—Busco a mi hermano, ¿sabes dónde está?
Camilo dejó salir un suspiro mientras tenía su mirada concentrada en Robert.
—¿Me ves cara de niñera como para estar detrás de ese desgraciado? —inquirió mientras respingaba una ceja.
—Parece como si alguien te hubiera rechazado —soltó Robert.
Camilo puso los ojos en blanco y después, con bastante fastidio, comenzó a tomar de la botella de vino una gran cantidad del líquido.
—Creo que sí te rechazaron —dijo por lo bajo Robert.
—Lárgate de aquí —gruñó Camilo, rodó la mirada a Lorena—, ayúdalo a buscar a Miguel, quiero estar solo.
Lorena se sorprendió de lo mal que se encontraba Camilo, nunca lo había visto en aquel estado. Le daba mucha lástima que alguien tan tierno y amoroso co
Marc trató de mantener la compostura, pero todo se fue al piso cuando pudo sentir su mano humedecerse entre el agarre de Miguel. “¿Qué es esto?” pensó.Con algo de fuerza pudo soltarse del agarre de Miguel y así poder hacer espacio entre los dos, ya que Miguel había invadido su espacio personal.—Piérdete, Miguel —le dijo mientras dejaba el vaso de coctel sobre la mesa.Marc se marchó de allí y se dirigió a la pista de baile donde se adentró entre la multitud. Estando lejos de Miguel sintió que volvió a sus cabales, fue una sensación muy extraña cuando estuvieron tan cerca, era mejor no volver a hablar con él, no hasta que acabara la noche.—¡Marc! —escuchó que lo llamaron.Era la joven pelirroja con la que antes había hablado.—¡Llegué, cariñ
Lorena estaba sentada en un mueble al lado de Robert, tenían un largo tiempo allí, de hecho, estaba tan aburrida que quería irse ya para su casa.—Necesito buscar a mis amigos, debemos irnos ya —le dijo al joven.—Oye, si tus amigos no te han buscado es porque deben estar pasándola muy bien, deja que se diviertan —replicó Robert.Lorena volteó a verlo y el joven le sonrió para después tomar un poco de su botella de cerveza.—Claro, deben estar divirtiéndose —masculló Lorena—. No, Marc no conoce a casi nadie aquí y estoy segura que debe estar buscándome.Pero no era así, de hecho, era todo lo contrario.Marc no supo cómo pasó, pero cuando quiso darse cuenta ya estaba encerrado con Miguel en un cuarto de aquella casa acostado sobre la cama mientras veía cómo Miguel se quitaba la
La historia fue así, Lorena después de levantarse del piso comenzó a cantar con fuerza y Camilo decidió llevarla a uno de los cuartos de la casa con ayuda de Robert, pero la joven llegó a un punto en el que no pudo ni caminar, por esa misma razón Robert la cargó.La hicieron entrar a una habitación y lograr que se durmiera, pero ella estaba empecinada en que debía bajar a la fiesta. En un momento parecía que ella ya estaba calmada y a punto de dormir cuando, de repente, se sentó en la cama y trató de quitarse el vestido ¡y en frente de los muchachos!—¡No, no, no! ¡Lorena! —Camilo trataba de detenerla.—¡Tengo calor! —soltó la joven.—Pero no te quites el vestido —decía Camilo.—Es mi cuarto, yo puedo hacer en él lo que quiera.—No, este no es tu cuarto, por eso no pu
Marc se sintió avergonzado por la pregunta de su amiga, ¡qué indiscreta!—Es obvio, querida, me la han prestado —respondió el joven en un gruñido y le hizo a la joven señas con la mirada para que no preguntara cosas así.Lorena llevó una mano a sus labios al sentirse apenada al darse cuenta que estuvo mal preguntar aquello estando presente Miguel, recordó que su amigo se llevaba pésimo con aquel chico, así que, eso solo fomentaba las burlas por parte de Miguel para con Marc.Los tres jóvenes se dirigieron al comedor y mientras lo hacían, Miguel y Marc cruzaron varias miradas.Al llegar, se encontraron con una larga mesa de madera de cedro llena de muchos platillos exquisitos, carnes, salsas, sopas, ensaladas de frutas, postres y varias jarras de vidrio llenas de variados jugos. Todo un banquete que estaban degustando tranquilamente cinco personas: Sasha,
Se notaba que todos estaban conmocionados con lo que acababa de confesar Laura y el rostro pálido de Marc lo delataba.—¡Qué mierda! —soltó Miguel enfadado, volteó a ver a Laura—, ¡deja de decir mentiras!—Cierto, Laura, con esas cosas no se juega —dijo Cristian con tono aburrido—. Dejen de gritar, por favor.Marc tragó en seco y después relajó sus hombros entumecidos.—Seguramente viste mal —intentó desplegar una sonrisa—. Sí me besé con un chico, pero obviamente no fue con ese idiota, ¿crees que caería tan bajo?Lorena soltó una carcajada y puso una mano en el hombro de Marc (se encontraba a su izquierda).—Obvio que no caerías tan bajo, Marc —Lorena volteó a ver a Miguel—. Eres demasiado para ese.Miguel respingó las cejas y mostr&oa
Lorena se sentía muy incómoda yendo en el auto al lado de Cristian, ¿qué le hizo para que estuviera tan enojado con ella?—¿Tus padres están enojados contigo? —preguntó Lorena al joven.—No.—¿Entonces?Cristian volteó a verla.—No me gusta hablar mientras tengo jaqueca —respondió Cristian.—¡Ah… ya!, ¡okey! —Lorena comenzó a acentuar con la cabeza y rodó la mirada hacia la ventana.Al llegar a la casa de Cristian, Lorena se llevó la gran sorpresa de encontrar a su madre tomando una taza de café junto al señor Vides.—¡Mamá! —soltó Lorena acercándose a ella.—Hija, ¿cómo la pasaste en la fiesta? —pregunto la señora sonriente dejando la taza de café sobre la pequeña me
El reloj marcaba las cinco de la tarde, Lorena estaba cambiada con su pijama rosada acostada boca arriba viendo la pantalla de su celular. Para ese momento ya le había dado su número de WhatsApp a “R” (así le decía a aquella persona que estaba detrás de la pantalla).Se enfrascó tanto en que R no se diera cuenta si era hombre o mujer que cambió la foto de su perfil de WhatsApp donde aparecía con Marc y Lorena.“¿Qué haces?” le preguntó.“Estoy tomando una taza de té verde” contestó R y envió una foto de su pocillo de té reposando elegantemente sobre una mesa oscura de madera.Aquello le hizo pensar a Laura que, seguramente, estaba conociéndose con un hombre viejo que le gustaba devorar libros y tomar fotos de paisajes en su tiempo de ocio, aunque, también podría ser una señora de unos cinc
—¿Cuál?—El de Miguel, quiero saber qué tan cierto es eso de que se besó con Marc.—Por favor, todos sabemos que es mentira —replicó Camilo.—¿En serio creíste eso de que se fue a dormir temprano? —Cristian enarcó una ceja.—Pues… —Camilo no sabía qué decir.—Pareciera que no lo conocieras. Miguel es tres veces más fiestero que yo, fue quien organizó la fiesta, ¿cómo vas a creer que se fue a dormir porque le dio una migraña? —explicó Cristian—. Además, recuerdo que lo vi bailando con un hombre.—Cristian, tú estabas que ni podías ni con tu vida; seguramente viste mal.—No, yo sé lo que vi; ¿y sabes por qué? —Cristian saboreó el caramelo en su boca—, porque me pareció muy rar