Fabrizio regresó al jardín, agarró una copa de vino, bebió un gran sorbo. Lorenna ya se había marchado, seguir allí ya no tenía sentido. Fue a donde se encontraba Ramses.—Lorenna se marchó.—En serio.—Si, iré a avisarle a los demás y nos largamos de aquí.—Estupendo, aquí no hay como divertirse, lo único bonito que hay es Mariangel.—¿Te siguen gustando las brujas?—Ella es un ángel, mirala —Los dos se quedaron mirando hacia donde ella estaba—. Es tan linda; pero me mira como si tuviera balas asesinas en los ojos.—Para que te pare bolas tienes que hacerte mi enemigo y de paso debes demostrarlo metiéndome un tiro.Fabrizio fue a la mesa donde se encontraba Ignacio con Inés y Antonella, los tres pusieron sus ojos sobre él como si fuera una mosca en la sopa, Fabrizio sin preámbulos les dijo:—Señores, les anuncio que mi novia de mentiras se marchó hace algunos minutos de la mansión, se fue a su casa. —Antonella se desconcertó. —¿Cómo? ¿Lorenna se marchó?—Sí señora, se fue en su auto.
En la mañana Lorenna se levantó igual que siempre, Liliana le llevó su café.—Buenos días señorita.—Buenos días Liliana. Lorenna tenía tres atuendos de ejecutiva sobre la cama, todos de camisa y pantalón, nada distinto a lo de siempre.—¿Qué opinas? Cuál está mejor. —Liliana se quedó observando los atuendos.—Están bien, a usted todo le queda bonito.—Pero es que hoy necesito verme estupenda. —Liliana levantó las cejas.—Pero eso es lo que usa siempre, para verse estupenda debería ponerse el conjunto de animal print.—¡¡No!! —¿No quiere verse estupenda?—Si, pero que no se note que lo hago a propósito.—¿Un vestido corto? —Lorenna sonrió.Más tarde llegó a la oficina usando un vestido casual color blanco con rayas grises y falda semi acampanada y un cinturón de cuero con hebilla dorada que hacía juego con sus joyas; además llevó el cabello suelto, sus ondas se veían como ella se sentía, ligera y fresca.Saludó a Sheyla, su secretaria.—Que me tienes Sheila.—La agenda está según
Fabrizio entró a la oficina, Lorenna ya tenía frente de su una carpeta e hizo que estaba leyendo algún informe, la verdad era que en ese momento no tenía cabeza para hacer nada que no fuera pensar en Fabrizio. Él se quedó observándola por algunos segundos antes de saludarla, ella tenía las gafas puestas.—Hola —Dijo mirándola fijamente, ¿cómo terminaste de pasar la noche?—Bien, ¿y tú?—Bien, salvo que me tocó decirles a todos que te habías marchado de nuestra fiesta de compromiso.—No creo que eso te haya molestado.—Estás en lo cierto. —Hubo una leve pausa, luego Fabrizio sonrió con picardía y le dijo:—Anoche con tu comportamiento descubrí que eres una niña caprichosa, hacea lo que se te antoja y no le importa lo que digan los demás. Aunque aparenta ser una niña buena.Lorenna sonrió, se quedó mirándolo a través del cristal de sus gafas.—No suelo tener ese tipo de comportamiento, pero esa fiesta de compromiso estaba de demás ¿no crees? Inés vive apegada a las viejas acostumbres, p
José Ernesto estaba enardecido con Fabrizio por las críticas que había hecho con respecto a la competitividad de la empresa. Fue a la oficina de Inés, ella se encontraba en ese momento con Altagracia, Fabián entró y cerró la puerta, furioso se dirigió a su madre y le dijo:—¿Por qué tenías qué agachar la cabeza delante de ese bastardo?—¿De qué me hablas en ese tono? —Él se paró frente a su madre y le habló con carácter desafiante.—No tenías por qué aceptar delante de Fabrizio nada que él dijera en esa junta, tú eres la dueña y él solo es tu empleado, no tienes que agachar la cabeza.—Nadie agachó la cabeza, sabes muy bien que siempre mantengo mi postura; solo reconocí que este año hemos estado estancados, no creo que aceptar que algo incorrecto está sucediendo sea desfavorable.—Por lo visto piensas dejar que el hijo de la zorra limpie el piso contigo.—No me hables en ese tono José Ernesto.—Si ese bastardo puede decir cualquier cosa, yo también puedo decir lo que se me dé la gana
Por la tarde cuando Lorenna salió de la oficina, buscó su auto y salió del estacionamiento pensando en dirigirse al bar a encontrarse con sus amigos. En la calle, Juan Carlos la estaba esperando parado junto a su auto, en cuanto la vio salir la interceptó casi que atravesandose a mitad de carretera, Lorenna frenó de golpe, asustada lo miró con recelo, a él eso no le importó y se acercó por el lado de su ventallinna, Lorenna bajó el cristal.—¿Qué demonios te sucede? pude matarte.—Ya me estás matando con lo que estás haciendo con ese tipo.—¿Qué haces aquí? ¿hasta cuándo piensas dejarme en paz?—Hablemos por favor.—Fabrizio puede verte.—Ese idota ya salió hace más de media hora, ¿acaso no te avisó que se iba de la empresa?—Por supuesto que lo hizo, pero podría regresar. —Los conductores de los autos que estaba detrás de Lorenna comenzaron a tocar la bocina, Juan Carlos insistió:—Por favor, detén el auto. —Lorenna no deseaba hacerlo, y no supo ni como se dejó convencer, estacionó e
Fabrizio habló con Ramsés en el apartamento y le dijo:—¿Has hablado con alguien acerca de mi relación con Patricia?—No, ¿por qué?—Alguien le dijo a Lorenna que tengo una novia oficial en Venezuela.—¿Quién habrá sido? la verdad es que yo no he tenido tiempo de hablar con nadie, y menos de tu vida. —¿Lorenna cómo se habrá enterado?—Ya sabes que las mujeres son expertas para enterarse de todo; ¿te hizo algún reclamo?—No, no tiene por qué hacerlo, pero si me reprochó que pretendiera serle infiel a mi novia con ella. —Ramses se carcajeó.—¿Qué le dijiste?—Que no es verdad, si le digo que tengo a Patricia y que me voy a casar con ella no va a querer salir conmigo.—¿Pero le dejaste claro que solo deseas tener con ella una aventura?—Si, le hice la propuesta dejando bien claras las cosas; pero ella no va a querer acostarse conmigo si se entera que tengo a Patricia, no por celos, sino por empatía femenina.—Deberías abandonar la idea de hacerte amante de Lorenna, ¿qué tal si esa mujer
Después de hablar con sus amigos, Lorenna regresó a su casa y subió para estar a solas en su habitación. Se sentó en la cama, luego agarró un cojín, lo puso en su regazo y dejó descansar sus brazos sobre este. Se puso a pensar en todo lo que había pasado durante el día, se sorprendió cuando cayó en cuenta que había sido como de telenovela; primero Fabrizio le propuso un peligroso juego de seducción en el que ella estaba deseando caer. Se tocó los labios y recordó aquel posesivo beso que Fabrizio le dio delante de Juan Carlos. Tan solo con recordarlo, sintió que el deseo se adueñaba de su cuerpo. Dejó que su imaginación la llevara a soñar despierta, se imaginó así misma desnuda metida entre sábanas blancas, y Fabrizio estaba con ella deseoso de poseerla, besando sus labios mientras deslizaba su mano por su muslo derecho. Después de dejarse llevar por su imaginación, Lorenna Aspiró una buena bocanada de aire y pensó:"No puedo negarme a mí misma que estoy loca de deseo por ese hombre.
Para viajar a Las Vegas, Fabrizio se antojó de usar el avión privado que era de su padre, para evitar pasar el mal rato con José Ernesto y con Sandra, se lo dijo a Fabián, quién también para evitar peleas con su familia, en secreto le dijo al administrador que alistara el vuelo. Dalton, el esposo de Sandra se enteró que Fabrizio iba a usar el avión de la familia y le contó a José Ernesto después que todos salieron de supervisar la planta. José Ernesto se puso furioso. Como era medio día se fueron a la mansión; cuando llegaron los demás ya se encontraban en la mesa almorzando, José Ernesto entró de mal humor, antes de sentarse le dijo a Inés: —¿Tú sabías que el bastardo se llevará el avión de papá a Las Vegas?—¿Qué? Eso no es verdad. —José Ernesto miró a Fabián y puso una malévola sonrisa.—¿Le diste permiso de hacer uso del avión sin consultarlo con mamá? —Inés lo miró con reproche.—¿De verdad hiciste eso?—Si mamá, no te lo dije porque no creí que fuera necesario, nadie usará ese