Después de hablar por unas horas, Marc y Lorena se marcharon ya que iban a comprar algunas cosas que necesitarían para “su venganza”.
Laura decidió quedarse en su casa ya que quería estar sola, pensar sobre cosas y les sacó muchas excusas a sus amigos para no acompañarlos. Quedó reducida en su cama meditando hasta que el sueño la atrapó.
Mientras, Lorena llegó a su casa con algunas bolsas de compras y subió a su cuarto donde dejó todo sobre la cama.
—Bien —soltó Marc a su lado—. Es raro que tú hagas este tipo de cosas.
—Lo sé, pero será una buena inversión —alegó Lorena no tan convencida y su voz lo demostraba.
—Eran tus ahorros —dijo su amigo—. Se supone que con eso comprarías la cámara.
—Podré reponerlo con lo que me pague Camilo.
Los jóvenes entraron al vehículo y mientras más cerca estaban del instituto, el corazón de Lorena se aceleraba. Por su mente pasaban muchos pensamientos sobre lo que estaba haciendo, si era bueno o malo, si valía la pena o solo era una chica ridícula con deseos de ser popular. “Claro, tú también lo haces. Tienes el derecho de hacerlo, cada vez que necesites algo de mí puedes pedirlo, tengo una deuda que pagarte al igual que tú a mí” recordó las palabras de Cristian..Laura llegó al instituto y caminó hasta su casillero para sacar unos apuntes que iba a necesitar para la clase, pero al abrir, encontró una carta en un sobre blanco. “Para mi querida y hermosa L” decía en la parte superior del sobre.“Querida L. Las palabras de tu carta han conquistado mi corazó
Lorena rodó la mirada por los allí presentes que estaban más que impresionados por lo que acababa de suceder. Una gran vergüenza la invadió y decidió salir del salón de clases para intentar calmarse.Caminó por el largo pasillo lleno de estudiantes y llegó a un parque trasero que había en el instituto. Su corazón latía con fuerza y las lágrimas en sus ojos suplicaban para que las dejara salir.Mientras, en el salón, Cristian rodó la mirada por el lugar y notó que los estudiantes estaban murmurando cosas que él no podía escuchar.Se sentó en su puesto y se concentró en andar su celular. Poco a poco los estudiantes alejaron su mirada de él y dejaron de hablar del tema.—¿Quién se cree que es para tratar a Lorena de esa manera? —inquirió Laura mientras veía a Cristian.
—En fin —Miguel volvió a mirar a Lorena—. ¿Eres o no la novia de Cristian?—Es tan obvio que no —Lorena se iba a ir, pero Miguel se lo impidió al cruzarse en su camino.—Te tengo una propuesta —llevó una mano a la barbilla de la joven—, sé que te va a encantar.—Deja de molestarme —Lorena hizo que quitara su mano de su barbilla.—¡Te estoy hablando en serio! —insistió Miguel.Marc, bastante molesto por la actitud de Miguel, se levantó de la silla y se acercó a los jóvenes.—Oye, te está diciendo que la dejes de molestar —le dijo a Miguel.Miguel volteó a verlo mientras ponía los ojos en blanco.—Deja de meterte en lo que no te importa, estoy hablando con ella —gruñó.—¡Claro que me importa, es mi mejor amiga!
Lorena llegó a su casa y se encerró en su cuarto, se tiró de espaldas en la cama mientras tenía su mirada fija en el techo pálido y blanco. “¿Te gusta?” recordó las palabras de Miguel. Estaba segura de que no le atraía Cristian, sin embargo, no dejaba de pensar en lo que había sucedido en el salón.Era la segunda vez que Cristian la besaba frente a todos los estudiantes. Ahora todos estaban seguros de que eran novios. Aquel trato absurdo le comenzaba a pasar cuenta y no le agradaba lo caro que era..—¿Qué hacen aquí? —preguntó Cristian mientras salía de la piscina.—Faltaste al examen de química —dijo Camilo.—Qué idiotez, ¿para eso vinieron? —inquirió Cristian con rostro aburrido—, ¿desde cuándo eres tan estudioso?—No venimos
Esa noche Lorena pensó en Cristian, aquella extraña forma de tratarla, fue muy amable y cariñoso. ¿Qué intentaba lograr?A la mañana siguiente, Lorena llegó a clases y mientras caminaba por el pasillo, una joven se acercó a ella con las que seguramente eran sus amigas.—Hola —saludó. Era rubia, con el cabello arreglado y se notaba que se había esmerado por tener un perfecto maquillaje.—Hola… —soltó Lorena un tanto confundida.—¿Es cierto que eres la novia de Cristian? —inquirió la joven.Eso resolvía sus dudas, era el típico grupo chismoso que no disimulaba que estaba detrás de tu vida para poder criticarte.—No, no soy su novia —respondió Lorena bastante seria.—¿Y la foto? —preguntó la joven.—¿Cuál foto? &md
Lorena barrió a Sasha con la mirada y después Cristian recogió el libro de Lorena.—¿Nos vamos? —preguntó Cristian a Lorena.—Sí, claro —le sonrió.Los jóvenes se alejaron del grupo de chicas que, al parecer, no quedaron muy emocionadas.Al llegar al salón, Lorena soltó la mano de Cristian y llevó las manos a su cabeza.—¡Realmente tienes malos gustos con las mujeres, en serio! —soltó y volteó a ver a Cristian.Se encontró con la grata sorpresa de verlo sonreír, se veía muy lindo y eso hizo que el corazón de Lorena diera un salto.—Es por esa misma razón que quiero tenerla lejos —confesó Cristian—, ¿qué te estaba diciendo?—Lo que siempre dicen las chicas como ellas, no tiene importancia. Sé que algún d&i
Lorena estiró los brazos mientras soltaba un bostezo, a su lado se encontraba Marc y Laura sentados en la banca del parque. Al fondo de ellas había unos arbustos en los cuales se escuchaban el cantar de los grillos.Laura llevó una botella de agua hasta su boca y comenzó a beberla, mientras que, Marc empezó a mirarse en el pequeño espejo que traía su polvo.—¡Ay, parece que me va a salir una espinilla! —chilló Marc.—¿No les parece que Cristian se está comportando extraño conmigo? —inquirió Lorena mientras tenía su mirada puesta en el bote de basura que estaba frente a ella a unos cuantos metros de distancia.—Sí, se nota que se está esforzando por llevarse bien contigo —opinó Laura.—Ayer llegó a mi casa, me pidió disculpas y después se quedó conversando conmigo,
Lorena entró a su habitación y tiró su bolso sobre la cama, después recogió su cabello en forma de globo y rodó la mirada por todo el lugar. Estaba algo desordenado, así que, comenzó a limpiar.Por alguna razón seguía su mente recordando las palabras de Marc “hay veces que la vida nos obliga a cambiar”, aquella frase la hacía pensar mucho y meditar sobre su vida.Estaba tan sumida en sus pensamientos que se asustó al escuchar el sonido de su celular. Tiró unos libros que tenía en sus manos al dar un salto y después corrió a tomar el celular y responder la llamada.—¿Cuánto más debo esperarte? —era Camilo.—¿Qué?—¡Necesito hacer el trabajo de matemática y no entiendo nada! ¡Se supone que te contraté para que me ayudes con estas cosas!