El reloj marcaba las cinco de la tarde, Lorena estaba cambiada con su pijama rosada acostada boca arriba viendo la pantalla de su celular. Para ese momento ya le había dado su número de WhatsApp a “R” (así le decía a aquella persona que estaba detrás de la pantalla).
Se enfrascó tanto en que R no se diera cuenta si era hombre o mujer que cambió la foto de su perfil de WhatsApp donde aparecía con Marc y Lorena.
“¿Qué haces?” le preguntó.
“Estoy tomando una taza de té verde” contestó R y envió una foto de su pocillo de té reposando elegantemente sobre una mesa oscura de madera.
Aquello le hizo pensar a Laura que, seguramente, estaba conociéndose con un hombre viejo que le gustaba devorar libros y tomar fotos de paisajes en su tiempo de ocio, aunque, también podría ser una señora de unos cinc
—¿Cuál?—El de Miguel, quiero saber qué tan cierto es eso de que se besó con Marc.—Por favor, todos sabemos que es mentira —replicó Camilo.—¿En serio creíste eso de que se fue a dormir temprano? —Cristian enarcó una ceja.—Pues… —Camilo no sabía qué decir.—Pareciera que no lo conocieras. Miguel es tres veces más fiestero que yo, fue quien organizó la fiesta, ¿cómo vas a creer que se fue a dormir porque le dio una migraña? —explicó Cristian—. Además, recuerdo que lo vi bailando con un hombre.—Cristian, tú estabas que ni podías ni con tu vida; seguramente viste mal.—No, yo sé lo que vi; ¿y sabes por qué? —Cristian saboreó el caramelo en su boca—, porque me pareció muy rar
A veces no medimos las consecuencias de nuestras acciones, las personas que vamos a lastimar por actuar de determinada manera.Ahora Marc sentía que no tenía cara para poder ver a los ojos a Laura, odiaba tener que ocultar lo que había hecho, pero, nunca deseó haber estado con Miguel; fue algo que se dio en el momento y no lo pudo evitar. Sin embargo, estaba pagando las consecuencias y se sentía bastante mal por ello.Veía a sus amigas conversar alegremente, el haber mentido había disipado las llamas encendidas de su problema, pero, no sabía cuánto tiempo duraría aquella calma.—¡No, no recuerdo nada! —dijo Lorena bastante alegre—, dicen que yo le dije que estaba enamorada de él.—¿Así de ebria estabas? —inquirió Laura.—Pero no era la única, dicen que tú lloraste —se burló Lorena.
—¡Ay, Camilo! —gruñó Lorena y se apartó de él—, ¡no debiste hacer eso!—Por favor, sé que también te gusta, solo quiero ayudar.—¡Que él no me gusta, solo somos amigos! —insistió la chica—, y eso, solo porque me gusta su cámara y es la única forma de que me la preste.Camilo soltó una carcajada que enrojeció su pálido rostro. Mientras, Cristian veía a los jóvenes con rostro muy aburrido y, al ya no soportar escuchar aquella fastidiosa plática, decidió marcharse.Lorena vio en silencio cómo Cristian se alejaba de ellos con un rostro bastante furioso.—¿Y ahora qué pasó? —inquirió la joven.—Bueno… tal vez no le gustó que habláramos de Robert —respondió Camilo.—¿
—Cuando pequeños fuimos amigos —contó Sasha—. Pero eso sucedió hace mucho tiempo, seguramente Cristian no debe acordarse de nada, o tal vez no le da mucha importancia.La habitación fue apoderada por un gran silencio. Laura solo se limitaba a contemplar a la joven rubia frente a ella que sonreía intentando no demostrar su gran tristeza.—Nunca me interesó que me rechazara, seguramente me acostumbré a eso —explicó Sasha—. Yo creía que él era así con todos, que esa era su forma de ser. Siempre tan arrogante y serio, la mayoría de los hombres lo odian y las mujeres se desviven por él. Me sentía un tanto orgullosa de ser la única chica que podía estar muy cerca de él, pero después llegó Lorena y Cristian cambió totalmente —dejó salir un suspiro—. Primero la odié, despu&eacut
Lorena llevó una mano a su boca para intentar calmar su risa, pero al voltear a ver a Cristian, su carcajada volvía a emerger.—Buenas tardes —saludó un hombre que llevaba una cámara en sus manos—, ¿les gustaría tomarse una foto?, le estamos regalando a las parejas dos fotos por el precio de una.Cristian volteó a ver a Lorena para preguntarle qué le parecía la idea, aunque, ella respondió al momento de abrazarlo sonrientemente.—Ya que hoy somos pareja, deberíamos tener un recuerdo —dijo Lorena.Los dos posaron alegremente para la foto y en un momento, Lorena le dio un beso a la mejilla de Cristian, haciendo que parecieran novios de verdad..Cristian se encontraba acostado boca arriba en su cama apreciando la foto en la que posaba cariñosamente con Lorena.No lograba entender qué era lo que sentía cuando es
—Laura, no me gustaría que nuestra amistad se diera en medio de mentiras —explicó Marc—. Por esa misma razón me siento en la necesidad de contarte lo que sucedió en la fiesta con Miguel.Laura retuvo la respiración al darse cuenta el rumbo que tomaba la conversación que estaba teniendo con Marc.—Yo sí me besé con Miguel, entre los dos sí pasó algo esa noche —confesó el joven—. No te lo había contado porque no quiero perder tu amistad, aunque, si por esto dejaremos de ser amigos, lo entenderé perfectamente.Laura llevó una mano a su pecho e inclinó un poco la mirada.—Pero… tú sabías bien cuáles son mis sentimientos, ¿por qué me hiciste esto? —preguntó la joven.—Los dos estábamos ebrios, no pensé en las consecuencias de las cosas
Lorena estaba sentada en el comedor comiendo tranquilamente cuando se metió el mismo tema de siempre:—Hoy vi a tu amiguita, ¿por qué ya no llega a la casa? —comentó Marcela, la hermana mayor, mientras revolvía su comida.—Creo que ya se dejaron, aunque, me parecía que hacían buena pareja. Yo digo que mis padres las hubieran aceptado, sabes que eso ya es bastante normal en estos días —soltó Flor mientras aguantaba una risotada.—Niñas, ya dejen de burlarse de Lorena —regañó su padre.—Hija, si eres lesbiana puedes decirnos, nosotros te apoyamos —soltó insistente la señora Durán.—No soy lesbiana, mamá —refutó Lorena levantándose de la mesa.—Ya se enojó la niña... —se burló Flor.—Flor, deja de molestar a tu hermana —regañó el señor Durán..—Qué chica más rara —masculló Cristian observando detenidamente a una joven que estaba sentada en una banca mirando sus manos. Él se encontraba en la banca de enfrente con su compañero de clases, Camilo.—Pero sabes que yo no quiero nada con ella,
Lorena estaba sentada en una banca del colegio viendo como unos chicos jugaban fútbol."¿Quién será ese chico? —pensó la joven—. El hijo del jefe de mi madre. Lo único que recuerdo de ese señor es que una vez llegué a su casa y partí un florero muy costoso haciendo que alguien se cortara. Pero nunca vi a su hijo porque se iba de viaje en sus vacaciones, así que tiene que ser un chico bastante refinado que debe ser muy popular y engreído, lo peor es que ahora tiene novia. Esa chica me va a dar una paliza cuando se entere que yo armé todo este problema". En aquel momento el balón con el que estaban jugando los estudiantes golpeó a Lorena en la frente haciendo que cayera de espaldas de la banca golpeándose fuertemente con el suelo, no escuchó nada por un momento, sólo vio que un joven con unos hermosos ojos grises le hablaba bastante asustado. El sudor corría por su frente y su cabello negro estaba húmedo, sus labios eran de un rosado oscuro y lo hacía ver sumamente lindo.—¿Este es el