Lorena aventó a Cristian a la cama y dejó salir un gruñido mientras le quitaba los zapatos.
—No… déjame, yo no quiero dor…mir… —insistió el joven.
—¡Que te quedes quieto! —gritó Lorena mientras forcejeaba con él para que no saliera de la cama.
Cristian seguía insistiendo en que deseaba no estar acostado, creando en Lorena una gran cólera y le dio un manotazo en el rostro cuando el joven intentó levantarse de la cama.
—¡Deja de fastidiar, Cristian! —regañó la chica.
El pobre hombre llevó sus manos a su rostro mientras gritaba del dolor. Lorena se asustó en gran manera al darse cuenta que se había sobrepasado en fuerza al intentar calmar a su prometido.
—¡Mi nariz, mi nariz! —comenzó a decir Cristian.
—Amor, amor, lo siento, lo siento
Era de tarde y Cristian estaba terminando de amarrarse los zapatos para salir. Se levantó del sillón que se encontraba en la habitación y rodó su mirada a Lorena que estaba acostada en la cama viendo un video en su celular.—Lorena, ¿puedes arreglar el cuarto cuando te levantes de la cama? —preguntó.—Ay, Cristian… —se quejó la joven.—Oye, yo arreglé el apartamento cuando todos se fueron, deberías colaborarme así sea no desordenando. —Se levantó del sillón—. Siempre soy el que limpia, tú nunca haces nada. Me gusta mantener el lugar en el que vivo limpio y ordenado.—Te dije que contratáramos una empleada, pero no quisiste.—¿Para qué contratar a una persona que limpie el apartamento cuando yo puedo hacerlo? Además, no todos hacen las cosas como me gustan.—P
Lorena sintió que los minutos pasaron lentos. El reloj suspendido en la pared del pasillo del segundo piso dejaba salir su tic tac como un karma para la joven. El silencio es demasiado cruel cuando una persona tiene cargo de conciencia.Las palabras “no tienes ni la más remota idea de cómo ha sido mi vida” la atormentaban en gran manera.Era cierto, Lorena lo único que sabía de la vida de Cristian era que tenía unos padres millonarios, que trabajaba en la empresa de su padre preparándose para tomar el mando de la fortuna de ellos. Por esa razón la joven creyó que sus padres le pagaban todo, de hecho, seguía confundida con aquello que dijo Cristian, ¿cómo así que sus padres no le daban dinero para sostenerse?—¿Vive sólo con lo que gana?, ¿cuánto le pagan? —se preguntó.Lorena con su trabajo como fot
Camilo mordió su labio inferior mientras permanecía con los brazos cruzados, rodó la mirada por Marc y Miguel.—¿Qué quieren que le diga? —preguntó Camilo—, Cristian está muy ocupado en la empresa, pasa todo el día allí aprovechando que estamos de vacaciones. Se la pasa metido en reuniones con empresarios y el señor Vides no le quita el ojo de encima. Muy poco converso con él.—¿Entonces, no te dijo que canceló la boda? —preguntó Marc.—¡¿Cuándo canceló la boda?! —los ojos de Camilo se abrieron en gran manera.—Eso escuchamos —explicó Miguel.—Ese tonto de Cristian, ¡¿cómo se le ocurre cancelar la boda a sólo dos días?! —Camilo se levantó del mueble y comenzó a caminar en círculos por la sala.
Lorena no podía calmar su llanto por la desesperación, mientras, Miguel y Marc no sabían qué decirle para que la joven se tranquilizara.—¡Ya, cállense!, ¡váyanse, no quiero verlos, sólo saben dañar las cosas! —gritó Lorena.La joven se sentó a un bordillo de la cama mientras llevaba una mano a su pecho.—¿Qué voy a hacer?, ¿qué voy a hacer? —se preguntaba entre sollozos.Miguel salió de la habitación y Marc lo siguió.—Miguel, ¿qué vas a hacer? —le preguntó.—Voy a hablar con Cristian y le explicaré las cosas —respondió mientras bajaba las escaleras..Cristian estaba saliendo de la empresa vestido con su traje formal de empresario acompañado por su secretario y el gerente regional de la empresa.El jov
Cristian entró a la habitación y encontró a Lorena acostada a medio lado abrazando a una almohada mientras lloraba con mucha fuerza.El joven se acostó en silencio a su lado. Lorena volteó al sentir la presencia de alguien.—Marc, que dejes de molestarme —dijo mientras volteaba a ver.Lorena contuvo su respiración al ver a Cristian.—Cris- Cristian… —soltó.El joven abrazó a Lorena y la acomodó en su regazo mientras la consolaba.—Tienes los ojos muy hinchados, ¿por qué siempre lloras por todo? —le dijo.—¡¿Cómo puedes decir que lloro por todo en un momento como este?!—Ya, no hables, sólo quedémonos así, en silencio —Cristian cerró los ojos mientras inspiraba profundamente.El poder escuchar el latir del corazón de Cristian hizo q
—¿Estás seguro que quieres hacer esto? —preguntó Lorena con voz temblorosa.—Claro que sí, ¿tú no? —respondió Cristian.—Es que… ¿no te parece que estamos jóvenes? —insistió la chica—, sólo somos unos inmaduros de veinte años. Está la universidad, no hemos terminado nuestras carreras y… tal vez te fastidie que tu esposa…—Lorena —Cristian la tomó de las manos mientras la veía fijamente—, no eres un fastidio para mí. Estoy muy decidido a casarme contigo y el que nos casemos no impedirá que terminemos nuestras carreras, hagamos un doctorado y podamos vivir nuestras vidas como lo hemos venido haciendo. —Desplegó una sonrisa—. Nosotros siempre tenemos malos entendidos que nos llevan a hacer cosas locas ¿no?, bueno, esta es una de esas cosas loc
Los autos partieron rumbo a la iglesia y la madre de Lorena no dejaba de decirle a la joven lo emocionada que estaba porque su hija menor había podido conseguir un buen esposo.—El problema es que Marcela y Flor siguen solteronas, no entiendo el por qué —dijo la mujer.Pero Lorena no prestaba alguna atención a la señora, su mente se encontraba en cuenta regresiva mientras veía el vehículo dirigirse a la iglesia.La mañana era fresca y con el cielo despejado. Se podría decir que era el día perfecto para casarse.A la mente de Lorena llegó la pregunta, ¿cuándo comenzó su historia de amor con Cristian?—No tengo nada que decir al respecto, hoy voy a desmentir aquel malentendido —decía Lorena por una vídeo llamada. —¿Por qué mentiste diciendo que tenías novio? —inquiri&oac
La corte entró a la iglesia, las damas de honor iban vestidas con unos largos vestidos rosados estilo sirena y los damos de honor con su clásico esmoquin negro. Las mujeres llevaban ramos de rosas blancas y de fondo se escuchaba la melodía de la canción “A thousand years” de Christina Perri.Las personas observaban con impresión a Marc vestido con un esmoquin rosado en la fila de las damas de honor y a su lado estaba Miguel acompañándolo con mucho orgullo.Lorena sentía sus piernas temblar cuando escuchó en la entrada aquella melodía y sus ojos se llenaron de lágrimas.Vio cómo su padre le extendió su brazo izquierdo y ella lo rodeó con fuerza.—No podrás caminar bien si me agarras de esa manera —le advirtió el hombre.—Le temo más a caerme —confesó la joven.Comenzó la cl&aa