—Pero no lo hace a propósito —Lorena acercó más el rostro a su amigo—. He visto cómo te mira.
—¿En serio?
—Sí, cada vez que puede te mira y lo hace de una manera que se le nota que le atraes.
Camilo volvió a sonreír, pero esta vez de la emoción.
—¿Crees que ella puede darme una oportunidad?
—Claro que sí… solo es cuestión de darle tiempo —soltó Lorena con mucha seguridad.
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Dos horas después:
Lorena veía por la ventana del auto con rostro trágico. Cristian volteó a verla después de alejar su rostro de su celular.
—¿Quién se murió? —le preguntó.
—Yo… soy muy mala persona —confesó la joven.
—¿Hasta ahora te das cuenta? —chist&oacu
Lorena llegó a la casa de Cristian. El chofer abrió la puerta del auto y la joven bajó del vehículo.—¿Ya sabes lo que le dirás a mi padre cuando lo veas? —preguntó el joven cuando caminaba a su lado.—No sabré qué responder si no sé las preguntas.—Hablo de la fiesta de mañana.—Ah… —Lorena dejó salir una pequeña risa—. Quieres que le pida permiso.—Claro que no, así mis padres no quieran, iré a la fiesta. Pero la idea es no tener problemas en mi casa cuando llegue. Es horrible que te echen un sermón mientras pasas una resaca.Los jóvenes caminaron hasta la pequeña sala donde se encontraba el piano, allí vieron al señor Vides tocando el piano alegremente, pero dejó de hacerlo cuando notó la presencia de los jóvenes.&mdas
Cristian llevaba una hora esperando a Lorena sentado en una silla de sol en su piscina, una gota de sudor corrió por su frente, dejó salir un bostezo y rodó la mirada a su derecha donde encontró a Miguel con un rostro burlón.—¿Qué te pasa? —preguntó amargamente.—¿En serio crees que va a venir? —inquirió Miguel.—Claro que lo hará, ya verás —soltó Cristian y se acomodó en su silla.Mientras, en la casa de Laura: —Eso, mírame ahora, alza un poco la barbilla, no sonrías tanto —decía Lorena mientras intentaba tomarle una foto a Laura con su celular.Marc solo se limitaba a comer una ensalada de frutas sentado en la cama observando a sus amigas.—Pon más estilo, niña —dijo Marc—. Saca esa diva que tienes dentro.Dos h
Los jóvenes entraron a la fiesta, la música allí estaba muy alta, tanto, que las paredes retumbaban y las luces parpadeaban haciendo que Laura sintiera un dolor de cabeza apoderarse de ella.—¡Esto sí se llama una fiesta! —gritó emocionado Marc.Lorena sintió que la jalaron de un brazo, era Cristian que la adentró en la fiesta hasta llegar a unos muebles donde se encontraban unos amigos de él.—Miren, ella es Lorena, mi novia —presentó el joven.Los jóvenes la repararon de pies a cabeza, algo que la hizo sentir muy incómoda. Era cierto, Cristian no se encontraba en sus cabales esa noche, seguramente llevaba horas bebiendo alcohol y había perdido la cabeza en el recorrido.Marc se dirigió con Laura a una mesa donde encontraron un coctel el cual comenzaron a servir en unos vasos. Laura intentó beber un poco del
—Busco a mi hermano, ¿sabes dónde está?Camilo dejó salir un suspiro mientras tenía su mirada concentrada en Robert.—¿Me ves cara de niñera como para estar detrás de ese desgraciado? —inquirió mientras respingaba una ceja.—Parece como si alguien te hubiera rechazado —soltó Robert.Camilo puso los ojos en blanco y después, con bastante fastidio, comenzó a tomar de la botella de vino una gran cantidad del líquido.—Creo que sí te rechazaron —dijo por lo bajo Robert.—Lárgate de aquí —gruñó Camilo, rodó la mirada a Lorena—, ayúdalo a buscar a Miguel, quiero estar solo.Lorena se sorprendió de lo mal que se encontraba Camilo, nunca lo había visto en aquel estado. Le daba mucha lástima que alguien tan tierno y amoroso co
Marc trató de mantener la compostura, pero todo se fue al piso cuando pudo sentir su mano humedecerse entre el agarre de Miguel. “¿Qué es esto?” pensó.Con algo de fuerza pudo soltarse del agarre de Miguel y así poder hacer espacio entre los dos, ya que Miguel había invadido su espacio personal.—Piérdete, Miguel —le dijo mientras dejaba el vaso de coctel sobre la mesa.Marc se marchó de allí y se dirigió a la pista de baile donde se adentró entre la multitud. Estando lejos de Miguel sintió que volvió a sus cabales, fue una sensación muy extraña cuando estuvieron tan cerca, era mejor no volver a hablar con él, no hasta que acabara la noche.—¡Marc! —escuchó que lo llamaron.Era la joven pelirroja con la que antes había hablado.—¡Llegué, cariñ
Lorena estaba sentada en un mueble al lado de Robert, tenían un largo tiempo allí, de hecho, estaba tan aburrida que quería irse ya para su casa.—Necesito buscar a mis amigos, debemos irnos ya —le dijo al joven.—Oye, si tus amigos no te han buscado es porque deben estar pasándola muy bien, deja que se diviertan —replicó Robert.Lorena volteó a verlo y el joven le sonrió para después tomar un poco de su botella de cerveza.—Claro, deben estar divirtiéndose —masculló Lorena—. No, Marc no conoce a casi nadie aquí y estoy segura que debe estar buscándome.Pero no era así, de hecho, era todo lo contrario.Marc no supo cómo pasó, pero cuando quiso darse cuenta ya estaba encerrado con Miguel en un cuarto de aquella casa acostado sobre la cama mientras veía cómo Miguel se quitaba la
La historia fue así, Lorena después de levantarse del piso comenzó a cantar con fuerza y Camilo decidió llevarla a uno de los cuartos de la casa con ayuda de Robert, pero la joven llegó a un punto en el que no pudo ni caminar, por esa misma razón Robert la cargó.La hicieron entrar a una habitación y lograr que se durmiera, pero ella estaba empecinada en que debía bajar a la fiesta. En un momento parecía que ella ya estaba calmada y a punto de dormir cuando, de repente, se sentó en la cama y trató de quitarse el vestido ¡y en frente de los muchachos!—¡No, no, no! ¡Lorena! —Camilo trataba de detenerla.—¡Tengo calor! —soltó la joven.—Pero no te quites el vestido —decía Camilo.—Es mi cuarto, yo puedo hacer en él lo que quiera.—No, este no es tu cuarto, por eso no pu
Marc se sintió avergonzado por la pregunta de su amiga, ¡qué indiscreta!—Es obvio, querida, me la han prestado —respondió el joven en un gruñido y le hizo a la joven señas con la mirada para que no preguntara cosas así.Lorena llevó una mano a sus labios al sentirse apenada al darse cuenta que estuvo mal preguntar aquello estando presente Miguel, recordó que su amigo se llevaba pésimo con aquel chico, así que, eso solo fomentaba las burlas por parte de Miguel para con Marc.Los tres jóvenes se dirigieron al comedor y mientras lo hacían, Miguel y Marc cruzaron varias miradas.Al llegar, se encontraron con una larga mesa de madera de cedro llena de muchos platillos exquisitos, carnes, salsas, sopas, ensaladas de frutas, postres y varias jarras de vidrio llenas de variados jugos. Todo un banquete que estaban degustando tranquilamente cinco personas: Sasha,