—Oye, Laura —trató de hablar Lorena—. ¿Cómo es eso que estás enamorada de Robert? —parpadeó dos veces— llevas dos años con Camilo. No es justo que le hagas esto.
—No son dos años —replicó Laura sin saber qué decir.
—Pero los van a cumplir, ¡ay, eso no importa! ¡Lo que importa aquí es que estás jugando con él! —soltó Sasha enojada.
En aquel momento se abrió la puerta y Camilo entró a la habitación. Todas las chicas se asustaron al verlo e hicieron completo silencio.
Las miradas de Laura y Camilo se encontraron por un momento. Después, el joven bajó la mirada al pequeño pocillo que traía en sus manos.
Camilo respiró profundamente y después dejó el pocillo en una mesita de noche.
—Está bastante caliente, espe
Camilo llegó a su apartamento y al momento de cerrar a su espalda la puerta, sintió que comenzó a derrumbarse lentamente.“¡Por tu culpa Robert se fue de la casa después del show que le hiciste porque te rechazó! Parecías una loca llorando por él” escuchar aquellas palabras fueron las que lo hicieron despertar, darse cuenta de lo que estaba sucediendo a su alrededor.Llevó las manos a su cabeza mientras caminaba en círculos por la sala de estar. De un impulso tomó un florero de una pequeña mesa de madera que estaba recostada a una pared y lo lanzó lejos. Los fragmentos del objeto volaron por los aires después de estrellarse con la pared del fondo.Camilo dejó salir un fuerte grito y siguió lanzando y destrozando todo lo que encontraba a su alrededor.En repetidas ocasiones le dio golpes a la pared con sus manos empuñad
Cristian tornó su rostro con desagrado y comenzó a caminar rumbo hacia el segundo piso.—Sabía que esto iba a pasar —soltó—, se lo dije a Camilo muchas veces, pero no me hizo caso.—Me dan pesar los dos. Laura es una muy linda persona, pero cometió un gran error. Camilo es un chico muy amoroso, pero se ciega mucho cuando se enamora.—Sí, Camilo es un tonto. ¿Por qué no se dio cuenta antes?.Laura daba vueltas en la cama y no soportaba el sermón que estaba recibiendo de su amiga Sasha. No sabía qué era peor, tener fiebre o escuchar tantos regaños.—Debiste ser sincera con él, no esperar a que pasara tanto tiempo para que el pobre Camilo se diera cuenta que no deseabas estar con él. ¿Sabes lo fue que se siente darse cuenta que solo han jugado contigo? —decía Sasha sentada en el sillón
—Vete de mí apartamento o llamo a seguridad para te saque.—Camilo…El joven salió de la cocina y caminó en busca del bolso de Laura. Lo encontró en una pequeña mesa de cristal, lo tomó y vació el interior mientras buscaba con su mirada algo en específico.Laura veía dende lejos lo que hacía Camilo, ella sabía bien lo que estaba buscando, pero no se lo iba a dar.—¿Dónde están las llaves? —preguntó Camilo.Ella negó con la cabeza.—Laura, dame las llaves.La joven agachó la cabeza y Camilo se acercó a ella.—Dame las malditas llaves —pero ella seguía negándose—. ¡Que me las des!El cuerpo de Laura comenzó a temblar mientras seguía soportando sus ganas de llorar.Se suponía que ella no soportaba l
Cinco meses después:Lorena miró la hora en su celular después de terminar de enviar el video al correo del profesor.—¡Mierda! —gritó asustada.Tomó su bolso y el portátil para salir corriendo del apartamento. Sintió que bajar en el ascensor fue la espera más lenta que tuvo en todo el día.Corrió por las calles como si la estuvieran persiguiendo y esto producía que los peatones voltearan a verla.Pasó por los torniquetes de la entrada de la universidad desesperada y corrió por el campus siendo observaba por los estudiantes. Quienes la conocían sabían que ese era su diario vivir.Lorena subió las escaleras saltando algunos escalones y después entró al salón soltando jadeos mientras se sentaba. Segundos después, la profesora que tanto le daba dolor de cabeza a la joven,
Sasha estaba terminando de bajar las escaleras del segundo piso del apartamento de Cristian y sus ojos se posaron en el joven que conversaba alegremente con Miguel.“Mierda, ¡¿es en serio?!” pensó Sasha.La mente de Sasha se fue hasta el recuerdo de su infancia donde le declaraba sus sentimientos a un niño pelirrojo, que, para su desgracia, la rechazó con un simple movimiento de su cabeza haciendo que todos sus amigos se burlaran de ella.El chico volteó a mirar en dirección a ella y mostró una enorme sonrisa.—¡Sasha! —soltó el muchacho—, ¡Dios mío, en serio eres tú!El joven caminó hasta ella y la abrazó haciendo que los pies de la joven quedaran en el aire para después dar una vuelta que obligó a Sasha a soltar un grito.Lorena quedó confundida al ver aquella reacció
Adam volteó a mirar a Laura mientras dejaba la cerveza nuevamente en la mesilla.—¿Quieres bailar? —le preguntó.—No… —respondió Laura—, lo siento, no sé bailar.—Eso no es cierto —replicó Lorena—. Ella baila muy bien.—¡Claro que no! —insistió Laura.—Bueno, eso lo decido yo —Adam se levantó del mueble—, vamos, bailemos —le extendió una mano a Laura—. Si no bailas bien, yo te puedo enseñar.Aquello último le encantó a Lorena, sonó bastante atractivo viniendo de un joven tan guapo como Adam.Laura se ruborizó mientras tomaba la mano de Adam y al levantarse sintió un pequeño jalón que hizo el joven para acercarla más a él.—Deja de ser tan tímida —chistó Adam muy cerca de
Adam estaba sentado al lado de Camilo en la barra tomando una cerveza.—¿Y qué? ¿Tienes novia? —preguntó Adam bastante sonriente.—No, sabes que no tengo tiempo para eso —respondió Camilo con voz seria.—¿Sabes? Hoy conocí a una chica super hermosa —dijo Adam—. Acabo de bailar con ella, se llama Laura y hace ejercicio, ¡tiene un trasero! Y lo mejor es su rostro, es tan angelical…Camilo respiró profundamente para poder calmar su enojo. Su suerte no podía ser más terrible de lo que era en ese momento.—Laura acabó de salir de una relación, no creo que quiera tener otra en tan poco tiempo —dijo Camilo.—Hablé con ella sobre ese tema y en realidad ya han pasado como cinco o seis meses, no recuerdo. Pero eso ya es tiempo suficiente, de hecho, mucho.Camilo tomó de un sol
Lorena aventó a Cristian a la cama y dejó salir un gruñido mientras le quitaba los zapatos.—No… déjame, yo no quiero dor…mir… —insistió el joven.—¡Que te quedes quieto! —gritó Lorena mientras forcejeaba con él para que no saliera de la cama.Cristian seguía insistiendo en que deseaba no estar acostado, creando en Lorena una gran cólera y le dio un manotazo en el rostro cuando el joven intentó levantarse de la cama.—¡Deja de fastidiar, Cristian! —regañó la chica.El pobre hombre llevó sus manos a su rostro mientras gritaba del dolor. Lorena se asustó en gran manera al darse cuenta que se había sobrepasado en fuerza al intentar calmar a su prometido.—¡Mi nariz, mi nariz! —comenzó a decir Cristian.—Amor, amor, lo siento, lo siento