—En fin —Miguel volvió a mirar a Lorena—. ¿Eres o no la novia de Cristian?
—Es tan obvio que no —Lorena se iba a ir, pero Miguel se lo impidió al cruzarse en su camino.
—Te tengo una propuesta —llevó una mano a la barbilla de la joven—, sé que te va a encantar.
—Deja de molestarme —Lorena hizo que quitara su mano de su barbilla.
—¡Te estoy hablando en serio! —insistió Miguel.
Marc, bastante molesto por la actitud de Miguel, se levantó de la silla y se acercó a los jóvenes.
—Oye, te está diciendo que la dejes de molestar —le dijo a Miguel.
Miguel volteó a verlo mientras ponía los ojos en blanco.
—Deja de meterte en lo que no te importa, estoy hablando con ella —gruñó.
—¡Claro que me importa, es mi mejor amiga!
Lorena llegó a su casa y se encerró en su cuarto, se tiró de espaldas en la cama mientras tenía su mirada fija en el techo pálido y blanco. “¿Te gusta?” recordó las palabras de Miguel. Estaba segura de que no le atraía Cristian, sin embargo, no dejaba de pensar en lo que había sucedido en el salón.Era la segunda vez que Cristian la besaba frente a todos los estudiantes. Ahora todos estaban seguros de que eran novios. Aquel trato absurdo le comenzaba a pasar cuenta y no le agradaba lo caro que era..—¿Qué hacen aquí? —preguntó Cristian mientras salía de la piscina.—Faltaste al examen de química —dijo Camilo.—Qué idiotez, ¿para eso vinieron? —inquirió Cristian con rostro aburrido—, ¿desde cuándo eres tan estudioso?—No venimos
Esa noche Lorena pensó en Cristian, aquella extraña forma de tratarla, fue muy amable y cariñoso. ¿Qué intentaba lograr?A la mañana siguiente, Lorena llegó a clases y mientras caminaba por el pasillo, una joven se acercó a ella con las que seguramente eran sus amigas.—Hola —saludó. Era rubia, con el cabello arreglado y se notaba que se había esmerado por tener un perfecto maquillaje.—Hola… —soltó Lorena un tanto confundida.—¿Es cierto que eres la novia de Cristian? —inquirió la joven.Eso resolvía sus dudas, era el típico grupo chismoso que no disimulaba que estaba detrás de tu vida para poder criticarte.—No, no soy su novia —respondió Lorena bastante seria.—¿Y la foto? —preguntó la joven.—¿Cuál foto? &md
Lorena barrió a Sasha con la mirada y después Cristian recogió el libro de Lorena.—¿Nos vamos? —preguntó Cristian a Lorena.—Sí, claro —le sonrió.Los jóvenes se alejaron del grupo de chicas que, al parecer, no quedaron muy emocionadas.Al llegar al salón, Lorena soltó la mano de Cristian y llevó las manos a su cabeza.—¡Realmente tienes malos gustos con las mujeres, en serio! —soltó y volteó a ver a Cristian.Se encontró con la grata sorpresa de verlo sonreír, se veía muy lindo y eso hizo que el corazón de Lorena diera un salto.—Es por esa misma razón que quiero tenerla lejos —confesó Cristian—, ¿qué te estaba diciendo?—Lo que siempre dicen las chicas como ellas, no tiene importancia. Sé que algún d&i
Lorena estiró los brazos mientras soltaba un bostezo, a su lado se encontraba Marc y Laura sentados en la banca del parque. Al fondo de ellas había unos arbustos en los cuales se escuchaban el cantar de los grillos.Laura llevó una botella de agua hasta su boca y comenzó a beberla, mientras que, Marc empezó a mirarse en el pequeño espejo que traía su polvo.—¡Ay, parece que me va a salir una espinilla! —chilló Marc.—¿No les parece que Cristian se está comportando extraño conmigo? —inquirió Lorena mientras tenía su mirada puesta en el bote de basura que estaba frente a ella a unos cuantos metros de distancia.—Sí, se nota que se está esforzando por llevarse bien contigo —opinó Laura.—Ayer llegó a mi casa, me pidió disculpas y después se quedó conversando conmigo,
Lorena entró a su habitación y tiró su bolso sobre la cama, después recogió su cabello en forma de globo y rodó la mirada por todo el lugar. Estaba algo desordenado, así que, comenzó a limpiar.Por alguna razón seguía su mente recordando las palabras de Marc “hay veces que la vida nos obliga a cambiar”, aquella frase la hacía pensar mucho y meditar sobre su vida.Estaba tan sumida en sus pensamientos que se asustó al escuchar el sonido de su celular. Tiró unos libros que tenía en sus manos al dar un salto y después corrió a tomar el celular y responder la llamada.—¿Cuánto más debo esperarte? —era Camilo.—¿Qué?—¡Necesito hacer el trabajo de matemática y no entiendo nada! ¡Se supone que te contraté para que me ayudes con estas cosas!
—Vamos, necesito desocuparme temprano —pidió Lorena después de sacar un bufido.La joven comenzó a caminar y mientras lo hacía su tobillo punzaba dolorosamente haciendo que dejara salir uno que otro rostro de dolor.—No está bien —dijo el joven que aún sostenía la moto—. La debe ver un doctor.—Ella es algo terca, pero llamaré al doctor, gracias por ayudarla, Robert.Lorena volteó a ver hasta donde Camilo seguía hablando con aquel joven, parecían conocerse ya que hablaban abiertamente. El chico le dijo que vivía cerca de allí, así que, era bastante obvio el que se conocieran.Después, Camilo se acercó a Lorena trayendo consigo la moto, la reparó de pies a cabeza y dejó salir un suspiro.—¿Por qué siempre te suceden este tipo de cosas? —subió una ceja
—Pero no lo hace a propósito —Lorena acercó más el rostro a su amigo—. He visto cómo te mira.—¿En serio?—Sí, cada vez que puede te mira y lo hace de una manera que se le nota que le atraes.Camilo volvió a sonreír, pero esta vez de la emoción.—¿Crees que ella puede darme una oportunidad?—Claro que sí… solo es cuestión de darle tiempo —soltó Lorena con mucha seguridad..Dos horas después: Lorena veía por la ventana del auto con rostro trágico. Cristian volteó a verla después de alejar su rostro de su celular.—¿Quién se murió? —le preguntó.—Yo… soy muy mala persona —confesó la joven.—¿Hasta ahora te das cuenta? —chist&oacu
Lorena llegó a la casa de Cristian. El chofer abrió la puerta del auto y la joven bajó del vehículo.—¿Ya sabes lo que le dirás a mi padre cuando lo veas? —preguntó el joven cuando caminaba a su lado.—No sabré qué responder si no sé las preguntas.—Hablo de la fiesta de mañana.—Ah… —Lorena dejó salir una pequeña risa—. Quieres que le pida permiso.—Claro que no, así mis padres no quieran, iré a la fiesta. Pero la idea es no tener problemas en mi casa cuando llegue. Es horrible que te echen un sermón mientras pasas una resaca.Los jóvenes caminaron hasta la pequeña sala donde se encontraba el piano, allí vieron al señor Vides tocando el piano alegremente, pero dejó de hacerlo cuando notó la presencia de los jóvenes.&mdas