Cinco meses después:
Lorena miró la hora en su celular después de terminar de enviar el video al correo del profesor.
—¡Mierda! —gritó asustada.
Tomó su bolso y el portátil para salir corriendo del apartamento. Sintió que bajar en el ascensor fue la espera más lenta que tuvo en todo el día.
Corrió por las calles como si la estuvieran persiguiendo y esto producía que los peatones voltearan a verla.
Pasó por los torniquetes de la entrada de la universidad desesperada y corrió por el campus siendo observaba por los estudiantes. Quienes la conocían sabían que ese era su diario vivir.
Lorena subió las escaleras saltando algunos escalones y después entró al salón soltando jadeos mientras se sentaba. Segundos después, la profesora que tanto le daba dolor de cabeza a la joven,
Sasha estaba terminando de bajar las escaleras del segundo piso del apartamento de Cristian y sus ojos se posaron en el joven que conversaba alegremente con Miguel.“Mierda, ¡¿es en serio?!” pensó Sasha.La mente de Sasha se fue hasta el recuerdo de su infancia donde le declaraba sus sentimientos a un niño pelirrojo, que, para su desgracia, la rechazó con un simple movimiento de su cabeza haciendo que todos sus amigos se burlaran de ella.El chico volteó a mirar en dirección a ella y mostró una enorme sonrisa.—¡Sasha! —soltó el muchacho—, ¡Dios mío, en serio eres tú!El joven caminó hasta ella y la abrazó haciendo que los pies de la joven quedaran en el aire para después dar una vuelta que obligó a Sasha a soltar un grito.Lorena quedó confundida al ver aquella reacció
Adam volteó a mirar a Laura mientras dejaba la cerveza nuevamente en la mesilla.—¿Quieres bailar? —le preguntó.—No… —respondió Laura—, lo siento, no sé bailar.—Eso no es cierto —replicó Lorena—. Ella baila muy bien.—¡Claro que no! —insistió Laura.—Bueno, eso lo decido yo —Adam se levantó del mueble—, vamos, bailemos —le extendió una mano a Laura—. Si no bailas bien, yo te puedo enseñar.Aquello último le encantó a Lorena, sonó bastante atractivo viniendo de un joven tan guapo como Adam.Laura se ruborizó mientras tomaba la mano de Adam y al levantarse sintió un pequeño jalón que hizo el joven para acercarla más a él.—Deja de ser tan tímida —chistó Adam muy cerca de
Adam estaba sentado al lado de Camilo en la barra tomando una cerveza.—¿Y qué? ¿Tienes novia? —preguntó Adam bastante sonriente.—No, sabes que no tengo tiempo para eso —respondió Camilo con voz seria.—¿Sabes? Hoy conocí a una chica super hermosa —dijo Adam—. Acabo de bailar con ella, se llama Laura y hace ejercicio, ¡tiene un trasero! Y lo mejor es su rostro, es tan angelical…Camilo respiró profundamente para poder calmar su enojo. Su suerte no podía ser más terrible de lo que era en ese momento.—Laura acabó de salir de una relación, no creo que quiera tener otra en tan poco tiempo —dijo Camilo.—Hablé con ella sobre ese tema y en realidad ya han pasado como cinco o seis meses, no recuerdo. Pero eso ya es tiempo suficiente, de hecho, mucho.Camilo tomó de un sol
Lorena aventó a Cristian a la cama y dejó salir un gruñido mientras le quitaba los zapatos.—No… déjame, yo no quiero dor…mir… —insistió el joven.—¡Que te quedes quieto! —gritó Lorena mientras forcejeaba con él para que no saliera de la cama.Cristian seguía insistiendo en que deseaba no estar acostado, creando en Lorena una gran cólera y le dio un manotazo en el rostro cuando el joven intentó levantarse de la cama.—¡Deja de fastidiar, Cristian! —regañó la chica.El pobre hombre llevó sus manos a su rostro mientras gritaba del dolor. Lorena se asustó en gran manera al darse cuenta que se había sobrepasado en fuerza al intentar calmar a su prometido.—¡Mi nariz, mi nariz! —comenzó a decir Cristian.—Amor, amor, lo siento, lo siento
Era de tarde y Cristian estaba terminando de amarrarse los zapatos para salir. Se levantó del sillón que se encontraba en la habitación y rodó su mirada a Lorena que estaba acostada en la cama viendo un video en su celular.—Lorena, ¿puedes arreglar el cuarto cuando te levantes de la cama? —preguntó.—Ay, Cristian… —se quejó la joven.—Oye, yo arreglé el apartamento cuando todos se fueron, deberías colaborarme así sea no desordenando. —Se levantó del sillón—. Siempre soy el que limpia, tú nunca haces nada. Me gusta mantener el lugar en el que vivo limpio y ordenado.—Te dije que contratáramos una empleada, pero no quisiste.—¿Para qué contratar a una persona que limpie el apartamento cuando yo puedo hacerlo? Además, no todos hacen las cosas como me gustan.—P
Lorena sintió que los minutos pasaron lentos. El reloj suspendido en la pared del pasillo del segundo piso dejaba salir su tic tac como un karma para la joven. El silencio es demasiado cruel cuando una persona tiene cargo de conciencia.Las palabras “no tienes ni la más remota idea de cómo ha sido mi vida” la atormentaban en gran manera.Era cierto, Lorena lo único que sabía de la vida de Cristian era que tenía unos padres millonarios, que trabajaba en la empresa de su padre preparándose para tomar el mando de la fortuna de ellos. Por esa razón la joven creyó que sus padres le pagaban todo, de hecho, seguía confundida con aquello que dijo Cristian, ¿cómo así que sus padres no le daban dinero para sostenerse?—¿Vive sólo con lo que gana?, ¿cuánto le pagan? —se preguntó.Lorena con su trabajo como fot
Camilo mordió su labio inferior mientras permanecía con los brazos cruzados, rodó la mirada por Marc y Miguel.—¿Qué quieren que le diga? —preguntó Camilo—, Cristian está muy ocupado en la empresa, pasa todo el día allí aprovechando que estamos de vacaciones. Se la pasa metido en reuniones con empresarios y el señor Vides no le quita el ojo de encima. Muy poco converso con él.—¿Entonces, no te dijo que canceló la boda? —preguntó Marc.—¡¿Cuándo canceló la boda?! —los ojos de Camilo se abrieron en gran manera.—Eso escuchamos —explicó Miguel.—Ese tonto de Cristian, ¡¿cómo se le ocurre cancelar la boda a sólo dos días?! —Camilo se levantó del mueble y comenzó a caminar en círculos por la sala.
Lorena no podía calmar su llanto por la desesperación, mientras, Miguel y Marc no sabían qué decirle para que la joven se tranquilizara.—¡Ya, cállense!, ¡váyanse, no quiero verlos, sólo saben dañar las cosas! —gritó Lorena.La joven se sentó a un bordillo de la cama mientras llevaba una mano a su pecho.—¿Qué voy a hacer?, ¿qué voy a hacer? —se preguntaba entre sollozos.Miguel salió de la habitación y Marc lo siguió.—Miguel, ¿qué vas a hacer? —le preguntó.—Voy a hablar con Cristian y le explicaré las cosas —respondió mientras bajaba las escaleras..Cristian estaba saliendo de la empresa vestido con su traje formal de empresario acompañado por su secretario y el gerente regional de la empresa.El jov