(Narra Ciro)El bosque contemplaba una profunda oscuridad. El aroma de la muerte hacía que mi olfato se confundiera ampliamente y debía ser más listo que eso. Pegué mi nariz al suelo mientras corría, buscando el rastro de Teo. Él debía estar en este bosque, era la única manera de que Maya no enloqueciera por su perdida.En el fondo tenía miedo de encontrarlo muerto, los soldados de Louis podían estar vigilando de cerca y un cachorro de lobo no sería difícil de vencer, lo matarían antes siquiera de que pudiera pedir ayuda.Las cosas no estaban marchando bien desde que perdimos. Nuestros integrantes más fuertes eran prisioneros y el ejército de Louis se consolidaba. Era una amarga verdad difícil de tragar, aún si pudiéramos liberar a los tres cautivos de igual manera nos volverían a cazar una y otra vez. Porque el príncipe no nos dejaría huir a rehacer nuestras vidas con tanta libertad. No, claro que eso no pasaría, él nos buscaría y nos cazaría hasta vernos muertos por haberlo desafiad
(Narra Gale)Con el pasar de las horas pude recuperarme un poco, al menos dormir para que mi energía se renovara así fuera en lo mínimo. La muerte de esa tal Jade había tenido a la gente yendo y viniendo con arreglos florales para el velorio y las personas murmuraban toda clase de cosas. Al parecer Lilia estaba causando problemas, su nombre era el más pronunciado en los pasillos.Estar escuchando no me molestaba, no sabía cuándo podría resultarme de utilidad algún rumor. Había oído como esa mujer acaudalada e importante manifestaba su desaprobación contra Louis y Lilia como reyes y como el hermano de Eva la apoyaba. El príncipe no estaba teniendo fácil su victoria.Los guardias comentaban que me estaban buscando a los alrededores de la ciudad, por lo que no esperaban que estuviera en el castillo y eso me alivió bastante.El sonido de los pasos aproximándose hacia mi puerta hizo que me alertara. No podía volver a mi forma de lobo y maldije en todos los idiomas posibles. Tenía que pensa
(Lilia)—Te estoy diciendo que no quiero volver a escucharte, mujer. —dijo Louis, mirándome con severidad. No estaba oyendo ninguna de las quejas que había ido a presentarle.—El lobo que ha escapado debe ser recuperado y ejecutado. —insistí. —Duplica a los guardias que lo buscan o pronto perderás la fuerza y el respeto. —tomé su brazo. —Ese lobo se ha burlado de ti.—Más bien de ti. —contestó, tomando mi rostro con sus dos manos, la herida me había hecho un daño significativo en mi belleza y no había querido mirarme al espejo. —¿Te has quitado la ropa?—No la usaré más. —declaré, suficiente había tenido con estar obligada todo el día de ayer a andar semidesnuda por todas partes. No volvería a hacerle ningún caso. —Si me obligas, me llevaré a todos mis hombres y nos marcharemos a otra parte. Tu ejército se reducirá drásticamente. ¿No lo crees? —pregunté, sonriendo.—Mañana volverás a ponértelo y de lo contrario, te mandaré a ejecutar. —dijo el, disfrutando ese momento, sabía cuando l
(Narra Seth)El frío de la mazmorra no me dañaba tanto como contemplar esos barrotes. Habíamos tenido unos desenlaces inesperados y terribles. Gale no regresó después de que escapara hiriendo a Lilia y destruyendo el cargamento de alucinógenos que transportaban las enfermeras. La sangre incluso llegó a nuestra celda.Astor pudo sentarse gracias a eso y yo le hablaba, para que practicara ejercitar su mente dormida y aislada.—Gale lo logró, el salió y nos dio un poco de tiempo. —le decía, con la fe de que ese tiempo fuera el necesario para que el hombre no le dejara todo el poder entero al oso.El me miraba, como si entendiera y a veces hacía un gesto con la cabeza. Por momentos estornudaba o incluso se reía, como si estuviera alucinando en la realidad misma. Parecía ver cosas en la celda, incluso repetía el nombre Eva y tendía su mano a una persona que no estaba allí.Pero era un gran avance al menos para mí. El hambre hacía que quisiera dormir más tiempo y mis heridas curaban todavía
(Narra Eva)Me coloqué la corona que Astor me regaló, como una señal que esperaba el pudiera sentir, era el obsequio que más amé de todos los que alguna vez me entregó. Era un hilo fuerte el que nos conectaba que me hacía sentir incluso cada vez que estaba alterándose.Pero esa conexión me pasaba un costo alto. Había partes de la mente de Astor que estaban bloqueadas y cada que pasaba por una de ellas el oso parecía querer devorarme. Eran secretos, partes que no quería dejarme ver.Eran intrigas profundas que rondaban su alma y lo atormentaban. Quería ayudarlo a sacarlas fuera y me lo impedía, custodiándolas con recelo y haciendo que me alejara. Por suerte podía dialogar aún, mi hombre oso seguía allí, aunque estuviera pendiendo de un hilo su consciencia—Eva, debes descansar. —interrumpió Maya, que me despertaba de mi concentración cada una hora al menos para que no me volviera loca. Ella decía que estar tanto tiempo dormida me haría daño.La estrategia del rey llegó con la mañana, a
(Narra Ciro)Pasar desapercibido por la ciudad con dos niños que me perseguían a sol y sombra no sería sencillo. Teo y Susan estaban allí con los ojos expectantes de que todo saliera bien y eso tampoco era una posibilidad muy fuerte. Necesitábamos conseguir bastantes cosas y el dinero no era suficiente, por lo que tuve que distraer a varios para poder conseguir las especias. Era un favor a largo plazo, si Astor se descontrolaba toda esta gente moriría. Era un precio justo a pagar por la supervivencia.—Compra algo para comer, no hemos almorzado todavía. —chilló Teo, al tiempo en el que clavaba sus pies en el suelo. Habíamos tenido que cubrirle la cara con algo de tierra y ponerle una capucha sobre sus ojos para que su identidad no fuera tan fácil de reconocer.Susan insistió.—Voy a desmayarme si no como nada, hemos pasado horas caminando… —Soltó ella, con una cara de fastidio que se podía ver a kilómetros.—¿Qué no ven que esto es costoso? Hemos caminado porque las especias no son ba
(Narra Susan)—No hay que demorarse más. —dije, al tiempo en que guardaba el frasco en uno de los bolsillos de mi pantalón.Ciro estaba de pie, todavía solemne, era extraño verlo así cuando era completamente diferente. Ese ritual significó mucho para él. Yo jamás había presenciado esa clase de magia, me daba un miedo terrible y en parte, no creía en que ese tipo de cosas fuera real.No tenía mucha fe en que conseguiríamos algo con ese brebaje, pero me aferraba a esa idea porque los dos parecían creer. Cada que miraba a Teo, veía su fastidio, estaba enfadado conmigo porque tendría que tomar su lugar.—Tu enojo no tiene sentido. —dijo Ciro, cuando hubo recuperado su estado normal, ya casi estábamos listos para salir. Ellos me acompañarían hasta las afueras del castillo, donde comenzaría a escabullirme para buscar el lugar por donde pude pasar desapercibida la última vez.—Quería usar esta oportunidad. —soltó Teo, guardando una daga en su cinturón, si comenzaba algún pleito debía tener c
(Narra Seth)—Te estoy diciendo que tomes eso, lobo. —ordenaba el hombre encargado de custodiar la celda.La madrugada estaba llegando y no podía dormir, no lo tenía permitido hasta que tomara de esa jarra que ese sujeto insistía en que bebiera. Pero tenía un hedor pestilente, no iba a darle el gusto de humillarme así. Prefería morir de sed y ya, antes que contentarlo como si fuera un payaso.—Vamos, hazlo, tienes una sed terrible. ¿No me vas a decir que no quieres hidratar tu garganta? Cada día te bañan en agua helada y aún así, no puedes beber ni una gota. Su venganza personal lo hacía torturarme con más intensidad y saña, lo veía en sus ojos con cada palabra que me decía. Pero, para mi buena fortuna, Astor no mostraba signos de estar perdiendo el control enteramente, por lo menos respiraba como humano, su cara no había cambiado y no gruñía como sucedió antes.—Bebe tú si es tan bueno. —gruñí, me fastidiaba que no quisiera retirarse de mi celda, parecía no tener nada mejor que hace