Lorena no podía calmar su llanto por la desesperación, mientras, Miguel y Marc no sabían qué decirle para que la joven se tranquilizara.
—¡Ya, cállense!, ¡váyanse, no quiero verlos, sólo saben dañar las cosas! —gritó Lorena.
La joven se sentó a un bordillo de la cama mientras llevaba una mano a su pecho.
—¿Qué voy a hacer?, ¿qué voy a hacer? —se preguntaba entre sollozos.
Miguel salió de la habitación y Marc lo siguió.
—Miguel, ¿qué vas a hacer? —le preguntó.
—Voy a hablar con Cristian y le explicaré las cosas —respondió mientras bajaba las escaleras.
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Cristian estaba saliendo de la empresa vestido con su traje formal de empresario acompañado por su secretario y el gerente regional de la empresa.
El jov
Cristian entró a la habitación y encontró a Lorena acostada a medio lado abrazando a una almohada mientras lloraba con mucha fuerza.El joven se acostó en silencio a su lado. Lorena volteó al sentir la presencia de alguien.—Marc, que dejes de molestarme —dijo mientras volteaba a ver.Lorena contuvo su respiración al ver a Cristian.—Cris- Cristian… —soltó.El joven abrazó a Lorena y la acomodó en su regazo mientras la consolaba.—Tienes los ojos muy hinchados, ¿por qué siempre lloras por todo? —le dijo.—¡¿Cómo puedes decir que lloro por todo en un momento como este?!—Ya, no hables, sólo quedémonos así, en silencio —Cristian cerró los ojos mientras inspiraba profundamente.El poder escuchar el latir del corazón de Cristian hizo q
—¿Estás seguro que quieres hacer esto? —preguntó Lorena con voz temblorosa.—Claro que sí, ¿tú no? —respondió Cristian.—Es que… ¿no te parece que estamos jóvenes? —insistió la chica—, sólo somos unos inmaduros de veinte años. Está la universidad, no hemos terminado nuestras carreras y… tal vez te fastidie que tu esposa…—Lorena —Cristian la tomó de las manos mientras la veía fijamente—, no eres un fastidio para mí. Estoy muy decidido a casarme contigo y el que nos casemos no impedirá que terminemos nuestras carreras, hagamos un doctorado y podamos vivir nuestras vidas como lo hemos venido haciendo. —Desplegó una sonrisa—. Nosotros siempre tenemos malos entendidos que nos llevan a hacer cosas locas ¿no?, bueno, esta es una de esas cosas loc
Los autos partieron rumbo a la iglesia y la madre de Lorena no dejaba de decirle a la joven lo emocionada que estaba porque su hija menor había podido conseguir un buen esposo.—El problema es que Marcela y Flor siguen solteronas, no entiendo el por qué —dijo la mujer.Pero Lorena no prestaba alguna atención a la señora, su mente se encontraba en cuenta regresiva mientras veía el vehículo dirigirse a la iglesia.La mañana era fresca y con el cielo despejado. Se podría decir que era el día perfecto para casarse.A la mente de Lorena llegó la pregunta, ¿cuándo comenzó su historia de amor con Cristian?—No tengo nada que decir al respecto, hoy voy a desmentir aquel malentendido —decía Lorena por una vídeo llamada. —¿Por qué mentiste diciendo que tenías novio? —inquiri&oac
La corte entró a la iglesia, las damas de honor iban vestidas con unos largos vestidos rosados estilo sirena y los damos de honor con su clásico esmoquin negro. Las mujeres llevaban ramos de rosas blancas y de fondo se escuchaba la melodía de la canción “A thousand years” de Christina Perri.Las personas observaban con impresión a Marc vestido con un esmoquin rosado en la fila de las damas de honor y a su lado estaba Miguel acompañándolo con mucho orgullo.Lorena sentía sus piernas temblar cuando escuchó en la entrada aquella melodía y sus ojos se llenaron de lágrimas.Vio cómo su padre le extendió su brazo izquierdo y ella lo rodeó con fuerza.—No podrás caminar bien si me agarras de esa manera —le advirtió el hombre.—Le temo más a caerme —confesó la joven.Comenzó la cl&aa
Los hombros de Cristian comenzaron a temblar mientras observaba fijamente a la joven frente a él.El cura volvió a subir el pequeño escalón y trató de arreglar su túnica mientras una gota de sudor corría por su frente.Pronto por todo el interior de la iglesia comenzó a escucharse una carcajada. Cristian no podía dejar de reír por culpa del rostro enrojecido de Lorena.La joven llevó una mano hasta su nuca y después soltó una gran risotada.La iglesia resonó por las fuertes risas de todos los allí presentes que fueron contagiados por las carcajadas de la pareja.Después de aquello, Lorena superó su miedo y la ceremonia finalizó sin ningún contratiempo..En medio de la recepción, Sasha conversaba alegremente con Laura mientras bebían copas de champaña y soltaban fuertes risotadas.
Sasha se levantó de la mesa indignada, envió una mirada fulminante a Camilo y se alejó perdiéndose entre los muchos invitados.Camilo hizo un gesto de fastidio y dejó salir un suspiro. Se acomodó en su silla mientras veía a Miguel tratando de esquivar su mirada..Sasha se acercó a una mesa donde había varias botellas de vino y tomó una para después encaminarse hacia los adentros de la gran casa de los señores Vides.Dejó salir un resoplido al ver a Adam acercarse a ella con aquella retorcida sonrisa.—¿A dónde pretendes ir con esa botella? —preguntó el joven mientras caminaba a su lado.—Piérdete, Adam, no estoy de humor para tus chistes sarcásticos.—Oye, deja de ser tan grosera, yo sólo quiero hacerte un poco de compañía, ¿no te parece un poco aburrido bebe
Adam y Sasha escucharon unas voces acercarse a la habitación. La joven tomó al chico de una mano y lo arrastró hasta el fondo del cuarto, pudieron divisar entre la oscuridad un closet que abrieron y entraron en su interior.El closet estaba vacío, sólo tenía unos ganchos amontonados a un extremo del tubo que los sostenía.—¿Por qué nos escondemos? —preguntó Adam en un susurro.—¿Crees que quiero que me vean contigo? —susurró la joven—, mis amigas son las mujeres más chismosas que pueden existir. Y ni hablar de Marc, debes huir de su lengua..Marc soltó un estornudo y después tomó un trago de su copa de vino.—Pero, a todo esto, Laura. No puedes pasar el resto de tu vida soltera —dijo Marc.—Me parece que estás exagerando, yo estoy demasiado joven como para decir que ter
Laura se levantó de su puesto y se acercó a Lorena.—Ya me voy —informó.—¿Por qué? Todavía es muy temprano —soltó Lorena con rostro un poco triste.—Estoy muy cansada —informó Laura—, tengo mucho sueño.—Pe-pero —trató de alegar la joven.—Amor, Laura está muy cansada, deja que se vaya —replicó Cristian a su lado.Las dos jovencitas se despidieron con un abrazo y después Laura se alejó de la pista de baile. Llegó hasta la mesa donde antes estaba, tomó su pequeña cartera de una silla y después se alejó de la fiesta.En todo este tiempo la mirada de Camilo la siguió con una impotencia consumiéndolo por dentro.“¡Laura estuvo a punto de morir por tu culpa!” recordó aquellas duras palabra