Capítulo 62: Un Día de Cuidado y ConfesionesEl sol apenas comenzaba a filtrarse por las cortinas cuando Dimitrios se levantó con cuidado, procurando no despertar a Amara, que aún dormía profundamente. Su rostro se veía más tranquilo, pero no podía evitar preocuparse por su malestar del día anterior. Decidió que lo mejor sería sorprenderla con un desayuno reconfortante antes de irse a su reunión.Con movimientos ágiles, preparó un desayuno sencillo pero nutritivo: tostadas, huevos revueltos con hierbas, un poco de fruta fresca y un té de jengibre para aliviar cualquier malestar estomacal que pudiera persistir. Junto al plato, dejó un vaso de agua y unas pastillas para el dolor, por si las necesitaba. Antes de salir, se inclinó sobre ella, besó suavemente su frente y susurró:—Descansa, mi amor. Regresaré pronto.Horas más tarde, Dimitrios salió de su reunión con la mente dividida. Aunque había sido un encuentro productivo, no podía dejar de pensar en cómo estaría Amara. Apenas terminó
Capítulo 64: Una Declaración IntensaUna semana después de regresar a Grecia, Amara se encontraba preparada para una de las presentaciones más importantes de su carrera. Había pasado días investigando y afinando detalles sobre un proyecto de expansión en Hong Kong que había identificado para la empresa de Dimitrios. Aquella mañana, vestida con un traje sastre beige ajustado que resaltaba sus curvas y con su cabello recogido en un moño elegante, Amara emanaba profesionalismo y confianza.Dimitrios, sentado al frente de la sala de conferencias junto a los socios más importantes de la empresa, no podía apartar la mirada de ella. Mientras Amara explicaba las estrategias, el análisis del mercado y las proyecciones financieras del proyecto, los ojos azules de Dimitrios permanecían clavados en los de ella, llenos de admiración y deseo.Cada vez que sus miradas se encontraban, Amara sentía que el corazón le daba un vuelco. Las miradas de Dimitrios no eran casuales; eran intensas, como si quis
Punto de Vista de Dimitrios: El Fuego que Es AmaraSentado frente a Amara en el restaurante, Dimitrios no podía evitar que sus pensamientos divagaran mientras ella hablaba con entusiasmo sobre el éxito de su presentación. Ella estaba radiante, como siempre, pero había algo especial en esa noche. Llevaba un vestido negro elegante que abrazaba cada curva de su cuerpo, y su cabello rizado caía con gracia sobre sus hombros. El leve brillo en sus labios y la confianza en sus ojos eran suficiente para dejarlo completamente hipnotizado.Mi negra es un fuego arrollador, pensó mientras sostenía su copa de vino y la miraba con adoración. Amara no era solo hermosa; era intensa, desafiante, y completamente distinta a cualquier mujer que hubiera conocido. Había algo en su esencia, en esa mezcla de dulzura y carácter, que lo tenía obsesionado desde el día que la vio por primera vez.La recordaba claramente aquella noche en el bar del hotel en República Dominicana. Ella vestía una camisa blanca ajus
Capítulo: Conversación PendienteAmara se encontraba en la sala del apartamento que compartía con Dimitrios, organizando algunos papeles de trabajo cuando algo llamó su atención. En una revista que estaba sobre la mesa, había una sección sobre la maternidad, con una hermosa imagen de una mujer embarazada riendo junto a su pareja. El tema de los hijos había rondado en su cabeza últimamente, especialmente porque ya habían pasado dos años desde que llegó a Grecia, y aunque su relación con Dimitrios era sólida, nunca habían hablado del futuro en ese aspecto.Cuando Dimitrios entró al apartamento después de un largo día en la empresa, Amara decidió abordar el tema.—Dimitrios, ¿puedo preguntarte algo? —dijo mientras se sentaba junto a él en el sofá.Él levantó la vista de su móvil, dejando de lado el dispositivo al notar la seriedad en su tono.—Claro, mi amor, dime.Amara jugó con los dedos, buscando las palabras adecuadas.—Hemos hablado de muchas cosas, de nuestro trabajo, de viajar, de
Capítulo: El Sueño de AmaraAmara se encontraba en la cocina de su futuro restaurante, observando con orgullo cada detalle. Era pequeño, íntimo, pero cargado de autenticidad. Había invertido todo su corazón, su tiempo y sus ahorros en este proyecto. Desde la decoración hasta los ingredientes, todo tenía un toque dominicano. Lia estaba con ella, colocando algunos adornos coloridos en las mesas.—Esto va a ser un éxito, Amara. La gente no sabe lo que se está perdiendo con la comida dominicana —dijo Lia con una sonrisa, admirando el resultado del esfuerzo de ambas.Amara suspiró con emoción, pero también con un poco de nervios.—Espero que sí, Lia. Pero lo que me preocupa es cómo Dimitrios lo tomará. No quería ocultárselo, pero... quería demostrarme a mí misma que podía hacerlo sola.—Entenderá, Amara. Él te ama. Además, esto no es sobre alejarte de él, es sobre cumplir un sueño tuyo —respondió Lia con convicción.Amara sonrió agradecida, pero sabía que tendría que enfrentar la situación
Capítulo: La Gran InauguraciónEl restaurante estaba impecable. Cada detalle hablaba de la esencia dominicana que Amara tanto amaba: los colores vibrantes, la música suave de fondo que mezclaba merengue y bachata, y el aroma de platos tradicionales que llenaban el aire. Era el resultado de meses de esfuerzo y dedicación, y esa noche todo finalmente cobraría vida.Amara bajó las escaleras de su apartamento, luciendo un vestido de seda rojo que acariciaba cada curva de su cuerpo. Los tacones plateados resaltaban su elegancia, y su cabello alisado caía liso y brillante sobre sus hombros, dándole un aire sofisticado. Cuando Dimitrios la vio, sus ojos azules se fijaron en ella con una intensidad que la hizo sonrojar.—Eres la mujer más hermosa que he visto en mi vida, Amara —dijo Dimitrios con voz ronca, acercándose para tomar su mano y besarla suavemente.—Gracias, mi amor. Tú tampoco luces nada mal —respondió Amara con una sonrisa traviesa mientras recorría con la mirada el traje perfect
La cafetería de enfrente a la empresa solía ser un refugio tranquilo para Amara. Ese día, había decidido tomarse un respiro después de una intensa mañana de trabajo. El aroma a café recién hecho llenaba el aire mientras esperaba en la barra su pedido. Sin embargo, su tranquilidad se vio interrumpida cuando una figura familiar apareció en la entrada.Leonidas, con su habitual sonrisa arrogante, caminó hacia ella como si fuera el dueño del lugar. Amara lo notó inmediatamente, su cuerpo tensándose al instante. Aunque no había tenido contacto con él desde su último intento de acercarse a ella, había aprendido a mantenerse firme en su presencia.—Amara, qué coincidencia encontrarte aquí —dijo Leonidas, colocándose demasiado cerca de ella para su gusto.—No es coincidencia, Leonidas. Esta cafetería está frente a la empresa, no es difícil imaginar que me encontrarías aquí —respondió Amara con frialdad, retrocediendo un paso.Él soltó una risa seca, ignorando por completo su actitud defensiva
La tarde había caído en Atenas, y la oficina de Dimitrios estaba impregnada de una tensión palpable cuando Leonidas irrumpió sin previo aviso. Dimitrios, quien estaba revisando unos informes junto a su equipo, alzó la mirada con calma, pero sus ojos azules fulminaron al intruso como cuchillos afilados.—¿Qué haces aquí, Leonidas? —preguntó Dimitrios con una voz baja pero cargada de autoridad.Leonidas cerró la puerta tras de sí y se acercó con una actitud relajada, aunque sus palabras mostraban el veneno que traía consigo.—Necesitamos hablar, Dimitrios. Hombre a hombre.—¿Hablar? No creo que tengamos nada que discutir. —Dimitrios dejó los documentos a un lado, entrelazó los dedos sobre el escritorio y lo miró fijamente.Leonidas sonrió con burla, se acomodó en una de las sillas frente al escritorio y cruzó las piernas.—Oh, creo que sí. Sobre Amara.El simple hecho de escuchar su nombre de los labios de Leonidas hizo que la mandíbula de Dimitrios se tensara, pero su postura seguía tr