Luego de aquella conversación maligna, la señora Di Monti, camina hacia la sala de estar para darle órdenes a la servidumbre sobre lo que deben hacer de banquete para la noche.—disculpe señora Di Monti, ¿Puedo hablar?— la empleada de servicio no es capaz de mirarla a los ojos por temor —¿Qué?— preguntó de mala gana —afuera, una señorita, se llama Mei, por un momento pensé que la señora Lena Di Monti, me estaba haciendo una broma por su gran parecer—¡Hazla pasar! Y no quiero ni palabra de esto a nadie— ordena la anciana con arrogancia—sí señora, un permiso La señora Di Monti, mira hacia las escaleras, no quiere que Lena vea a Mei en la mansión, y luego pueda darse cuenta que quiere hacer algo en contra de ella.Mei entra a la mansión, y sus ojos son radiantes al ver tanto lujo, nada más de imaginarse, en que pueda llegar hacer la señora Di Monti, y tener tanta riqueza.—¿Qué te trae por aquí?— la señora Di Monti, se acerca a ella amablemente—tengo el plan perfecto, así que no po
—¡Cristhofer, somos una familia decente y no permito este tipo de comportamiento en mi casa!— la señora Di Monti, clava su mirada en Lena, sabe que está sufriendo—¡Ustedes dos salgan de la habitación!— ordena Cristhofer—no me pienso ir, hasta que me digas cómo vamos hacer para tener a mi hijo de vuelta, soy más importante Cristhofer, esa mujer solo es un caos en tu vida— la señala Mei—¡¡Suficiente!! ¡¡Ya basta!!— los gritos desgarrantes de Lena, llaman la atención de Cristhofer—Lena por favor— se desespera él, y más cuando contempla que agarra su bolso, y camina hacia la puerta —¡No te vayas Lena!— la acciones de Cristhofer le confirman a la señora Di Monti, que su hijo está enamorado de su enemiga Lena Maxwell—ustedes tienen mucho de que hablar, no pienso perder mi tiempo— habló Lena con firmeza, agarrando fuerte su bolso y mirando a su esposo, dónde sus ojos verde joya reflejan dolorLena pasa por el lado de Mei y para el colmo, está la agarra del brazo fuertemente. —¡No crea
—Lena…— Cristhofer siente las palabras atascadas, baja su mirada hacia el vientre de Lena, el cual está cubierto por la sábana blanca —no puedo— la mira a los ojos—¿No puedes? ¿Acaso estás ciego! ¿Entonces nunca te importó los bebés? ¿Todo siguió siendo un negocio para ti?— Lena retoma aire, dijo aquellas palabras entre dientes, ella está desgarrante —¿Por qué te fuiste? Ya lo habíamos hablado Lena, si te hubieras quedado quizás…—¿Me estás culpando?— la interrumpe ella, su lindo color de ojos que eran radiantes, están opacos —¡Habla!— ella quiere controlar su sufrimiento, pero le es imposible—¡También me duele Lena! ¡Son mis hijos, mi sangre!— explotó Cristhofer alzando su voz—¡¡No pareciera!!—¡Prometí protegerte! —¿Lo hiciste? ¡Noooo lo hicistes! Perdí a mi hijo, al hijo de mis extrañas, ¿Sabes cómo me siento? ¡No te pones en los zapatos del otro! Pero al parecer el dinero hace que el corazón del ser humano se ponga de piedra.—no sabes lo que dices Lena…—¡Si lo sé! Firme un
—¡Baja la voz! Aunque este viejo, puedo reprenderte, desde que conociste a esa mujer, te has vuelto un respetuoso con nosotros, te dimos la vida, y educación, ten respeto— el señor Di Monti, habló con autoridad —dejanos solos, vayanse— ordena CristhoferEl señor Di Monti, le iba a responder, pero la señora Di Monti, interviene —déjalo querido, nuestro hijo necesita meditar, y ver su grave error al haberse casado con esa mujer— la pareja de ancianos se marchan.Cristhofer fija su mirada en la puerta, de la habitación de Lena, está decaído. —¡Señor!— se acerca Gutiérrez—Gutierrez, habla con el gerente, despide al doctor Sebastián, se metió en terreno ajeno, encárgate, de que no lo contraten en ningún hospital, antes no estaba seguro, pero ahora no me importa pasar por encima de nadie, así a Lena no le agrade, él me quiere quitar a mi esposa y no lo voy a permitir—descuide señor, no me tardo, pero usted no se ve nada bien—¿Cómo lo voy a estar?— soltó un grito desgarrante Cristhofer —
La señora Di Monti, se llenó de tanta irá, que abofeteó a Cristhofer fuertemente, él cierra los ojos por la impotencia que le causó. —¡¡Jamás me vuelvas a alzar la voz!! ¡Soy tu madre! ¡Yo te di la vida! ¡Una madre jamás se equivoca! ¡¡Si te digo que ese hijo es tuyo!!, ¡Así es!— gruñó la señora Di Monti —no discutan por favor, no quiero crear problemas— interviene Mei y el bebé está llorando en abundancia, ella no soporta los chillidos del bebé —yo acepto que hagas la prueba de ADN Cristhofer, aunque me duele que desconfíes, y me molesta que me hagas participe de lo que le pasó a tu esposa, la culpa la tiene ella por no cuidar su embarazo, yo también… Pase por muchas cosas malas durante mi embarazo, y para proteger a mí bebé, me case con ese hombre, pero tú esposa no pensó en sus hijo como yo, y aún así, yo soy la mala— Mei solloza —pero no te voy a permitir que rechaces a nuestro hijo, Alessandro, el pobre ha sufrido y te necesita Cristhofer—tan solo necesito las pruebas de ADN, d
—no puedo creerlo tía, eres una gran actriz— se ríe Carmen, a carcajadas —para que aprendan como se manipula a un hombre, ya que estamos las tres reunidas, y que tengo a Cristhofer aún atado, les informo que mi infiltrado me ha llamado, Lena se iba a escapar, osea que ella se quiere alejar de Cristhofer, así que le pagaré a alguien que está interesado en ella para que la saqué de ese lugar— sonríe maliciosa la anciana—tengo una idea grandiosa, es mejor deshacernos de ella completamente— interviene Mei —¿Acaso hay una idea mejor que la mía?— la voltea mirar la señora Di Monti—tu eres grandiosa, pero… ¿Por qué no provocamos un incendio? y que Lena muera, así acabamos con esto —¡No! No estoy de acuerdo contigo, esa estúpida tiene a mi heredero aún, así que necesito quitarle al bebé, sácate esa idea de la cabeza, incluso, puede ser en cuanto tenga el bebé en mis brazos, del resto, lo que le pueda pasar a esa estúpida me tiene sin cuidado.[...]—buenos días Lena— la saluda Cristhofer
El pecho de Lena sube y baja seguidamente, y mira a Cristhofer detenidamente mientras él observa el celular que está en el suelo de madera. —¡¡Responde Lena!!— Di Monti está irritado—¡No me grites!— se defiende ella y se agacha para agarrar el celular móvil—¡No! ¡No lo agarres!— la prepotencia de Cristhofer le da cólera a Lena—no pienso caer en tu juego, cuando aquí la única perjudicada soy yo— se coloca ella de pie y camina hacia la puerta, pero Cristhofer que está en total la puerta, la cierra de un portazo, está dolido, irritable, al ver el florero a su lado, lo agarra y lo estrella contra la paredLena pegó un brinquito del susto, ella tragó grueso. —¡Has perdido la cabeza!— Lena retrocede —¿Acaso lo que escuché no es suficiente? ¡Entonces el maldito médico si es importante para ti!—¡Quiero estar sola!—eres mi esposa, estás en mi propiedad, haces lo que yo te diga— Cristhofer se dejó llevar por sus celos —¡Cierto! Olvide que estoy frente a un Di Monti sin sentimientos, y c
—no te alteres Lena, espera, buscaré la forma de sacarte— Sebastián mira a ambos lados, para ver si hay algún objeto pesado con el cual pueda golpear la puertaPero luego escuchó gritos, de que se está incendiando la casa, ya que Mei y Carmen compraron a uno de los guardias, ofreciendo bastante dinero, a cambio de que Lena Maxwell pierda la vida bajo las llamas del fuego.Sebastián sabe que debe apresurarse, porque las cosas se complicaron.—Lena, necesito que te hagas a un lado, voy a golpear la puerta— gritó Sebastián y ella obedece, está con los nervios de puntaSebastian patea la puerta de madera varias veces, para sacar a Lena de la habitación, el olor a humo ya está llegando a él, la primera planta está bastante incendiada, y él debe apresurarse.Lena se asoma a la ventana y puede ver a los guardaespaldas correr de un lado a otro, puede percibir que algo está pasando.Sebastián patea fuertemente la puerta, hasta que la cerradura se dañó, otro golpe más y la puerta abrió, Lena al