La brisa del mar sigue acariciando suavemente la piel de Amara, mientras Dimitrios la sostiene cerca de él, sin querer soltarla. La gente alrededor de ellos celebra la propuesta, pero la atención de Amara y Dimitrios está centrada el uno en el otro. Es como si el mundo entero hubiera desaparecido y solo quedaran ellos, rodeados de las aguas cálidas y la luna que se refleja en el mar.Mientras todos disfrutan de la alegría compartida, Dimitrios y Amara se alejan un poco del bullicio. Él la mira con una intensidad que solo aquellos que se aman profundamente pueden entender.—Amara… nunca imaginé que este momento llegaría. —La voz de Dimitrios suena suave pero cargada de emoción—. El amor que siento por ti es algo que no puedo describir con palabras. Pero esta noche… quiero mostrarte cuánto te amo, más allá de todo.Amara se siente envuelta en sus palabras, como si estuviera flotando entre sus brazos. No puede evitar sonrojarse, aunque la pasión en el aire es palpable, como si el univers
Dimitrios se recostó en la cama, su cuerpo aún caliente de la pasión compartida con Amara. La luna iluminaba débilmente la habitación, creando sombras que jugaban sobre las paredes, pero su mente no podía calmarse, seguía vibrando con cada pensamiento relacionado con ella.Amara. Una mujer que había entrado en su vida de una manera que jamás imaginó. Y ahora, acostado junto a ella, con su cuerpo aún cerca, podía sentir cómo su presencia lo consumía por completo.En la oscuridad, él observó su rostro mientras ella dormía, completamente relajada después de la tormenta de pasión que acababan de compartir. Sus pensamientos eran una mezcla de admiración, deseo y una sensación de posesión que no podía quitarse de encima.Amara no era como las demás mujeres con las que había estado. Ella no solo era hermosa, era una fuerza de la naturaleza, una mujer que sabía lo que quería, que no tenía miedo de tomar lo que deseaba, y en la cama… era pura dinamita. Cada beso, cada movimiento suyo le record
La noche se había vestido de gala, y Amara lo sabía. El elegante vestido rojo que había elegido para la ocasión caía perfectamente sobre su figura, abrazando cada curva con sutileza. Sus labios, igualmente rojos como el vestido, brillaban con el color vibrante que solo el rojo puede aportar, dándole un aire de sofisticación que rara vez había experimentado. Había decidido planchar su cabello esa noche, dejándolo caer lacio y brillante sobre sus hombros, lo que la hacía parecer aún más elegante y segura de sí misma.Dimitrios no podía dejar de mirarla. Era una visión que lo dejaba sin palabras, y a pesar de lo mucho que la deseaba, no podía evitar sentir un toque de posesividad. El color rojo, el cabello lacio, y la manera en que su cuerpo se movía con confianza, todo eso lo hacía querer mantenerla cerca, lejos de las miradas curiosas. El labial rojo parecía decirle que no quería que ella saliera, que preferiría tenerla en casa, sólo para él.Pero su madre no iba a permitir que eso suc
Capítulo 56: Conversaciones de AmigasAmara y Lia se habían reunido en el amplio balcón del apartamento de Dimitrios, disfrutando de la brisa suave de la tarde y de un par de copas de vino. Había algo reconfortante en el ambiente; aunque ambas eran muy diferentes, su conexión crecía cada día más."¿Entonces? ¿Qué pasó con Andrea en la fiesta?" preguntó Amara, con una sonrisa traviesa mientras giraba su copa de vino. "Noté que no se apartaba de ti, y tú tampoco parecías molesta."Lia dejó escapar una pequeña risa, entrecerrando los ojos como si intentara recordar algún detalle insignificante. "Andrea... Es difícil de describir. Tiene algo especial, pero no sé si tomarlo en serio o si solo está jugando conmigo."Amara arqueó una ceja, divertida. "¿Andrea? ¿Jugando? No creo que sea su estilo. Si algo he notado, es que cuando ese hombre pone sus ojos en algo, va en serio. ¿Acaso no lo viste cuando hablaba contigo? Ni siquiera miraba alrededor, solo a ti."Lia suspiró, jugueteando con la c
Capítulo 57: Un Momento RobadoLa oficina de Dimitrios era un lugar de orden y elegancia, un reflejo perfecto de su personalidad. Amara había decidido visitarlo sin previo aviso, llevando consigo unos documentos que necesitaban su aprobación. Vestía una falda lápiz negra y una blusa blanca ajustada, profesional pero irresistiblemente atractiva.Cuando llegó, Dimitrios estaba de pie junto a la enorme ventana de cristal que daba vista a la ciudad. Al verla entrar, sus labios se curvaron en una sonrisa que sólo le dedicaba a ella.—Señor Kallistratos, traje esto para que lo revise —bromeó Amara, dejando los documentos sobre su escritorio.Él se acercó, su mirada fija en ella, como si no hubiese nadie más en el mundo. —¿Vienes a hablar de trabajo o simplemente a tentar mi autocontrol?Amara rió suavemente, pero antes de que pudiera responder, Dimitrios la tomó de la cintura y la atrajo hacia él. —Te he extrañado, —confesó con voz grave mientras su mano recorría la curva de su espalda.—No
Era una tarde tranquila en la oficina de Dimitrios. Amara estaba revisando algunos documentos en la sala de reuniones, mientras Dimitrios estaba en su despacho. Todo parecía rutinario hasta que una voz femenina, elegante y segura, resonó en el pasillo.—Dimitrios, querido, ¡por fin te encuentro!Amara levantó la vista al escuchar la risa cristalina de la mujer. Antes de que pudiera reaccionar, la puerta se abrió, y una mujer alta, de cabello castaño brillante y perfectamente arreglada, entró al despacho sin llamar.—¡Irina! —exclamó Dimitrios, sorprendido pero con una sonrisa en el rostro.Amara dejó los documentos a un lado y se acercó al despacho, intrigada. Desde el umbral de la puerta, vio cómo Dimitrios abrazaba a la mujer con familiaridad. Irina llevaba un vestido ajustado de diseñador, unas sandalias elegantes y un maquillaje impecable que destacaba sus rasgos delicados.—¿Qué haces aquí? Pensé que estabas en París —preguntó Dimitrios, mientras se separaban del abrazo.—Volví h
Capítulo 59: Rendirse al DeseoEsa noche, mientras el cielo de Grecia se teñía de un azul profundo salpicado de estrellas, Amara se encontraba en la terraza del apartamento de Dimitrios. La brisa cálida acariciaba su piel, y el sonido de las olas rompiendo a lo lejos era casi hipnótico. Dimitrios estaba dentro, en la sala, leyendo algunos documentos del trabajo, pero Amara sabía que su mente no estaba realmente ahí. Ella lo había sentido inquieto todo el día, quizás porque aún intentaba borrar cualquier rastro de inseguridad que Irina pudiera haber dejado.Amara respiró hondo, dejando que el aire salado llenara sus pulmones. Había pasado tanto tiempo desde que dudaba, desde que su corazón y su mente peleaban entre el miedo y el deseo. Pero ahora, con Dimitrios, sentía que había encontrado un lugar donde podía ser completamente ella, sin máscaras ni pretensiones. Y esa confianza que había crecido entre ellos la impulsó a tomar una decisión.Volvió a entrar en el apartamento. Dimitrios
Capítulo 61: Lobo al AcechoEspaña los recibió con un clima cálido y un cielo despejado. Las calles de Madrid bullían de vida, y aunque el viaje era por negocios, Dimitrios había planeado que también tuvieran algo de tiempo para disfrutar juntos. Sin embargo, desde que llegaron, Amara no se había sentido del todo bien.—Debe ser el cambio de clima o algo que comí —decía ella con una sonrisa, minimizando su malestar.Dimitrios no estaba convencido, pero decidió no presionarla. A pesar de que Amara trataba de mantener su energía alta, él notaba cómo su rostro se veía más pálido y su caminar más lento. Para la noche, cuando se dirigían a la cena de negocios con socios importantes, ella estaba visiblemente cansada, aunque seguía luciendo espectacular. Había elegido un vestido negro ceñido, sencillo pero elegante, que destacaba su figura y hacía que Dimitrios tuviera que contenerse para no quedarse observándola como un adolescente enamorado.La cena transcurrió en un restaurante exclusivo,