Amara ya estaba comenzando a acostumbrarse a su nueva vida en Grecia. Su rutina en la empresa de Dimitrios se estaba asentando poco a poco, y se sentía más cómoda en su entorno. La oficina estaba llena de retos, pero también de oportunidades. Dimitrios, siempre cercano, la ayudaba a adaptarse y se aseguraba de que todo fuera fluido, desde las reuniones hasta los proyectos importantes. Pero todo lo que parecía perfecto comenzó a verse empañado por una presencia que no podía evitar.Leonidas.Desde su llegada a Grecia, Leonidas no había dejado de hacerle sentir su mirada, su presencia inquietante y su insistencia. En las primeras semanas, Amara había intentado ser cordial con él, sabiendo que estaba en el círculo cercano de Dimitrios, pero pronto las palabras comenzaron a rozar la línea de lo aceptable.Una tarde, mientras Amara trabajaba en su escritorio, con su mente completamente centrada en un informe importante, Leonidas se acercó. Su sombra oscureció su espacio y, al levantar la v
Han pasado ya un año y medio desde que Amara y Dimitrios comenzaron su relación, y a lo largo de ese tiempo, su conexión no solo ha crecido, sino que ha superado todas las expectativas. Han compartido momentos llenos de pasión, desafíos y risas. Amara, desde que llegó a Grecia, ha encontrado no solo una nueva vida, sino también un amor que la ha hecho sentir más completa que nunca.Dimitrios, por su parte, sabe que está listo para dar el siguiente paso con ella. Ha pasado suficiente tiempo para estar seguro de que lo que siente por Amara es verdadero. No es solo una relación basada en la química y la atracción, sino en una profunda conexión emocional y espiritual. Ahora, quiere comprometerse con ella, llevar su relación a un nivel más serio y demostrarle que no hay vuelta atrás. Está decidido a pedirle matrimonio, pero quiere hacerlo de una manera única, en el hermoso entorno que Grecia le ofrece.Para Dimitrios, el lugar perfecto para hacer la propuesta es el mar cálido de Grecia, do
La brisa del mar sigue acariciando suavemente la piel de Amara, mientras Dimitrios la sostiene cerca de él, sin querer soltarla. La gente alrededor de ellos celebra la propuesta, pero la atención de Amara y Dimitrios está centrada el uno en el otro. Es como si el mundo entero hubiera desaparecido y solo quedaran ellos, rodeados de las aguas cálidas y la luna que se refleja en el mar.Mientras todos disfrutan de la alegría compartida, Dimitrios y Amara se alejan un poco del bullicio. Él la mira con una intensidad que solo aquellos que se aman profundamente pueden entender.—Amara… nunca imaginé que este momento llegaría. —La voz de Dimitrios suena suave pero cargada de emoción—. El amor que siento por ti es algo que no puedo describir con palabras. Pero esta noche… quiero mostrarte cuánto te amo, más allá de todo.Amara se siente envuelta en sus palabras, como si estuviera flotando entre sus brazos. No puede evitar sonrojarse, aunque la pasión en el aire es palpable, como si el univers
Dimitrios se recostó en la cama, su cuerpo aún caliente de la pasión compartida con Amara. La luna iluminaba débilmente la habitación, creando sombras que jugaban sobre las paredes, pero su mente no podía calmarse, seguía vibrando con cada pensamiento relacionado con ella.Amara. Una mujer que había entrado en su vida de una manera que jamás imaginó. Y ahora, acostado junto a ella, con su cuerpo aún cerca, podía sentir cómo su presencia lo consumía por completo.En la oscuridad, él observó su rostro mientras ella dormía, completamente relajada después de la tormenta de pasión que acababan de compartir. Sus pensamientos eran una mezcla de admiración, deseo y una sensación de posesión que no podía quitarse de encima.Amara no era como las demás mujeres con las que había estado. Ella no solo era hermosa, era una fuerza de la naturaleza, una mujer que sabía lo que quería, que no tenía miedo de tomar lo que deseaba, y en la cama… era pura dinamita. Cada beso, cada movimiento suyo le record
La noche se había vestido de gala, y Amara lo sabía. El elegante vestido rojo que había elegido para la ocasión caía perfectamente sobre su figura, abrazando cada curva con sutileza. Sus labios, igualmente rojos como el vestido, brillaban con el color vibrante que solo el rojo puede aportar, dándole un aire de sofisticación que rara vez había experimentado. Había decidido planchar su cabello esa noche, dejándolo caer lacio y brillante sobre sus hombros, lo que la hacía parecer aún más elegante y segura de sí misma.Dimitrios no podía dejar de mirarla. Era una visión que lo dejaba sin palabras, y a pesar de lo mucho que la deseaba, no podía evitar sentir un toque de posesividad. El color rojo, el cabello lacio, y la manera en que su cuerpo se movía con confianza, todo eso lo hacía querer mantenerla cerca, lejos de las miradas curiosas. El labial rojo parecía decirle que no quería que ella saliera, que preferiría tenerla en casa, sólo para él.Pero su madre no iba a permitir que eso suc
Capítulo 56: Conversaciones de AmigasAmara y Lia se habían reunido en el amplio balcón del apartamento de Dimitrios, disfrutando de la brisa suave de la tarde y de un par de copas de vino. Había algo reconfortante en el ambiente; aunque ambas eran muy diferentes, su conexión crecía cada día más."¿Entonces? ¿Qué pasó con Andrea en la fiesta?" preguntó Amara, con una sonrisa traviesa mientras giraba su copa de vino. "Noté que no se apartaba de ti, y tú tampoco parecías molesta."Lia dejó escapar una pequeña risa, entrecerrando los ojos como si intentara recordar algún detalle insignificante. "Andrea... Es difícil de describir. Tiene algo especial, pero no sé si tomarlo en serio o si solo está jugando conmigo."Amara arqueó una ceja, divertida. "¿Andrea? ¿Jugando? No creo que sea su estilo. Si algo he notado, es que cuando ese hombre pone sus ojos en algo, va en serio. ¿Acaso no lo viste cuando hablaba contigo? Ni siquiera miraba alrededor, solo a ti."Lia suspiró, jugueteando con la c
Capítulo 57: Un Momento RobadoLa oficina de Dimitrios era un lugar de orden y elegancia, un reflejo perfecto de su personalidad. Amara había decidido visitarlo sin previo aviso, llevando consigo unos documentos que necesitaban su aprobación. Vestía una falda lápiz negra y una blusa blanca ajustada, profesional pero irresistiblemente atractiva.Cuando llegó, Dimitrios estaba de pie junto a la enorme ventana de cristal que daba vista a la ciudad. Al verla entrar, sus labios se curvaron en una sonrisa que sólo le dedicaba a ella.—Señor Kallistratos, traje esto para que lo revise —bromeó Amara, dejando los documentos sobre su escritorio.Él se acercó, su mirada fija en ella, como si no hubiese nadie más en el mundo. —¿Vienes a hablar de trabajo o simplemente a tentar mi autocontrol?Amara rió suavemente, pero antes de que pudiera responder, Dimitrios la tomó de la cintura y la atrajo hacia él. —Te he extrañado, —confesó con voz grave mientras su mano recorría la curva de su espalda.—No
Era una tarde tranquila en la oficina de Dimitrios. Amara estaba revisando algunos documentos en la sala de reuniones, mientras Dimitrios estaba en su despacho. Todo parecía rutinario hasta que una voz femenina, elegante y segura, resonó en el pasillo.—Dimitrios, querido, ¡por fin te encuentro!Amara levantó la vista al escuchar la risa cristalina de la mujer. Antes de que pudiera reaccionar, la puerta se abrió, y una mujer alta, de cabello castaño brillante y perfectamente arreglada, entró al despacho sin llamar.—¡Irina! —exclamó Dimitrios, sorprendido pero con una sonrisa en el rostro.Amara dejó los documentos a un lado y se acercó al despacho, intrigada. Desde el umbral de la puerta, vio cómo Dimitrios abrazaba a la mujer con familiaridad. Irina llevaba un vestido ajustado de diseñador, unas sandalias elegantes y un maquillaje impecable que destacaba sus rasgos delicados.—¿Qué haces aquí? Pensé que estabas en París —preguntó Dimitrios, mientras se separaban del abrazo.—Volví h