(Narra Ciro)Pasar desapercibido por la ciudad con dos niños que me perseguían a sol y sombra no sería sencillo. Teo y Susan estaban allí con los ojos expectantes de que todo saliera bien y eso tampoco era una posibilidad muy fuerte. Necesitábamos conseguir bastantes cosas y el dinero no era suficiente, por lo que tuve que distraer a varios para poder conseguir las especias. Era un favor a largo plazo, si Astor se descontrolaba toda esta gente moriría. Era un precio justo a pagar por la supervivencia.—Compra algo para comer, no hemos almorzado todavía. —chilló Teo, al tiempo en el que clavaba sus pies en el suelo. Habíamos tenido que cubrirle la cara con algo de tierra y ponerle una capucha sobre sus ojos para que su identidad no fuera tan fácil de reconocer.Susan insistió.—Voy a desmayarme si no como nada, hemos pasado horas caminando… —Soltó ella, con una cara de fastidio que se podía ver a kilómetros.—¿Qué no ven que esto es costoso? Hemos caminado porque las especias no son ba
(Narra Susan)—No hay que demorarse más. —dije, al tiempo en que guardaba el frasco en uno de los bolsillos de mi pantalón.Ciro estaba de pie, todavía solemne, era extraño verlo así cuando era completamente diferente. Ese ritual significó mucho para él. Yo jamás había presenciado esa clase de magia, me daba un miedo terrible y en parte, no creía en que ese tipo de cosas fuera real.No tenía mucha fe en que conseguiríamos algo con ese brebaje, pero me aferraba a esa idea porque los dos parecían creer. Cada que miraba a Teo, veía su fastidio, estaba enfadado conmigo porque tendría que tomar su lugar.—Tu enojo no tiene sentido. —dijo Ciro, cuando hubo recuperado su estado normal, ya casi estábamos listos para salir. Ellos me acompañarían hasta las afueras del castillo, donde comenzaría a escabullirme para buscar el lugar por donde pude pasar desapercibida la última vez.—Quería usar esta oportunidad. —soltó Teo, guardando una daga en su cinturón, si comenzaba algún pleito debía tener c
(Narra Seth)—Te estoy diciendo que tomes eso, lobo. —ordenaba el hombre encargado de custodiar la celda.La madrugada estaba llegando y no podía dormir, no lo tenía permitido hasta que tomara de esa jarra que ese sujeto insistía en que bebiera. Pero tenía un hedor pestilente, no iba a darle el gusto de humillarme así. Prefería morir de sed y ya, antes que contentarlo como si fuera un payaso.—Vamos, hazlo, tienes una sed terrible. ¿No me vas a decir que no quieres hidratar tu garganta? Cada día te bañan en agua helada y aún así, no puedes beber ni una gota. Su venganza personal lo hacía torturarme con más intensidad y saña, lo veía en sus ojos con cada palabra que me decía. Pero, para mi buena fortuna, Astor no mostraba signos de estar perdiendo el control enteramente, por lo menos respiraba como humano, su cara no había cambiado y no gruñía como sucedió antes.—Bebe tú si es tan bueno. —gruñí, me fastidiaba que no quisiera retirarse de mi celda, parecía no tener nada mejor que hace
(Narra Susan)Terminé mi misión principal y no pude evitar dar un salto de victoria, extendiendo mis brazos para festejar. Era una tarea casi imposible y ya estaba hecha, no había mejor noticia. No podía esperar a ver las caras de Teo y Ciro cuando regresara con la entrega ya lista. Esto sería un paso más adelante para poder liberarlos al fin.Caminaba por el jardín cuando me percaté de que las hojas secas seguían allí, acumulándose y los arbustos seguían igual de crecidos. Miré hacia el castillo y vi a la mujer bajando por las escaleras, ella estaría esperando mi trabajo ya resuelto y si me pillaba sin hacer nada sería muy sospechoso. Todavía contaba con al menos una hora antes de que Ciro y Teo se preocuparan por mí y quisieran cometer la tontería de ir a buscarme.Me apresuré en amontonar las hojas con el rastrillo, con el mayor de los esfuerzos para que pareciera que había comenzado hacia mucho. Para mi fortuna, vi a la mujer platicando con uno de los hombres de la despensa del ca
(Narra Eva)Astor estaba más presente en mis pensamientos, el me reconocía, podía verlo con su forma humana tratando de llegar a mí. Cerré los ojos para encontrarlo.Caminé hacía el con los brazos abiertos dispuesta abrazarlo para que mi cuerpo y el suyo entraran en contacto directo. No podía hacerlo, parecía como si estuviera tan lejos y a medida que me acercara el espejismo se deformara frente a mis ojos.—Regresa. —le pedí, con los ojos bien abiertos, tratando de que fuera real.El no me miraba, era como si su mirada estuviera perdida en el vacío de ese trance.—Estoy aquí para verte. —dije, con la voz algo ronca por intentar gritar.Me acerqué todavía más, casi arrastrando los pies haciendo el mayor de los esfuerzos. Parecía como si llevara una mochila con piedras en mi espalda y eso hiciera que no pudiera caminar más rápido, mucho menos correr.Una imagen terrible se quedó adelante, naciendo para que pudiera verla. Reconocí el rostro y el cuerpo de Daren en el suelo. El estaba ag
(Narra Teo)Susan no regresaba y habían pasado más horas de las que prometió.—¿No crees que sea hora de empezar a buscarla? —pregunté, Ciro estaba muy serio.Esto no era lo planeado, el tiempo estimado ya se vencía. No me respondió nada, estaba inmerso en sus pensamientos.—Esperaremos media hora más, debería estar aquí. —declaró Ciro, señalando el sitio donde la habíamos visto por última vez. —Era un sitio muy peligroso… No debí dejar que fuera, tendría que haber marchado yo en su lugar.—Eso no sirve de nada. —dije. —En todo caso yo tendría que haber ido, tú eres muy grande y te verían en pocos minutos.Ciro asintió de mala gana. El sitio comenzó a estar más poblado de personas que pasaban ocasionalmente. Las miradas aterradas abundaban por allí y tenía que disimular para que nadie osara reconocer al hijo del príncipe. Confiaba en que nadie estuviera buscándome, mi padre no me tenía en tan alta estima como para ponerme antes que los festejos de su victoria.Un grupo de soldados sal
(Narra Susan)Gale estaba allí, maltrecho y en ese cuarto de limpieza. Eso significaba una única cosa, él había logrado escapar.—¿Cómo…? —empecé a preguntar.—Fue un golpe de suerte. —respondió él, suspirando de alivio, seguramente creyó que el que estaba abriendo la puerta era un enemigo. —¿Por qué estás aquí tú? —preguntó, desconcertado.—Vine a traer algo que fabricó Ciro, ha conseguido preparar una sustancia que contrarrestará los efectos de los somníferos. —dudé. —Bueno, al menos eso es lo que creemos.El abrió los ojos como platos, aquello debió sorprenderlo más de lo que pensé.—Entonces esta todo sincronizado. He destruido las últimas sustancias que iban a inyectarle a Astor, no conseguirán más fácilmente porque rompí todo lo que había en la botica. —decía él, señalando la puerta. —Por eso estoy aquí, tengo que esconderme hasta que esté recuperado.Comprendí sin dificultad lo que estaba sucediendo.—Aquí vendrán tarde o temprano, así como vine yo a buscar una cubeta. Debes bu
(Narra Gale)Los dos chicos me estaban observando con la armadura en el suelo, era mi puerta de escape de ese condenado castillo. No estaba seguro de que quisiera largarme corriendo y dejar en la prisión a Seth y a Astor.—No me marcharé. —declaré, después de meditarlo unos cuantos minutos.Pude ver como se enfadaban en el momento preciso.—¿Qué? ¿A qué te refieres? —preguntó Teo, gruñendo, ese chico no controlaba la rabia del lobo todavía, era un peligro andante.—No abandonaré a mi hermano y a Seth en la prisión.Esta vez, las expresiones de su rostro cambiaron, Teo estaba afligido.—Escúchenme, ustedes deben marcharse y esconderse en un sitio seguro. Deberán encomendarle a Ciro que los proteja porque es el que está más cerca. —dije, con un comienzo de sonrisa, estaba agradecido con ellos por su esfuerzo. —Si usaré esta armadura, pero no para marcharme. Necesitaré esconderme hasta la ejecución, allí actuaré.—¿Atacarás ese día? —preguntó Susan, con los ojos muy abiertos. —Pero si te