44 Solo un negocio

Lorenna se había quedado dormida en el apartamento y se despertó después de la medianoche; oyó música de puedo que provenía de la sala, entonces se sentó en la cama, se miró así misma, su cuerpo aún estaba desnudo.

Buscó en la cómoda y sacó de allí una bata de seda de las que solo se sujeta con un cinturón.

Después salió a la sala, allí encontró a Fabrizio sentado en el sofá fumando un cigarro y oyendo música clásica de piano.

Él se quedó mirándola fijamente a los ojos sin moverse de donde estaba. Tenía el rostro serio, pero sin dureza en su expresión, solo estaba concentrado en la música.

Ella también se quedó mirándolo, luego decidió acercarse, dio algunos pasos y se paró frente a él, lo miró fijamente, se sentía su dueña, como la loba compañera del alfa, segura de sus sentimientos.

Fabrizio entendió lo que había en su mirada, entre ellos nació un nuevo lenguaje que se expresaba a través de sus ojos.

Fabrizio tenía la camisa a medio abotonar. Lorenna de forma sensual se sentó sobr
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