Kiara corrió por el pasillo yendo al lugar que le indicó, mirando por la rendija de la puerta a las dos personas que estaban sentadas en el suelo con moretones en la cara y brazos. En cuanto el ruido de la puerta llegó a sus oídos se estremecieron, más cuando tiró con más fuerza de la normal abriendo con algo más que no era la llave. __ Rápido, hay que sacarlos de aquí. - dijo Kiara al estar adentro. Ellos la reconocieron como la esposa del Don, iluminando sus rostros al imaginar que no lograron su cometido. - No tenemos tiempo. __ Quieren detonar un… __ Lo sé. Esperemos que Bastian nos encuentre y sepa que hacer. - soltó las sogas del padre de Elsa para luego continuar con la madre. __ ¿El Don no está aquí? __ No, tuve que venir cuando amenazaron con matarlos. - les dijo ayudando a la mujer a ponerse de pie y entregando la chamarra para cubrirla. __ ¿Eso quiere decir que Elsa los traicionó? - cuestionó el hombre. - Quiero verla para reco… __ Elsa no nos traicionó. -
__ ¿Qué mierd4 acabas de hacer? - reclamó Brandon hacía su padre. - ¿Quién…. ¿Estás de parte de un hijo de perr4 como ese? __ ¿Te sorprende que lo haga? - se sentó campante. - Créeme que también estoy sorprendido.__ ¿Te dejaste manipular por Bastian? __ Tómalo como quieras. - se acomodó como quiso en la silla, viéndose como el gran negociante que una vez fue. El narcotraficante colombiano cruzó su pie sobre la rodilla de la otra y sonrió ladino, viendo la rabia de su hijo al sacar el arma que puso en su frente, quitando el seguro, mientras lo quería llenar de balas, haciendo justo eso en su cabeza. __ No le temo a la muerte. Ya estoy muerto y no creí que se sintiera tan… Bastian Blackwood sí que sabe cómo transmitir ese poderío que maneja. - miró a Kiara. - Por cierto, déjame felicitarte. Cocinas fenomenal. Esa fue la gota que derramó el vaso para Maggie al oír que el hombre que conoció en colombia elogiaba a la mujer que quería matar.__ Si me permite opinar. - intervino. - Cre
Si dejar de escuchar por un momento tenía aterrorizado a Brandon, oír un centenar de balas enterrarse en sus objetivos, enterándose de esa manera que habían sido infiltrados lo llenó de algo peor que el miedo. La oreja le estaba sangrando, pero no se fijó en ello alcanzando la glock 40 que recargó para caminar con grandes zancadas hacia el extremo que Kiara tomó.No se le iba a ir de las manos. No se le volvería a burlar en la cara. Kiara por su lado se topó con una puerta bloqueada que empujó sosteniendo su oreja, al mismo tiempo que estampó la palma al verse desorientada y sin ninguna arma para defenderse, contrario a quienes se estaban acercando. Lanzó una patada. Pero el vidrio era muy fuerte como para ceder y poder abrir de esa manera. El desespero le ganó al ver el grupo que iba acercándose, buscando otra forma de salir, viendo una puerta que empujó y al fin cedió, pero no había salida. Solo era un cuarto de insumos, oscuro, maloliente y con nada más una rejilla para salir.
__ ¡Vaya sorpresa! - Brandon abrió los brazos cuando la figura de Bastian apareció por la puerta que se cerró en cuanto la atravesó. - Te juro que creí que no te importaba Jonas. Creo que hasta él lo pensó.El alemán no dijo absolutamente nada, pues sus ojos estaban solo sobre el hombre con tez pálida y rostro delgaducho que ahora era su hermano menor. Los ojos los tenía tan rojos que dudó que pudiera tener la vista funcionando como debía. El cabello estaba sucio. Se había rasgado la piel con las uñas. Lo sabía porque era una de las consecuencias de esa droga a la que él también estuvo a nada de condenarse. Los labios agrietados tenían sangre seca. Las uñas las tenía rotas y su mirada ya no era la del sujeto con quien trató de llevarse bien y solo cuando puso de su parte funcionó su relación de hermanos. Pero ahora, de ese Jonas no quedaba nada. __ Debiste irte. - le dijo con el leve temblor de su voz.__ Me odias a mí, Brandon. Fui quien te quitó todo. - dejó de ver a Jonas para
__ La orden que solicitó, señor. - dijo el agente especial para su supervisor. La hoja fue deslizada por la superficie de cristal en donde él se terminaba de abotonar la camisa, luego se haberse vendado el abdomen con el disparo que recibió. Revisó la firma, notando que era la del ministro, quien luego de haber sido atacado horas antes, tenía toda la disposición de apresar a los culpables. __ Esto parece un chiste. - no le quedó más alternativa que reír. - Cuando la necesité para salir de aquí, el gran señor no estaba disponible y ahora que perdí a la mitad de mis agentes ni siquiera debo buscarlo, porque es quien viene a mí.__ ¿Qué hacemos?__ Estamos de manos atadas. Debemos sacar a esos tipos de aquí. - suspiró colocando el arma en su cintura. - Prepara un equipo, iremos en su búsqueda.__ No sabemos donde. - le recordó su agente. __ Interfiere los canales policiales. Deben haber denuncias de tiroteos en la ciudad. - señaló saliendo con su agente detrás suyo. - Enfócate en aqu
__ Seguimos al auto que nos indicó. - avisó el agente a su supervisor. - Fue derribado, señor. Sus dos ocupantes están muertos. __ ¿Te aseguraste que fuera así? - cuestionó su jefe. __ El terreno en el que el auto terminó, nadie podría sobrevivir. - entregó su informe. - Se encontraron restos de sangre, pero están buscando los cuerpos. Aunque se dice que están despedazados. __ Quiero la segunda confirmación y nos iremos de este lugar. - respondió Kord. - Me cansé de perseguir a tipos tan escurridizos. Se dio la vuelta en su silla abriendo el informe que le llevaron, en el cual se especificaba sobre el explosivo que enviaron para derribar al vehículo que cayó por una ladera empinada de difícil acceso. Todo indicaba que al fin se había deshecho de ese caso que lo había hecho perder la mitad de su equipo, literalmente. Un gran alivio le llegó y disfrutó de ello, sabiendo que cabía una posibilidad, pero que sería descartada con la segunda confirmación de sus muertes. Mientras ta
La imagen no solo infundia admiración por parte de los hombres, sino envidia en Ruth y Adriana; o respeto como en algunas más seguras de sí, que la veían como el ejemplo del porqué no subestimar a una fémina cuando disponía que el suelo no era su lugar. Aún recordaban cuando la creyeron acabada en el momento en que llegó ante el parlamento, siendo acusada por un integrante del clan Blackwood. Lanzada a una jaula y luego condenada. Ahora no tenía cadenas sino una corona. No habían grilletes, en cambio de eso, un anillo de matrimonio brillaba en su dedo, dejando claro quien era. __ ¿Cuál es la finalidad de esta reunión? - preguntó el mayor de esa sala. - Se nos convocó por algo sumamente importante. Dudo que sea para decirnos que ella es la esposa del Don, porque nos lo dejó muy claro cuando nos presentó a su heredera. - miró de nuevo a Kiara. - Con el debido respeto, mi señora. __ Si vinieron es porque les interesa lo que se tenga que decir, así que creo que lo mejor es guardar sile
__ No puedes estar con dudas y querer continuar con esto. - Evelyn evadió la mirada de Kiara. - Por favor, solo analiza bien todo antes de hacer algo que va a sellar tu futuro. __ Estoy orando para que desaparezca. La madre superiora dice que mi deber es pedir perdón a nuestro señor. - siguió doblando la ropa que llevaría en ese momento hacia el lugar de los huérfanos. - Y no quiero volver a hablar del tema. - zanjó del todo volviéndose hacia la castaña. - Vamos por los tomates de Nessi o me va a desbaratar el huerto. __ ¿Segura que estás bien? - la novicia asintió. - ¿Sabes que estoy para tí en todo momento? __ Lo sé y por eso te quiero. - Kiara le sonrió, pero supo que solo era para evadirla. Aunque no iba a forzarla a retomar el tema. Era como hacía las cosas y aún cuando quisiera que tomara la mejor decisión, escucharla era lo único que podía hacer. Nessi estaba con su canastilla lista, los ojos iluminados y venus cuidando de ella. Kiara no soportaba la blusa que sentía