Laura se levantó de su puesto y se acercó a Lorena.
—Ya me voy —informó.
—¿Por qué? Todavía es muy temprano —soltó Lorena con rostro un poco triste.
—Estoy muy cansada —informó Laura—, tengo mucho sueño.
—Pe-pero —trató de alegar la joven.
—Amor, Laura está muy cansada, deja que se vaya —replicó Cristian a su lado.
Las dos jovencitas se despidieron con un abrazo y después Laura se alejó de la pista de baile. Llegó hasta la mesa donde antes estaba, tomó su pequeña cartera de una silla y después se alejó de la fiesta.
En todo este tiempo la mirada de Camilo la siguió con una impotencia consumiéndolo por dentro.
“¡Laura estuvo a punto de morir por tu culpa!” recordó aquellas duras palabra
Marc se acercó a la mesa donde Miguel había dejado su bolso, escuchó un celular sonar dentro del mismo y decidió sacarlo para contestar.—¿Hola? —preguntó.—Buenas noches, ¿Miguel? —era la voz de una mujer.—¿Quién lo llama?—Por favor, dígale que lo llama Sofi.Marc puso los ojos en blanco al no soportar la voz chillona de aquella mujer.—Miguel está ocupado en este momento, si quiere, puede dejarme el mensaje que yo se lo doy.—¿Con quién hablo?—Con un amigo de Miguel, no se preocupe, yo le doy su mensaje.—Bueno, por favor, dígale a Miguel que me llame, que deje de ignorar mis mensajes, necesito hablar con él. ¡Ah!, mejor dígale que mañana lo espero en mi apartamento, que no huya, no muerdo.Marc llevó la mano que no ten&
Marc sabía que por dentro tenía envidia. Envidia de ver a su mejor amiga tan feliz por su noche perfecta. Allí, corriendo de un lado a otro probándose los muchos vestidos sin saber cuál elegir para despedir la noche.Mientras, él se resumía a estar sentado en un sillón tratando de embriagarse con la botella de vino.—El rojo oscuro te queda bien, además, al quedarte por las rodillas, te da más comodidad, ¿no? —opinó.Lorena se observó en el espejo del tocador y se posó a medio lado, observando las plataformas negras.—¿Lucen con el vestido? —preguntó.—Sí, claro que sí —respondió Marc.—Cierto, es muy lindo —Lorena dio una vuelta como si fuera niña pequeña—. ¡Estoy demasiado emocionada, todo ha salido tan perfecto, creo que hoy no podr&ea
Adam apretó sus labios mientras la veía fijamente, “ya salió con sus cosas” pensó. Le dio una pequeña bofetada a Sasha, pero sabía que había sido bastante suave para lo que ella deseaba. Así que volvió a golpearla, pero esta vez con más fuerza.La chica soltó un pequeño grito, algo que asustó al joven, ¿se había propasado?La mejilla de Sasha quedó colorada, aunque, ella sonreía y después soltó una pequeña carcajada.—Así me encanta —dijo mientras se abalanzaba a besarlo.—Eres una diabla, te gusta el sadomasoquismo —la hizo tumbarse boca arriba de la cama y la tomó de las manos—. ¿Quieres que te haga llorar?Aquella pregunta la sorprendió, pero después comenzó a reír como niña pequeña.&mdas
Lorena y Cristian llevaban quince minutos de viaje. La noche era estrellada y la luna se alzaba a lo alto del cielo con su redonda figura juguetona.Pero algo no estaba marchando muy bien. Lorena comenzó a sentir un dolor en su abdomen bajo que la hizo retorcerse de dolor.—Amor, ¿qué tienes? —inquirió Cristian.—Me está dando muchos cólicos, —Lorena se acomodó en su puesto— no me siento nada bien, me duele mucho.Las manos de la joven se tornaron frías y sus pupilas quemaban por las ganas de llorar.—¿Y te estás manchando? —inquirió su esposo preocupado.A Lorena se le revolvió su interior al escuchar aquella pregunta. ¿Por qué a su cuerpo se le ocurría pasar por su menstruación en la noche de bodas?—No siento que me esté manchando, sólo tengo muchos cóli
—¿Crees que no me iba a enterar? —inquirió Marc—, ¡deja de verme la cara de estúpido!, ¡yo no soy ningún idiota!, ¡maldito!—¡¿Pero, de qué estás hablando?! —soltó Miguel exasperado.Marc negó con la cabeza y mordió su labio inferior.—¡De esa, la estúpida esa con la que te vas a ver mañana en su apartamento! —gritó Marc mientras dejaba salir las lágrimas—, ¡eres un maldito!, ¡¿crees que no me iba a enterar?!, ¡¿quién crees que soy?!Miguel abrió su boca mientras negaba con la cabeza.—¡Por Dios, Marc, eso no es cierto, yo no tengo nada con nadie! —trató de acercarse a Marc, pero él retrocedía para impedírselo—, ¡deja que te explique las cosas, por favor!, ¡ella es s&
Laura eliminó las fotos que tenía de Camilo de su galería y después apagó la pantalla de su celular, lo dejó reposar sobre la mesita de noche para finalmente arroparse con sus sábanas.Poco a poco el sueño la consoló, dejándola descansar de aquella noche oscura y solitaria. Su conciencia en aquel momento dejó de ser su enemiga y le dijo que lo podrían superar, superarían la culpa de haber acabado con un hermoso primer amor..—Yo no le he sido infiel —confesó Miguel—. Es la primera vez que he ido muy en serio con una relación, ¿acaso no puedes verlo?—Sí, por eso se me hace muy extraño —dijo Camilo—. ¿Ya se lo explicaste a Marc?—Sí, pero mira lo que me hizo —Miguel señaló con una mano su frente herida—. Se volvió loco.—Bue
Laura dio media vuelta en la cama, confundiéndose al sentir a alguien acostado a su lado. Lentamente abrió los ojos y se sorprendió al ver a Robert.Rápidamente se sentó en la cama y lo observó detenidamente. En todo ese tiempo llegaron a perder mucho contacto, por lo mismo se impresionó de verlo dormido a su lado. Aunque, sus hermanastros tenían la costumbre de dormir con ella, no sabía por qué, pero solían hacerlo rutinariamente.Robert abrió los ojos y observó a Laura fijamente. Allí fue cuando la joven entendió que él no estaba bien.—¿Qué te sucedió? —preguntó Laura.—¿Te incomodé?—No, claro que no —respondió ella mientras negaba con la cabeza—. ¿Cuándo llegaste?—No hace mucho, quería desayunar con ustedes, pero to
Lorena se acomodó a medio lado y contempló el rostro tranquilo de su esposo mientras dormía. Aunque Cristian le dijera que estaba bien, ella lo sentía enfadado, serio y sabía que ese no era su estado natural.Así que, por la mañana, al ya no estar mal con su menstruación, lo convidó a dar un paseo por las montañas.Lorena decidió llevar el almuerzo, para así pasar todo el día por fuera con Cristian. Caminaron por largas horas en una trocha que no parecía tener fin, sin embargo, los paisajes de los árboles inmensos, gordos y los cantos de los pájaros, la tenían absorta.Fue en ese momento en el cual entendió que necesitaba aquel retiro. El bullicio y estrés de la ciudad la consumieron por mucho tiempo y, el estar rodeada de tanto silencio y naturaleza, hacían que su mente se despejara, que no pensara en nada, simplemente disf