solo yo, no el Kai divertido y mujeriego, sólo... —suspira— Kai... el chico que busca una persona al cual querer y que lo quieran de igual manera —termina por decir y me quedo boquiabierto.

Alzo mis cejas sorprendido ante su respuesta y volteo a verlo. Kai habia sufrido mucho de pequeño y oírlo decir eso era como si me tiraran un balde de agua fria. 

Nunca creí que mi mejor amigo, hombre que conozco hace más de 20 años pudiera confesar tales palabras sin necesidad de obligarlo que su rostro forme un gesto de asco en él.

Sus ojos siguen en el techo pero un brillo especial destila de ellos y sé que está siendo totalmente sincero con lo que está diciendo, como si sus muros de chico malo se hubiesen derrumbado para dar paso al Kai que conozco de pequeño y que poco a poco se fue perdiendo con el tiempo debido a los traumas de su infancia, dando pase a mi mejor amigo de toda la vida.

Sabía que no podía ser egoísta con él. Creo que por primera vez en su vida me estaba demostrando seriedad y madurez cuando se trataba de una chica y eso nunca lo había presenciado teniendo en cuenta el tiempo que lo conozco.

Kai voltea a verme al sentir mi mirada y sonríe, le devuelvo el gesto y río un poco moviendo la cabeza. Dejo salir mi respiración lentamente y coloco mis manos a la altura de mi abdomen para darle una respuesta.

—Bien —digo de mala gana—, iré contigo. —respondo.

—¡¿En serio?!

—Sí —veo como está a punto de abrazarme y lo detengo—, pero debes tener en claro que si la amiga de tu cita trata de sobrepasar ciertos límites, la dejaré en nada. Mi novia no merece que le haga pasar esa m****a de la infidelidad.

Kai bufa un poco molesto y se estira para sentarse en mi cama, voltea un poco su rostro para verme y yo sigo en la misma posición.

—No entiendo por qué sigues con Cruella —frunce el ceño y río ante el apodo que tiene hacia ella.

—¿Porque la quiero? —pregunto, divertido.

—Te cela todo el tiempo, te hace problemas si no hace lo que quieres y por si fuera poco te prohibe en tener amigas ¡aparte que le cae mal tu mamá sabiendo que esa señora es un amor de persona! —grita, indignado.

—La conozco desde pequeños, Kai. Hemos estado para nosotros siempre, me apoyó mucho con la muerte de mi hermana. Tú estabas con nosotros todo el tiempo, es una niña díficil pero es buena, sé que me quiere y yo la quiero.

—Que la conozcas de pequeños no quiere decir que estás obligado a quererla para una relación —aclara— No siempre el agradecimiento se debe convertir en amor porque carece de sinceridad.

Me coloco en la misma posición de él y niego con la cabeza. Sabía que mi novia me quería. Si bien Kai tenía razón en lo que decía, a mi no me importaba en absoluto, a excepción en el tema de mi madre. Siempre he tratado de que se llevaran bien desde que empecé a tener novia pero era muy díficil.

Mamá la conocía desde siempre, decía que era una niña muy linda y cuando creciera sería mejor, pero al parecer se equivocó pues la niña con la que crecí, cambió demasiado a tal punto de volverse despota y hasta un poco insoportable. Creo que yo era la única persona a la cual ella no trataba mal.

Lo que mi novia si tenía bien en claro era que a pesar que no le cayera mi madre, no podía meterse con ella ni mucho menos faltarle el respeto porque eso nunca se lo iba a permitir.

Mamá era la única mujer en la casa y por eso se le trataba como una reina.

Miro de nuevo a mi amigo quien mantiene una ceja levantada, retándome, esperando a que siguiera con el tema de conversación pero la verdad no tenía ganas, sabía que terminaríamos molestos y preferiría evitarlo.

—Ya dejemos de hablar de eso. Vamos abajo que mamá ha preparado tu comida favorita —digo riendo.

Kai rueda los ojos pero por suerte no vuelve a hablar del tema, en cambio me da una sonrisa divertida y hasta un poco burlona.

—Por eso siempre he tenido un amor platónico con tu madre, ¿estás seguro que no quieres que sea mi sugar mommy? —me codea haciéndose el gracioso— Sería un buen padrastro.

Lo golpeo fuerte en el hombro por lo que dice y el idiota gruñe sobándose el lugar afectado. Nos ponemos de pie y salimos de mi habitación. Cuando salgo veo a mi husky corriendo hacia mí con su lengua afuera y su cola moviéndose de lado a lado, feliz de verme. Me coloco de cuclillas y le acaricio las orejas, él se empieza a mover de manera divertida debido a mis caricias y se tira al suelo para sobarle la panza.

—Hola, Hades —le doy un beso en el hocico— ¿Como estuvo el veterinario, amigo?

Como si mi perro me entendiera, empieza a gruñir mostrandome sus colmillos. Al parecer no fue una buena visita al lugar. Bajo las escaleras con Kai a mi lado y Hades detrás mío. Cuando estoy en el primer piso, veo a mi padre sacándose los zapatos y colocando su abrigo en el perchero. Hades le gruñe un poco molesto y no le presta atención. Mi padre ríe ante el comportamiento de mi perro y niega con la cabeza divertido.

—Creo que está resentido conmigo —musita con tristeza.

—Debiste dejar que yo lo lleve a la veterinaria —respondo— Sabes que no le gusta estar con extraños alrededor.

—Yo no soy un extraño, soy su abuelo.

—Para él, sólo hay ojos para su padre —me señalo.

Mi padre ríe y rodea mi cuello con su hombro para hablarme al oído.

—¿Ya estás listo para el operativo? —susurra.

Asiento sin responder nada y mi padre palmea mi hombro.

—Recuerda que es uno de lo más importantes hijo, aparte de ser una buena propuesta para la organización también es un trabajo personal.

Lo miro confundido a lo que dice pues según él no debíamos mezclar el trabajo con lo personal.

—No mezclamos esos dos aspectos, ¿recuerdas?

—Sí, pero esta vez lo amerita.

No dice más porque mamá sale de la cocina para mirarnos con los ojos entrecerrados, cada vez que hace eso es porque sabe que estamos hablando de trabajo y una regla de ella es nada de ello dentro de la casa.

Alzo las manos mostrando inocencia y señalo a mi padre.

—Él empezó a hablar —lo acuso.

—Eres una m****a de hijo —dice mi padre, ofendido.

—Tambié te amo, papá.

Camino hacia mi madre para abrazarla y darle un beso en la frente ya que soy más alta que ella. Se podría decir que le llevo más de una cabeza, genes de mi buen padre que mide 1.92 y yo 1.88.

—Y a ti también te amo, aunque a veces me des miedo —digo, burlón.

Mi madre golpea mi frente de un lapo y me sobo por el dolor.

—Soy tu madre, mocoso. 

—Tengo 28 años.

—Vives bajo mi techo.

—Sólo porque no quieres que me vaya —contraataco— Paso más tiempo aquí que en mi departamento. Y debo aclarar que lo sigo pagando a pesar de no estarlo utilizando.

Mi madre entrecierra los ojos y me da una mala cara.

—Respétame que aún no me pesa la mano para darte unos buenos chanclazos.

Río por su comentario notando el modismo que está utilizando.

Ella nació en España pero fue criada por padres latinos.Mi abuela era peruana y mi abuelo mexicano. Cada vez que veía novelas con ella, siempre me decía que así criaban a los chicos en los países latinos. 

De pequeño la miraba con horror.

Dejo a mis padres hablando y me dirijo a la cocina, otra vez seguido por Hades a mis espaldas. Mi perro nunca me dejaba solo pues lo tengo desde que tenía 10 años, a pesar que ya estaba un poco viejo, aún tenía esa vitalidad de perro lobo que lo caracterizaba. 

Tenía un poco de miedo dejarlo acá cuando me fuera a la universidad pero no podía llevarmelo a menos que hablara con el encargado de la residencia en la que dormiría. Tendría que pedir un permiso especial y tenía que sacarlo cuanto antes.

Hades era un muy buen perro. Antes que mi padre tuviera la organización, él perteneció al ejército. Tenía también un Husky llamado Zeus, Hades era el hijo de este, así que también fue entrenado de la misma manera. 

Debido a que yo era un niño muy introvertido en la escuela, me molestaban demasiado, hasta que mi padre trajo a Hades medio entrenado. Nunca más me volvieron a molestar después de que Hades mordiera a un niño que me había tirado una patada, Hades era mi defensor y no podía tenerlo lejos.

Éramos el y yo.

Entro a la cocina para ver a mi mejor amigo con un trozo de pan en la mano y una cuchara en la otra, agarrando en grandes porciones la paella que mi madre había cocinado. Kai voltea asustado hacia donde estoy y se calma al saber que soy sólo yo y no mi madre que le hubiese lanzado un plato al tenerlo comiendo de la olla general.

—Esto está muy jodidamente delicioso —habla con la boca llena, botando pequeños trozos de comida al hablar.

Hago una mueca de asco y agarro una servilleta para limpiar lo que estaba ensuciando.

—Eres un puerco —digo botando la servilleta en el tacho de b****a.

—No me puedo controlar teniendo este manjar ante mis ojos.

—Mamá te matará si sigues comiendo de esa manera y de la olla general, imbécil.

—Son riesgos que valen la pena correr. —se encoge de hombros.

Chasqueo con la lengua divertido y camino hacia uno de los percheros que está pegado a las paredes de la cocina para coger la correa de Hades. Sé que está un poco sensible por haber ido a ponerse la vacuna pero nada que un pequeño paseo no lo haga sentir mejor. 

Silbo para llamar la atención de mi perro y corre hacía mí, me pongo de cuclilla y abrocho su collarín con la correa. Sonrío y me pongo de pie para ver a Kai ahora bebiendo un poco de jugo y lo peor era que estaba bebiendo del pico de la misma botella.

—¿Si sabes que esa comida es mía, no?

—Lo tuyo es mío y lo mío es tuyo —sonríe con burla.

—¿Compartimos a Cruella? —pregunto con diversión.

—Ew, no. Todo menos ella —hace una mueca de asco.

—Anda a buscar comida a tu casa, cerdo.

—Estoy en mi segunda casa. —aclara sacándome la lengua.

Ruedo los ojos y camino para salir de la cocina cuando escucho a Kai decir mi nombre, volteo y lo veo seguir comiendo la paella hasta que habla.

—Aún no me cuentas sobre la chica que te salvó anoche.

Ya se había tardado el chismoso.

—No hay mucho que decir, en realidad. Me pareció muy guapa, su personalidad era un poco intimidante pero sé que solo debo llegar hasta ahí, tengo novia y-

—Y volvemos con lo de la novia —dice Kai, un poco exasperado— Haces que mi paciencia se acabe contigo.

Me vale verga, puñetón, me vale verga —digo en mexicano.

Por suerte mamá nos enseñó a hablar su idioma natal y mi abuelo cada vez que nos visitaba siempre empezaba a hablar en español con mi madre. Prácticamente estuvimos casi obligados a aprender el idioma, aunque siempre me causaba gracia los modismos y las frases que usaban en los países de mis abuelos.

—Sabes que no entiendo español y aún así lo utilizas, desgraciado.

Du bist völlig nutzlos. —hablo en alemán— ¿Ese idioma está bien?

—Tampoco entendí, maldito idiota —hace el ademán de lanzar un trozo de pan pero me agacho al instante.

Un grito se escucha a mis espaldas y volteo para ver a mi madre con migajas en su cabello. Abro los ojos un poco asustado y me paro rápido con mi espalda recta al tener la mirada enojada de mi madre sobre mí.

—Fue Kai —digo rápido señalando a mi amigo quien intenta tragar con fuerza la poca comida que quedaba en su boca.

—Eso de estar acusando a otras personas, no te hace un buen amigo, Nicola. —habla Kai a mis espaldas con un tono de molestia.

—Prefiero acusar a que sentir la chancla de mamá en mi rostro, así que te las apañas.

—Kai, dime que nos has comido de la olla general —dice mamá entre dientes.

Giro a ver a mi amigo con una sonrisa burlona y me cruzo de brazos.

—Anda Kai, habla, ¿no decías que son riesgos que hay que correr?

Veo el ademán que hace para volver a tirarme otro trozo de pan pero corro hacia la salida mientras escucho a mi madre empezar a gritar mil y un groserías en mexicano, herencia de mi abuelo para el lenguaje de mamá. 

Veo a mi padre sentado en el sillón de la sala principal con una mirada de horror ante los gritos de mi madre. Jalo la correa de Hades quien gustoso viene a mí porque sabe que saldremos.

—¿Otra vez se comió la comida, no? —pregunta papá.

—Y de la olla general. —respondo empezando a abrir la puerta para salir.

—Por favor llega temprano, debemos hablar sobre los últimos detalles del operativo.

—¿Me hablarás sobre el asunto personal?

—Hablaremos mucho más que eso —aclara— Ya es hora que vayas enterándote que más hacemos en esta organización, Nicola. Tarde o temprano terminará siendo tuya de todas formas.

Asiento hacia su dirección y salgo cerrando la puerta a mis espaldas. El clima de Londres casi siempre era fría y muy poco días se podía ver el sol en su máximo punto. Creo que era esas cosas lo que me hacía extrañar un poco los países de mis abuelos, los días en la playa y andar con shorts y playeras. Siempre en verano solíamos visitarlos y viajar con ellos a sus países natales para saber un poco más de su cultura.

En cambio acá en Londres siempre debías estar con pantalones, playeras manga larga, casacas y un gorro para que no se te enfríen las orejas. Camino en dirección a las pequeñas escaleras de mi casa, cruzando el arbusto de mi casa hasta que veo a Hades olfateando algo en la acerca frente a mi casa.

—¿Qué tienes ahí, amigo? —me agacho y me sorprendo al ver un cigarrillo a medio terminar.

Sonrío al saber de la única persona que pudo estar, frente a mi casa, fumándose uno. 

La chica de ayer con esos ojos ámbar verdoso tan impresionantes que me ponía nervioso cuando me miraba directamente. Nunca llegué a saber su nombre pues su actitud fue muy arisca para cuando me presenté así que preferí no preguntar nada. 

Aún no podía creer que me cobrara 500 libras para traerme a casa. Sinceramente era toda una mujer de negocios en ese aspecto, vió mi necesidad y supo sacar provecho. 

Fue demasiado inteligente.

Muevo la cabeza divertido al entender que había sido estafado por una castaña en moto. 

Suspiraba desde hace noches al recordar su rostro y tenerla por varios momentos del día en mi mente. Al instante me sentía mal al caer en cuenta que estaba pensando en otra mujer cuando tenía novia. Yo no era de esa manera, no podía serlo, le había hecho una promesa a mi hermana hace muchos años y debía cumplirla. Siempre debía respetar a las mujeres.

No compasión, no superioridad, el respeto por delante.

Agarro el cigarrillo para botarlo en el basurero y mis dedos quedan un poco manchados con el color vino del labial que aún había quedado impregnado. Restriego un poco el color entre mis dedos y en mi cabeza llega la duda sobre si en algún momento volveré a ver a esa muchacha.

Me limpio los dedos en el pantalón y camino con Hades a mi lado. Vamos hacia un parque para despejar mi mente de las pendejadas que cruzaban por mi cabeza. 

Me siento en una de las bancas y desabrocho la correa de Hades para que empiece a correr alrededor. Al instante, Hades agarra una rama del pasto y corre hacia mi dándome a entender que quiere jugar un rato. Empiezo a lanzar la rama a mi perro y a lo lejos veo a un grupo de chicas, al parecer dándole animo a una de ellas, mirando a mi dirección.

Maldita sea, no otra vez.

Hades llega a mi lado al momento en que una pelirroja llega justo al frente mío, un poco nerviosa agarrando los lados de su vestido con fuerza. Sonrío a boca cerrada en su dirección pues sabía a lo que venía.

—H-hola —dice un poco nerviosa.

—Hola —digo amable alzando mi rostro para verla mientras acariciaba a Hades.

—Te he estado observando desde que llegaste al parque, tienes un perro muy bonito.

—Gracias, se llama Hades. —mi perro cuando escucha su nombre saca la lengua y se sienta para seguir recibiendo mis caricias.

Veo como la pelirroja se pone de cuclillas también para estar a mi altura, alza un poco su mano pues parece querer acariciar a mi amigo perruno pero se limita. Con una sonrisa agarro su mano, tensandose al instante, y la coloco sobre la cabeza de Hades.

—No muerde —digo tranquilo.

—Me llamo Sofía.

—Soy Nicola.

—Un nombre muy bonito.

—Al igual que el tuyo.

Sofía me da una sonrisa nerviosa y la veo cerrar sus ojos tomando una fuerte respiración para después soltarla. Abre los ojos lentamente y era consciente lo que seguía.

—Como dije, te he visto desde hace rato y pareces un chico muy simpático, me preguntaba si querías ir a tomar un cafe, o ir al cine algún día.

Sonrío enternecido con lo que dice pues no parecía tener más de 18 años y para que haya tenido la valentía de acercarse y hablarme para salir conmigo, era de mujeres con buen carácter. Me pongo de pie y ella hace lo mismo, un poco nerviosa, esperando mi respuesta.

—Me siento halagado cuando dices que parezco una persona simpática, así que muchas gracias por eso —sonrío y ella hace lo mismo— y aunque me gustaría mucho poder salir contigo, no creo que a mi novia le parezca adecuado.

Sus ojos se abren sorprendida y sus mejillas se sonrojan a tal punto de estar del mismo color que su cabello.

—Oh, claro. Fui tonta al pensar que un chico como tú no tendría novia.

Me encojo de hombros.

—Si puedo no tener novia, no es que todos los chicos simpáticos del parque no fueran solteros —río para aligerar el ambiente— pero como dije, a mi novia no le gustaría y la quiero mucho para hacerla sentir incómoda.

—Por supuesto, no te preocupes —baja la cabeza.

—Eres una chica hermosa, Sofía, me gusta tu actitud. No siempre encuentras chicas dispuestas a hablarle a un desconocido para salir.

—Gracias —se sonroja.

—Estoy seguro que encontrarás a alguien especial —le sonrío— Lamento no ser yo.

—No te preocupes, Nicola. Gracias por decirlo de manera tan amable. Ni pareciera que me hayas rechazado —bromea.

Río ante su comentario y estoy a punto de decirle algo más cuando siento mi celular vibrar en mi bolsillo. Lo saco y es uno de mis amigos. Me despido de Sofia con un beso en la mejilla, el cual hace que se sonroje aún más y vuelvo a la banca con Hades a mi lado para contestar la llamada.

Me siento y deslizo mi dedo sobre la pantalla llevándome el celular a la oreja.

—Hola, Rodrigo.

Nicola, hola... —dice nervioso al otro lado de la línea.

Frunzo un poco mi ceño confundido.

—¿Pasa algo?

Creo que debes ir al departamento de tu novia ahora —dice rápido.

—¿Por qué? ¿Pasó algo?

Solo anda, lo sabrás cuando lo veas.

Me cuelga sin esperar respuesta. Un poco confundido abrocho la correa de Hades y camino rápido hasta la casa de mi novia que por suerte quedaba cerca al parque. Intento llamar a su celular pero me manda todo el tiempo al buzón de voz, mi ánimo cambia a uno preocupado pensando cualquier desastroso escenario en mi cabeza sobre lo que le pudo haber pasado.

Me quedo quieto al empezar a recordar que hoy cumplíamos dos meses de relación, reduzco la velocidad de mis pasos y una sonrisa abarca mi rostro al creer que tal vez tenga una sorpresa para mí.

Llego hasta el edificio y saludo al portero del lugar. Dejo a Hades al cuidado de este pues no dejaban entrar animales al edificio y camino hacia los ascensores para ir al piso de mi novia. Cuando llego saco las llaves que me dio hace un tiempo pues cada cierto tiempo me quedaba a dormir con ella.

Me paro frente a la puerta y trato de calmar un poco mi respiración pues ella siempre ha sido de hacer los mejores regalos desde pequeños. Para nuestro primer mes me llevó a un tour por todo Centroamerica para visitar los lugares turísticos y playas del lugar hasta terminar en México donde se celebraba una de las fiestas más grandes de electro.

Con una sonrisa entro al lugar y frunzo el ceño al ver que todo estaba oscuro, empiezo a escanear la sala que se encontraba un poco desordenada, veo un par de copas de vino en la encimera de la cocina y ropa tirada en el suelo. Estoy a punto de gritar su nombre cuando unos gemidos fuertes salen desde el pasillo del piso.

No es cierto.

Mi cuerpo se tensa al instante y mis puños se cierran con fuerza causandome dolor en las palmas de mis manos. Camino hacia el lugar proveniente del sonido y a cada paso, los gemidos se escuchan mucho más fuertes.

Bueno, al parecer si es cierto.

Jadeos de una mujer y un hombre se escucha dentro de su habitación y aprieto con fuerza mis labios, lágrimas se empiezan a acumular en mis ojos pero no soy capaz de dejarlas derramar, ella no lo merecía.

Joder.

Cierro mi mano en la perilla de la puerta y caigo en cuenta que no tiene seguro. Abro despacio la puerta para no hacer ruido y la escena que veo ante mis ojos, quitan todo mi autocontrol y dos lágrimas empiezan a correr por mi mejilla llegando hasta mis labios.

Lo hizo, ella en verdad lo hizo.

Mi novia estaba a horcajadas de un idiota mientras este le chupaba los pechos, él estaba de espaldas así que no logro ver su rostro. Ella empieza a bajar y subir en él, más lágrimas acompañan mi rostro y un jadeo de dolor sale de mi boca. Cierro los ojos con fuerza deseando que esto fuera solo una pesadilla, los abro y la escena ante mis ojos sigue igual.

No pienso en hacer una escena porque de todas formas no valdría la pena y las cosas no cambiarían.

Estoy a punto de cerrar la puerta cuando en un jadeo el nombre del chico sale de los labios de ella.

—Mierda, Alex... —dice entre gemidos.

Un nudo en mi garganta empieza a crecer con fuerza a tal punto que no soy capaz de respirar. Niego con mi cabeza al entender que no merecían la pena, no merecían mis lágrimas. Cierro la puerta y corriendo salgo del departamento. Agarro a Hades de la correa sin despedirme del portero y volteo para darle una última mirada al departamento que nunca más en mi vida volveré a pisar.

Agarro mi celular y aunque sé que le llegará después de horas, tecleo un mensaje.

Nicola: «Ojalá hayas tenido el mejor orgasmo de tu vida con él, espero que uno de mis mejores amigos haya valido la pena»

Aprieto enviar y como soy masoquita empiezo a revisar todos los mensajes que teníamos en donde ella me decía que era el único y que me quería demasiado. Más lágrimas corren por mis mejillas y escucho los pequeños aullidos de Hades como si comprendiera mi dolor. 

Un nuevo mensaje entra a mi celular y es uno de Rodrigo, un tipo que trabajaba en la organización de mi padre, quien fue el que me llamó para ir al departamento.

Rodrigo: «Lo siento mucho, amigo, yo recién me acabo de enterar. Al parecer llevan en lo mismo desde hace dos semanas»

Dos semanas.

Más de catorce días en que mi novia y uno de mis mejores amigos me estuvieron viendo la cara de estúpido. Respondo que no se preocupe y gracias por habermelo dicho y guardo el celular.

Suspiro sonoramente apartando las lágrimas que quieren volver a salir y agarro la correa de Hades para irnos a casa. Arreglo mi gorro de lana y paso por el parque donde estuve antes volteando a ver nuevamente a la pelirroja con sus amigas. Noto como un chico se acerca a ella y los dos se sonrojan.

Al parecer la pelirroja siente mi mirada y gira a verme, sonríe y señala disimuladamente al muchacho. Sonrío de vuelta alzando mi dedo pulgar en modo de ánimo.

Al menos ella si tuvo su final feliz.

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Du bist völlig nutzlos: Eres completamente inútil.

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