Brillo de plata

(Narra Eva)

Me coloqué la corona que Astor me regaló, como una señal que esperaba el pudiera sentir, era el obsequio que más amé de todos los que alguna vez me entregó. Era un hilo fuerte el que nos conectaba que me hacía sentir incluso cada vez que estaba alterándose.

Pero esa conexión me pasaba un costo alto. Había partes de la mente de Astor que estaban bloqueadas y cada que pasaba por una de ellas el oso parecía querer devorarme. Eran secretos, partes que no quería dejarme ver.

Eran intrigas profundas que rondaban su alma y lo atormentaban. Quería ayudarlo a sacarlas fuera y me lo impedía, custodiándolas con recelo y haciendo que me alejara. Por suerte podía dialogar aún, mi hombre oso seguía allí, aunque estuviera pendiendo de un hilo su consciencia

—Eva, debes descansar. —interrumpió Maya, que me despertaba de mi concentración cada una hora al menos para que no me volviera loca. Ella decía que estar tanto tiempo dormida me haría daño.

La estrategia del rey llegó con la mañana, a
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