Axara se sentó con la agenda de Carmen abierta sobre sus piernas, recorriendo con los ojos las páginas repletas de información minuciosa recopilada a lo largo de los años. Entre esas notas, descubrió nombres de restaurantes y hospedajes de lujo, todos cuidadosamente destacados con marcador amarillo, probablemente los favoritos del señor Van Der Wijk. Tras tomar aire, eligió uno que le parecía apropiado para la ocasión y marcó el número con decisión. El tono del teléfono resonó en su oído por unos segundos antes de que una voz masculina, cálida y profesional, la interrumpiera. -Recepción del Hotel Faraón, ¿en qué puedo ayudarle? Axara frunció el ceño, apartando ligeramente el teléfono para comprobar el número. Pensó que tal vez se había equivocado. -Lo siento, estaba llamando a un restaurante, pero creo que marqué mal -respondió con una leve disculpa en su tono. -No, señorita, está en el lugar correcto. Este es el Hotel Faraón, pero contamos con un restaurante. Dígame, ¿qué necesi
Axara tragó saliva, recomponiéndose rápidamente.-Estaba planificando la fiesta de cumpleaños de su hijo -respondió mientras avanzaba hacia su escritorio y se dejaba caer en la silla giratoria con cuidado, aunque su nerviosismo no pasó desapercibido.La reacción de Cael fue inmediata. Giró en su asiento y la miró con una mezcla de incredulidad y molestia.-¿Quién te dijo que es mi hijo? -espetó, su tono frío, casi mordaz.La dureza de sus palabras la tomó desprevenida. Parpadeó varias veces antes de responder, sintiendo cómo su confianza tambaleaba.-Su esposa me lo dijo -admitió en voz baja, sintiendo que tal vez había cometido un error al creerle.La furia cruzó el rostro de Cael en un instante, y golpeó la mesa con el puño, haciendo que Axara diera un pequeño brinco en su asiento.-Está claro que esa maldita arpía no sabe mantener la boca cerrada -gruñó entre dientes, su mandíbula tensa mientras se ponía de pie de manera abrupta.Axara, aunque intimidada, intentó mantener la compos
Axara frunció el ceño, aún más intrigada por la respuesta vaga pero significativa. Damon volvió a centrar toda su atención en el camino, dejando en claro que no añadiría nada más. El ambiente en el coche quedó impregnado de tensión y misterio. Mientras las calles se sucedían a través de la ventana, Axara no podía evitar preguntarse qué encontraría al llegar. ¿Qué clase de niño era Gael? ¿Y qué tan complicada sería la vida de Cael para mantener a su hijo en un lugar tan especial y reservado? Las piezas del rompecabezas se acumulaban, pero ninguna encajaba todavía. Sin embargo, algo le decía que este trabajo sería mucho más que simples reservas de restaurantes o agendas llenas de contactos importantes. Axara limpió el sudor de sus manos sobre la falda, un gesto que delataba su creciente ansiedad. Las palmas le temblaban de forma incontrolable y un dolor punzante en el estómago comenzaba a reclamar su atención. No podía negar la presión que sentía al encontrarse en esa situación; ¿en
Finalmente, tras unos minutos de tensa espera, la puerta del restaurante se abrió, y la figura de Axara apareció acompañada de Gael. El niño, tomado de la mano de Axara, saltaba de un lado a otro con una sonrisa que iluminaba toda la sala. Su entusiasmo era contagioso, y en cuanto los niños invitados lo vieron, corrieron hacia él con gritos de alegría. Axara, con una expresión de alivio y cansancio mezclados, soltó suavemente la mano del pequeño, dejándolo libre para recibir los abrazos y felicitaciones de sus amigos. Mientras los niños rodeaban a Gael, Axara levantó la mirada y buscó al señor Van Der Wijk. Lo encontró de pie junto a Laura, quien mantenía una expresión de fastidio. Decidida, caminó hacia ellos, manteniendo la cabeza en alto a pesar de las punzadas de nerviosismo que sentía en el pecho. -Espero que esto haya sido lo que pidió -dijo Axara al llegar, con un tono firme pero respetuoso, sin querer mostrar inseguridad frente a él. Cael la miró con su habitual falta de ca
Axara llegó a su departamento arrastrando los pies, como si el peso del día aún estuviera sobre sus hombros. Apenas cruzó el umbral, se quitó los zapatos con un movimiento torpe y dejó que quedaran tirados cerca de la entrada. Cerró la puerta con el pie derecho, soltando un suspiro que resonó en el pequeño espacio. Caminó hacia el sofá y se dejó caer como si su cuerpo ya no pudiera sostenerla.-Dios, esto ha sido un martirio... -murmuró para sí misma, cubriéndose el rostro con las manos mientras emitía un suspiro largo y profundo.El cansancio la consumía. Sus pies latían de dolor, sus piernas parecían de plomo, y su cabeza daba vueltas. Nunca había vivido un día tan largo ni emocionalmente tan complicado. Pensó en las personas que rodeaban al señor Van Der Wijk. Todos parecían fríos, calculadores y vacíos. Personas que ocultaban sus emociones tras fachadas impecables, excepto Gael, ese pequeño angelito que irradiaba luz en medio de tanta oscuridad.-Ese niño no tiene la culpa de la f
Axara golpeó el colchón con los puños por tercera vez en la noche, frustrada hasta el borde de las lágrimas. La pequeña lámpara de su mesita proyectaba sombras suaves en las paredes, pero ni siquiera la tenue luz lograba calmar la tormenta que tenía en su interior. Miró el reloj una vez más: las dos de la madrugada. Dos malditas horas intentando dormir, y su cuerpo simplemente no cooperaba.-¡Qué frustración! -gritó, aunque lo hizo con la voz baja, apenas un murmullo fuerte para no alertar a sus vecinos.Se dejó caer de espaldas contra el colchón, cubriéndose el rostro con las manos. Los pensamientos no paraban de arremolinarse en su mente. ¿Por qué demonios había aceptado ese trabajo? ¿Por qué no había seguido con su vida tranquila, incluso si eso significaba días monótonos?-¡Estúpida, estúpida Axara! -murmuró, dándose un golpe en la frente con la palma de la mano-. ¿Qué te pasa? ¿Por qué te metiste en esta locura?Las palabras resonaban en su pequeño apartamento como un eco de repr
La reacción de Cael fue tan intensa como obvia. Se puso de pie abruptamente, con los músculos tensos y la mandíbula apretada. Axara pudo ver el esfuerzo que hacía para contenerse, pero antes de que pudiera decir algo, la transmisión se cortó de forma abrupta.-¡No puede ser! -exclamó, tirándose hacia atrás en el sofá, todavía procesando lo que acababa de escuchar.Se llevó una mano a la frente, tratando de conectar las piezas del rompecabezas. ¿El señor Van Der Wijk estuvo casado? ¿Con la hija de su peor enemigo? Axara no podía creerlo. Ahora entendía por qué siempre había un aire de misterio y tensión alrededor de él.El silencio volvió a llenar su sala, pero esta vez estaba cargado de preguntas sin respuesta. Axara apagó la televisión, incapaz de concentrarse en nada más, y se quedó sentada en el sofá con la mirada perdida.-Este hombre... es un misterio tras otro -murmuró, sin saber si debía sentirse intrigada o preocupada.Axara sabía que estaba entrando en un terreno peligroso, p
Axara estaba completamente sumida en un sueño profundo, uno que parecía durar una eternidad. Sus párpados estaban sellados con pesadez, como si el propio universo hubiera conspirado para dejarla en un estado de desconexión, fuera de la realidad. Era como si estuviera flotando en un espacio lejano, donde el tiempo no existía, donde las preocupaciones, los problemas, las decisiones de la vida diaria, no podían alcanzarla.No quería despertar, no quería enfrentarse a lo que el día le deparaba. ¿Qué podría hacer? ¿Cómo podría atravesar otra jornada de miradas afiladas, comentarios sarcásticos y expectativas insoportables? El sonido de la ciudad a través de la ventana parecía lejano, casi inexistente.Pero de repente, como un golpe frío que rompió la tranquilidad de su mente, la voz de Cael Van Der Wijk irrumpió en la calma, y Axara no pudo evitar estremecerse.- Señorita Milano.Era esa voz profunda, grave y autoritaria, la que no permitía dudas ni contradicciones.Axara abrió los ojos de