Camilo entreabrió su boca sin saber qué decir, volteó a ver a Lorena quien estaba en completo silencio con la mirada inclinada.
—¿Por qué Cristian se comportaría de esa manera? —preguntó Camilo confundido.
—¿No es evidente? —Marc respingó una ceja.
—Cristian debe tener una razón para justificar su comportamiento —alegó Camilo—, conozco a mi amigo, sé que no es alguien impulsivo.
—Por favor, no discutan —pidió Lorena con un cierto desgane en su voz.
—Lorena —soltó Marc temeroso al ver el rostro triste de su amiga—, no estés así por un idiota que no vale la pena, ¿sí?
—¿Así de grave fue? —inquirió Camilo entreabriendo sus labios.
Marc rodó la mirada a Camilo quien comenzó a verlo con curiosidad:<
Lorena dejó salir un jadeo al no creer la arrogancia del joven “¡te voy a matar, estúpido!” pensó con mucha rabia. En aquel momento veía a Cristian pequeño, como una cucaracha que quería matar de un solo golpe con un zapato.—Es un macho, pecho de acero y temperamento fuerte, ¡ay! Como me gustan —soltó por lo bajo Marc y después dejó salir una risita traviesa.—Lorena —llamó Laura—, ¿vas a hablar con él? Creo que es algo bastante serio como para que te hable en clase.—Te lo dije, Cristian no es así, lo que sea que haya pasado entre ustedes, quiere arreglarlo —dijo Camilo.Lorena llevó una mano a su frente al no soportar el estrés de escuchar a sus amigos hablando de Cristian, no quería saber nada de ese tipo, le había tomado un fastidio total después de lo
Lorena apartó sus labios bastante asustada y vio cómo Cristian apretaba los suyos en silencio. Fue en aquel momento que la joven notó que Cristian tenía su cintura rodeada con sus fuertes brazos.El muchacho veía que Lorena se estaba preparando para disparar algo que, seguramente, iba a dañar sus planes; por lo mismo decidió adelantarse.—No digas nada, solo ayúdame estaba vez, por favor —susurró en uno de sus oídos.Con aquello Lorena comprendió todo, volvía a utilizarla para su conveniencia. Dejó salir un suspiro lleno de mucha decepción y empezó a apartarse de él con lentitud.—Eres un desgraciado —balbuceó, pero el joven, al estar bastante cerca de ella, pudo escucharla.—Sí, lo soy, lo siento por eso. Pero realmente necesito tu ayuda. Hay una chica que no me deja de perseguir y necesito que
Camilo estaba en su habitación sentado en un sillón de cuero oscuro leyendo la carta, en su rostro había una sonrisa dibujada. Debía aceptarlo, aquellas palabras lo tenían muy cautivado; realmente quería pensar que era la persona que traía conquistado el corazón de Laura, porque a él aquella carta ya lo había flechado.En su mente tenía impregnado el rostro de Laura, no era para nada fea, al contrario, tenía un rostro bastante tierno y aquellos lentes grandes que utilizaba la hacían ver inteligente (a él le gustaban así) y como ya había hablado con la joven un par de veces, conocía algo de su personalidad, le agradaba bastante.Estaba tan inmerso en sus pensamientos que soltó un grito cuando escuchó una voz que disipó el silencio que lo rodeaba.—¡Ah! —escuchó que alguien gritó—, ¡
Después de hablar por unas horas, Marc y Lorena se marcharon ya que iban a comprar algunas cosas que necesitarían para “su venganza”.Laura decidió quedarse en su casa ya que quería estar sola, pensar sobre cosas y les sacó muchas excusas a sus amigos para no acompañarlos. Quedó reducida en su cama meditando hasta que el sueño la atrapó.Mientras, Lorena llegó a su casa con algunas bolsas de compras y subió a su cuarto donde dejó todo sobre la cama.—Bien —soltó Marc a su lado—. Es raro que tú hagas este tipo de cosas.—Lo sé, pero será una buena inversión —alegó Lorena no tan convencida y su voz lo demostraba.—Eran tus ahorros —dijo su amigo—. Se supone que con eso comprarías la cámara.—Podré reponerlo con lo que me pague Camilo.
Los jóvenes entraron al vehículo y mientras más cerca estaban del instituto, el corazón de Lorena se aceleraba. Por su mente pasaban muchos pensamientos sobre lo que estaba haciendo, si era bueno o malo, si valía la pena o solo era una chica ridícula con deseos de ser popular. “Claro, tú también lo haces. Tienes el derecho de hacerlo, cada vez que necesites algo de mí puedes pedirlo, tengo una deuda que pagarte al igual que tú a mí” recordó las palabras de Cristian..Laura llegó al instituto y caminó hasta su casillero para sacar unos apuntes que iba a necesitar para la clase, pero al abrir, encontró una carta en un sobre blanco. “Para mi querida y hermosa L” decía en la parte superior del sobre.“Querida L. Las palabras de tu carta han conquistado mi corazó
Lorena rodó la mirada por los allí presentes que estaban más que impresionados por lo que acababa de suceder. Una gran vergüenza la invadió y decidió salir del salón de clases para intentar calmarse.Caminó por el largo pasillo lleno de estudiantes y llegó a un parque trasero que había en el instituto. Su corazón latía con fuerza y las lágrimas en sus ojos suplicaban para que las dejara salir.Mientras, en el salón, Cristian rodó la mirada por el lugar y notó que los estudiantes estaban murmurando cosas que él no podía escuchar.Se sentó en su puesto y se concentró en andar su celular. Poco a poco los estudiantes alejaron su mirada de él y dejaron de hablar del tema.—¿Quién se cree que es para tratar a Lorena de esa manera? —inquirió Laura mientras veía a Cristian.
—En fin —Miguel volvió a mirar a Lorena—. ¿Eres o no la novia de Cristian?—Es tan obvio que no —Lorena se iba a ir, pero Miguel se lo impidió al cruzarse en su camino.—Te tengo una propuesta —llevó una mano a la barbilla de la joven—, sé que te va a encantar.—Deja de molestarme —Lorena hizo que quitara su mano de su barbilla.—¡Te estoy hablando en serio! —insistió Miguel.Marc, bastante molesto por la actitud de Miguel, se levantó de la silla y se acercó a los jóvenes.—Oye, te está diciendo que la dejes de molestar —le dijo a Miguel.Miguel volteó a verlo mientras ponía los ojos en blanco.—Deja de meterte en lo que no te importa, estoy hablando con ella —gruñó.—¡Claro que me importa, es mi mejor amiga!
Lorena llegó a su casa y se encerró en su cuarto, se tiró de espaldas en la cama mientras tenía su mirada fija en el techo pálido y blanco. “¿Te gusta?” recordó las palabras de Miguel. Estaba segura de que no le atraía Cristian, sin embargo, no dejaba de pensar en lo que había sucedido en el salón.Era la segunda vez que Cristian la besaba frente a todos los estudiantes. Ahora todos estaban seguros de que eran novios. Aquel trato absurdo le comenzaba a pasar cuenta y no le agradaba lo caro que era..—¿Qué hacen aquí? —preguntó Cristian mientras salía de la piscina.—Faltaste al examen de química —dijo Camilo.—Qué idiotez, ¿para eso vinieron? —inquirió Cristian con rostro aburrido—, ¿desde cuándo eres tan estudioso?—No venimos