Sus caricias me desconcertaban a cada paso que daba creía que me volvería loca, en un momento fugas me denudo completamente y me dejo abierta en la cama. —No te preocupes solo quiero ver en tus ojos cuanto puedes disfrutar.y con esas palabras subió hacia arriba de mi cuerpo besando todo a su paso mis orejas mis, mis labios, mi cuello hasta que por fin llego a mis senos donde se posiciono saboreando primero mi seno izquierdo luego el derecho. tenía la mente en blanco solo me concentraba en lo que me hacía sentir. Luego bajo hasta mi ombligo donde se detuvo un momento acariciando y diciendo unas palabras que no entendía luego bajo hasta mi fruta prohibida ordenando.—Ábrete más para mi bella. Hice lo que decía en automático, empezó a saborear mi vagina a chupar mi clítoris suave pero determinado. Mis gemidos resonaban por toda la habitación pero no me importaba quería más y más ash,ash, si sigue. Llegue pronto al orgasmo, pero él no se detuvo de una vez. Con voz roca dijo. —Ahora me v
Era un día soleado cuando Dimitrios y yo decidimos ir a un restaurante en la ciudad, un lugar tranquilo que me gustaba visitar cuando quería escapar de la rutina. Pero ese día, algo diferente iba a suceder. Mientras llegábamos, escuché un sonido familiar a lo lejos, una risa fuerte, una voz masculina llena de confianza. Cuando vi a quien estaba detrás de esa voz, mi corazón dio un pequeño brinco. Era mi hermano, Jairo.Jairo siempre había sido protector conmigo. A pesar de que éramos muy cercanos, él tenía esa actitud tan típica de los hombres dominicanos, un sentido de pertenencia sobre mi vida, como si fuera su deber velar por mí. Yo siempre me reía de él, pero en el fondo apreciaba su cariño, incluso si a veces era un poco exagerado.Él nos vio casi al instante y, sin dudarlo, se acercó hacia nosotros, con su usual sonrisa de confianza, como si nada pudiera intimidarlo. Me sentí algo incómoda por la situación, sabiendo que él no conocía todavía a Dimitrios de la forma en que yo lo
La noche había caído con todo su esplendor. La brisa cálida del Caribe acariciaba las calles iluminadas de la ciudad, y las luces del club de baile reflejaban colores vivos sobre el piso, creando un ambiente festivo y eléctrico. La música envolvía el lugar, el sonido de la bachata llenaba el aire, haciendo que todos se movieran al ritmo de la sensualidad que solo este género podía evocar.Amara estaba en su elemento. Aunque la situación se había tornado algo tensa por la presencia de Jairo y Dimitrios, había algo liberador en la música. La bachata, como siempre, la había hechizado. Ese ritmo cálido y envolvente la conectaba con sus raíces, con la tierra que la vio nacer. Y cuando Jairo la invitó a bailar, ella no dudó ni un segundo.Él la tomó por la cintura, guiándola con una destreza que solo un verdadero dominicano podía tener. Ella, con su vestido de seda negro que abrazaba su cuerpo como un suspiro, se sintió deslumbrante. El vestido, ligero y fluido, movía con gracia cada vez qu
La noche había comenzado a enfriarse, y el bullicio del club quedó atrás cuando Amara y Dimitrios salieron hacia el pequeño paseo marítimo. El sonido de las olas rompiendo suavemente contra la orilla les dio la bienvenida, mientras la brisa nocturna les acariciaba el rostro. Había algo mágico en este lugar, un espacio apartado del mundo, donde el ruido de la ciudad se desvanecía y solo quedaban ellos dos.Dimitrios había sugerido un paseo, y Amara, sin pensarlo mucho, aceptó. Algo en su presencia la hacía sentirse segura, aunque a veces sus sentimientos eran contradictorios. El ambiente tranquilo de la playa les daba una sensación de libertad, una oportunidad de escapar de las expectativas que los rodeaban. Aquí, en este lugar especial, parecían estar fuera del alcance de los demás.Amara caminaba junto a Dimitrios, sintiendo la arena fría bajo sus pies descalzos. La luz de la luna reflejaba sobre el agua, creando una atmósfera etérea, casi de ensueño. Mientras caminaban en silencio,
Amara despertó temprano, como de costumbre. El sonido del despertador la sacó del sueño profundo, y se estiró lentamente, preparándose para enfrentar un nuevo día en su vida de rutina. A pesar de lo que había sucedido en la playa, la noche de baile y el beso con Dimitrios, su vida seguía adelante. Tenía obligaciones, un trabajo que la mantenía ocupada, y la universidad que la demandaba más que nunca. La tesis estaba casi lista, y la presión por terminar su carrera la mantenía centrada en el futuro, en todo lo que aún quedaba por hacer.El hotel era su mundo habitual: las mañanas llenas de tareas, los turnos de camarera, los huéspedes que iban y venían, y su compañero de trabajo, Jairo, siempre dispuesto a hacerla reír. El lugar estaba en constante movimiento, pero a Amara le gustaba la rutina, la previsibilidad, aunque sabía que algo en su interior comenzaba a cambiar. Desde la noche en que bailó con Dimitrios, algo en su corazón latía de una manera diferente.Sin embargo, Dimitrios h
La puerta del hotel se cerró suavemente detrás de Amara, y el silencio del vestíbulo la envolvió. Sus pasos eran suaves, pero su corazón latía a un ritmo acelerado. Dimitrios había planeado todo con tanto detalle, cada movimiento cuidadosamente pensado, que ella no podía evitar sentirse nerviosa. Había estado esperando este momento durante días, pero ahora que finalmente estaba aquí, no sabía qué esperar. ¿Sería capaz de entregarse completamente a él?El hotel era lujoso, pero de una manera discreta. Las luces tenues, la decoración elegante, y el ambiente exclusivo creaban una atmósfera perfecta para lo que estaba por venir. El conserje la condujo a la suite, un lugar apartado, privado, donde solo ellos dos podrían estar. La habitación era grande, con ventanales que daban a un paisaje sereno. Una cama king size estaba en el centro, con sábanas blancas como la nieve, y una fragancia suave de flores llenaba el aire. La iluminación suave y cálida, las velas encendidas alrededor, daban un
Solo basto decir esas palabras para que el hombre que tenia frente a mi empezara a desnudarme, su mirada fija en mi como un leon que casa a su presa me encendia tenia que admitir que me sentia cada vez mas exitada queria disfrutar este momento como nunca. Era mi primera vez.Dimitrios quita mi lenceria poco a poco mientras va dejando besos por todo mi cuerpo, veo como se desnuda bajo mi atenta mirada, si tengo que admitir algo es que tiene un cuerpo espectacular. observo un tatuaje que tiene en su hombro izquierdo. Un lobo grande que le da un aspecto mas peligroso y actractivo a su cuerpo.—Te gusta la vision que tienes de mi bella, rompe el silencio en lo que yo solo asiento con la cabeza cuando va a retirar su ropa interior le agarro las manos y lo siento en la cama, me subo ahorcajadas sobre el y lo beso y beso, tan bien quiero probar su piel. me fasina este hombre tan imponente y guapo.le quito su ropa interior y por mi lengua por instinto propio quiere saborear esa gota clara q
El sonido del teléfono despertó a Amara a la mañana siguiente, en una habitación que aún conservaba la esencia del encuentro de la noche anterior. Las sábanas blancas estaban desordenadas, y en el aire aún flotaba el perfume de las velas y el suave murmullo de la música que había acompañado sus momentos más íntimos. Se estiró y se acomodó en la cama, aún sintiendo la calidez de Dimitrios a su lado, pero al mirar a su alrededor, algo en su interior le decía que las cosas no serían iguales a partir de ese momento.La voz de Dimitrios aún resonaba en su mente: “Este es nuestro momento, Amara. No hay vuelta atrás.” Pero la tranquilidad que sentía en su corazón comenzó a desvanecerse cuando vio la pantalla de su teléfono. Era un mensaje de Dimitrios."Amara, tengo malas noticias. Algo inesperado ha surgido en Grecia, y debo irme de inmediato. Hay una situación urgente con el negocio de la familia. No puedo esperar más tiempo. Lo siento profundamente, pero necesito irme cuanto antes. Te lla