Teo corría por ese callejón de atrás del comedor tanto como sus pies soportaban.—¡¿Qué pasa?! —preguntó a los gritos la chica.—¡Solo corre! —gritó él, con el aire faltante en su pecho, se hallaba desacostumbrado a hacer esa clase de deporte al extremo.Llegaron a una tapia que saltaron y se refugiaron en el interior de una casita en ruinas.—Que horrendo lugar, aquí si que nos pueden matar. —dijo Susan, mirando a su alrededor las paredes resquebrajadas y la suciedad acumulada por años.Teo miró hacia afuera y no logró ver al mercenario.—Nos estaba siguiendo, estoy seguro. —dijo, con la voz entrecortada.—Pues quizá lo hayamos perdido. —Susan se sentó en el suelo. —¿Qué le debes a ese sujeto que huyes de ese modo?—No le debo nada. —contestó, cayendo al suelo también. —Es un hombre peligroso y ha querido matarme en muchas ocasiones.—Eres una persona extraña, Teodoro. —suspiró y miró hacía la puerta, que se hallaba destruida. —Si viene por ti, ¿Por qué te mataría? Eres el príncipe.
—No hablas en serio… —Maya comenzó a alterarse, lo que decía Astor le había venido encima como agua hirviendo.Astor no dijo palabra alguna, solo se limitó a quedarse inmóvil, con la mirada severa perdida en el horizonte que se vislumbraba por la ventana.—No puedo entender. —Eva lo rodeó y el la atrajo hacia si, sujetándola con fuerza, no iba a perderla, era como una fiera defendiendo su territorio. —Por favor, explícate mejor…—Nadie irá a buscar a Seth, hay que esperar a que regrese, la misión se cancela. —dijo, con la voz ronca y las palabras cortantes.Eva sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas.—¿Por qué? —se le atestaban las palabras en la garganta. —¿Cómo puedes decidir por nosotras…?—Son las órdenes del rey y ya. —contestó, sin mirarla, solo sosteniéndola y sintiendo el aroma de su cabello.—Siempre te ha valido nada lo que dice el jodido rey. —Maya tenía los ojos enrojecidos y soltó un gruñido aterrador. Incluso Eva se estremeció al observarla, era feroz e intimidante.
—Buenas noches, señoritas. —dijo Lucy, al verlas allí de pie frente a su sala personal, era un lugar famoso en la ciudad por su belleza, a la joven le gustaban las artes y allí tenía también su pequeño atelier.—Hola, princesa. —dijo Eva, haciendo una reverencia, Maya la miró con desconfianza.Las invitó a pasar y las chicas estuvieron contemplando el lugar entero. Los ventanales eran enormes, por lo que la claridad que se filtraba era muy agradable, incluso si era la luz de la luna llena. Había atriles con cuadros, esculturas pequeñas y grandes, artesanías de todo tipo y muchas cestas con materiales.—¿Todo esto lo has hecho tú? —preguntó Maya, mirando un ave hecha de semillas y yeso que se veía maravillosa.—Oh no. —sonrió, con cortesía. —Aquí vienen muchos aprendices los días de semana, busco siempre talentos y prodigios que busquen florecer. —Alisó su delantal manchado de pintura y se lo quito, mostrando su deslumbrante vestido de color violeta profundo, con los bordes de la falda
En la madrugada, Eva entró junto con Lucy a su cuarto privado, el que no compartía con Gale. La joven se colocó una capa gruesa de invierno de color verde muy oscuro y unos pantalones debajo que la mantendrían abrigada por el viaje. Su capucha ocultaba su rostro y su cabello tan reconocible, por lo que pasaría un tanto desapercibida.—Creo que lo mejor es que salte, ¿No es así? —preguntó Lucy, que seguía un poco ebria luego de la fiesta. —Oye, creo que tengo chances de que no se me quiebre ningún hueso.—No lo sé, es que no creí que sería tan pronto… —respondió Eva, que se hallaba sentada sobre la cama, con nervios.—Pues hay que pensar rápido si queremos que todo salga bien. —Lucy suspiró y se quitó el maquillaje del rostro, lucía muy diferente al natural, lo que ayudaría mucho.—No es alto. —dijo Eva, asomándose por la ventana para contemplar la altura real entre el cuarto y el suelo. —Este cuarto no da a la entrada principal, por lo que los guardias no te verán tan fácilmente.—Aún
Al ver a Gale allí, tuvo que improvisar con la mayor de las prisas. Tartamudeó hasta que logró estabilizarse un poco, necesitaba distraerlo para que no buscara a su futura esposa, que huía de la ciudad. Si Lucy conseguía un caballo, llegaría más rápidamente a la ciudad, pero no sería instantáneo de igual modo, era un riesgo continuo.—Maya ha tenido un altercado, su embarazo la ha estado afectando últimamente. —se apresuró a decir la condesa, sonriendo y mirando a los guardias esperando un poco de compasión.Como el heredero y nuevo príncipe estaban allí, los guardias no se atrevían a decir lo que en realidad pensaban.—¿Cuál fue el problema? —preguntó él, mirándolos fijamente.—Estaba en mi forma de loba, por eso se han asustado. —dijo Maya, excusándose.—Casi quiere devorarnos, maldita mentirosa. —soltó uno, a regañadientes, no podían decir nada despectivo sobre los lobos, Gale no lo tomaría a bien y estarían desafiando al heredero del rey.Maya soltó un gruñido, en su etapa de emba
Cuando vio que la situación no terminaba bien y que era pésima mintiendo, Eva decidió sincerarse con Gale y Astor y los citó junto con Maya a hablar en su habitación, donde nadie los oyera tan fácilmente. Una vez estuvieron todos allí, tuvo que hacer un gran esfuerzo para seguir hablando, estaba muy nerviosa y sabía que se enfadarían al oír la explicación.Astor la tomó de la mano y la beso, ofreciéndole su apoyo, pero eso era porque no había oído la verdad. Al comenzar a hablar, pudo ver los rostros desfigurarse por la sorpresa y la indignación.—¡¿Qué has hecho qué?! —Gale subió el tono y Eva le hizo señas para que bajara la voz, no debían oírlos, era casi una conspiración en contra de la corona. —¿Cómo es que han convencido a Lucy de tal demencia?—Ella quiso ayudarme, al parecer es la única junto con Eva. —dijo Maya, con seriedad, estaba harta de que dijeran esa clase de cosas. —Seth es mi esposo, creí que, así como yo los he ayudado siempre, ustedes harían lo mismo por mí.Gale s
Teo y Susan se hallaban en uno de los callejones solitarios de la ciudad, en medio de la noche, eran dos niños entre ese caos.—Dime que es lo que quieres. —dijo la niña, mientras se ataba la larga melena pelirroja, para que se disimulara más.—Tienes que ayudarme a buscar al sujeto. —contestó él, algo solemne, era de suma importancia que pudiera hallarlo.—¿Al que intentó matarnos? —preguntó ella, incrédula.—Exactamente, al mercenario pálido. —dijo él, con una sonrisa despreocupada, parecía como si la influencia de Seth al fin se estuviera notando.—¿Cómo para qué? —volvió a preguntar, sin entender ni una pizca de lo que sucedía. —Si te ha amenazado, si lo buscamos estaremos en un peligro terrible. —puso los ojos en blanco.—Tengo que hacerlo si o si, debo hallar a Seth antes de que lo maten. —dijo Teo, con una preocupación en tu mirada.—¿Quién es Seth? —Susan ya no entendía nada en lo absoluto.—Mi padre. —dijo él, con una sinceridad intensa desde lo profundo de su corazón.—Tu pa
Teo se escabulló por una de las escaleras traseras de la gran casa y trató de trepar para que no lo vieran, Susan debía estar muy ocupada en sostener sus mentiras, después de todo. No era para nada bueno escalando, pero se estaba esforzando mucho en hacerlo bien. Escuchaba voces en el interior del lugar, solo que no distinguía a las personas a las cuales les pertenecían. Se quedó en silencio por unos segundos para tratar de reconocerlos, necesitaba saber si el mercenario estaba en un lugar en específico para no topárselo por sorpresa.Al mirar por una de las estrechas ventanas del piso de arriba, divisó al mercenario bebiendo de una botella de champaña muy costosa, que se hallaba apoyado en una mesa, el sujeto casi no podía sostenerse por el estado de ebriedad. Parecía algo cansado, era muy tarde y la madrugada se hacía notar.Escuchó una voz vagamente familiar, que le resonó en el interior de su cabeza, sin poder identificar a la persona en sí. Miró por la ventana y vio a una mujer o