Capítulo 5

Gabriel <3

Yo:

¿Puedes prestarme tus apuntes?

17:11

Claro, pero hay un problema…

17:15

¿Y cuál sería ese problema?

17:15

Que no los traje, y estoy abajo.

17:16

Mi corazón comenzó a latir más rápido de lo normal, me puse una sudadera encima y bajé las escaleras tan rápido como pude. No sé por qué me ponía tan nerviosa, no es la primera vez que viene a buscarme para salir.

Allí estaba, sentado en el sofá, con mi mamá, mi hermana y hasta mi tío. Al parecer no han sentido mi presencia, por lo que aclaré mi garganta para llamar la atención. Todos me miraron.

—¿Qué sucede aquí? —pregunté cruzándome de brazos.

—Gabriel estaba hablando con nosotros —dijo mi madre, dudando si seguir hablando o no.

—Sólo cuídala y hazla feliz, ella sigue siendo nuestra pequeña —esta vez habló mi tío, y yo solo me puse roja como un tomate, no sé cómo sentirme, no creí que este momento llegaría, y el hecho de no saber que sería hoy tal vez me ha molestado un poco.

Comencé a caminar hacia la puerta sin emitir palabra alguna, sentí como Gabriel se apresuró para alcanzarme.

—Oye ¿qué ha pasado? —preguntó posicionándose a mi lado, pero seguí sin emitir ningún sonido —Si no nos comunicamos se me hará aún más difícil comprendert…

—¿Por qué has hablado con ellos? —lo interrumpí.

—¿Te has molestado por eso? —se detuvo de golpe esperando que yo también me detuviese y lo encarara, pero yo seguí mi camino sin rumbo.

—Paula, te quiero —dijo sosteniéndome del brazo suavemente, haciendo que me detuviese —y quiero que todos lo sepan, ya no quiero seguir manteniéndolo oculto —se colocó delante de mí y agarró mi cara con ambas manos —quiero que tu familia sepa que esto que siento por ti no es un juego, que sepan que realmente quiero formar parte de tu vida y que tú formes parte de la mía —depositó un beso en mi frente.

Yo solo vagaba en mis pensamientos, no sé qué me está sucediendo, es como si algo dentro de mí estuviese teniendo una lucha.

—No quiero que te enojes, déjame quererte, tú mereces ser feliz y créeme que voy a hacer todo lo que sea necesario para que lo seas.

Fue entonces que pensé que tal vez él tenía razón, tal vez sea hora de dejar el pasado completamente atrás. Y si él se esfuerza por mí, entonces yo también debo esforzarme por él.

—Te quiero —dije en su susurro que creí que solo yo había escuchado, pero al ver la sorpresa en su rostro me di cuenta que también lo había escuchado.

Sus ojos me observaban fijamente, y no pude evitar mirar sus hermosos labios entreabiertos seguramente aún por la sorpresa de mis palabras, me acerqué lentamente hasta rozarlos, lo que nos hizo a ambos cerrar los ojos, terminé de unir nuestros labios en un hermoso y tierno beso.

Puede sonar loco, pero sentí como mi cuerpo se comenzó a relajar entre sus brazos, él bajó sus manos hasta posicionarlas en mi cintura, yo coloqué mis brazos por detrás de su cuello.

—Quiero que mi familia te conozca —dijo entre mis labios, me separé lentamente analizando sus palabras —ya saben de ti obviamente, pero quiero que vayas a mi casa… han preparado una rica cena para recibirte, aunque —dijo rápidamente al ver mi expresión —no quiero que te sientas obligada, puede ser otro dia no hay problem…

—Lo siento… yo…

Los recuerdos de mi primera cena con los Santana empezaron a llegar a mi mente, esa fue la noche que me enteré que la familia de mi exnovio era mafiosa.

*Flashback*

Unas sirenas comenzaron a escucharse a lo lejos, y al estar más cerca se escuchó un sonido fuerte, había sido un disparo. Estaba nerviosa, no sabía qué estaba sucediendo, Diego había entrelazado su mano con la mía por debajo de la mesa y acariciaba el dorso de la misma con su pulgar.

—Señor tienen que salir de aquí —dijo un hombre vestido totalmente de negro —al parecer Don Armando a dado su nombre en el interrogatorio policial, y ahora la policia quiere verlo para interrogarlo.

—Yo no tengo nada que temer —dijo Camilo, el padre de mi novio —yo estoy sano.

—Patrón he dicho que usted se encuentra fuera de la ciudad, tiene tiempo de salir por detrás, los autos están list…

—Déjalos que pasen, responderé sus preguntas.

—Jefe, Macario dejó unas pruebas que nos ha costado eliminar por lo que…

Solo eso bastó para que Camilo se enfureciera y encendiera su tabaco. Unos disparos se escucharon aún más cerca, tapé mi oídos y cerré mis ojos con fuerza por el susto, mi corazón estaba a punto de salirse por la boca, estaba realmente asustada.

—Ustedes —nos señaló —salgan de aquí ¡ahora! 

Diego se puso de pie mientras tomaba mi mano con fuerza, yo correspondí sin darme cuenta, siguiendo rápidamente su paso. Me aferraba a su mano como si de ello dependiera mi vida. Llegamos a su auto, para salir lo más pronto posible de ahí.

Salimos sin problemas, mi corazón aun latía fuertemente y mis piernas temblaban. Ninguno dijo palabra alguna durante todo el camino. Aún después de haber pasado algunos minutos de haber llegado a mi casa, seguía estática en el asiento sin poder mover un solo músculo.

—Lo siento —dijo Diego rompiendo el silencio —sabía que esto no terminaría bien, nunca termina bien cuando está mi padre —dijo mirando a la nada —Por eso no quería que lo conocieras, ni quería que fueses a esa estúpida cen…

—Amor tranquilo, vamos a calmarn…

—No, no puedo calmarme, sabía que esto pasaría —dijo mirándome a los ojos —y no sabes cuánto odio tener que ser su hijo, por esa razón no estoy en casa cuando él está, toda mi vida ha sido este mismo sufrimiento —soltó un gran suspiro —Cuando era niño me dolía mucho y quería que todo fuese diferente, mantenía esa esperanza de que algún día todo cambiaría pero ¿qué puedes esperar de un mafioso? Nada, sus vidas nunca cambian ni aunque les den una segunda oportunidad, siguen siendo los mismos egoístas que solo piensan en su sucio dinero.

—Lo vamos a superar —dije suspirando mientras juntaba su frente con la mía —Tú no eres como él y eso es lo que importa, saldremos adelante —sonreí suavemente colocando mi mano sobre su mejilla para acariciarla.

*fin del flashback*

Sin darme cuenta había caminado o tal vez corrido hasta llegar al parque, tenía la respiración acelerada y mis ojos estaban nublados, me estaba ahogando en mis recuerdos, necesitaba respirar y estar sola; sin embargo, nunca estuve sola, Gabriel ha estado a mi lado abrazándome sin decir ninguna palabra, solo me acaricia el cabello y me acurruca entre sus brazos.

Entonces comprendí que no necesitaba estar sola, necesitaba a alguien que realmente supiera acompañarme y él sí sabía acompañarme. No hablamos absolutamente nada mientras me tranquilizaba.

—Solo hablaremos cuando estés lista y quieras hacerlo —dijo acariciando mi mejilla —Sé que no es fácil para ti, perdóname por haberme apresurado, si prefieres podemos ir a cenar nosotros en un restau…

—No, quiero hacerlo, vamos a intentarlo —dije por lo bajo —Vamos a tu casa.

—No, mi familia y yo podemos esperar —dio un beso en mi frente y se levantó para ofrecerme su mano y levantarme. 

—Gracias, de verdad —realmente estaba aliviada, lo abracé muy fuerte. 

—Te quiero, y lo que más deseo es que estés bien, te ayudaré a sanar…

Es tan difícil aceptar que ahora no soy yo quien preste ayuda para el bienestar de otra persona, es decir, estoy tan acostumbrada a dar, que ahora me resulta totalmente extraño recibir. Es algo nuevo y se siente muy raro, pero a su vez es muy liberador, solo espero que sí pueda salvarme de mis demonios.  

—Bien… ¿qué desea cenar mi princesa amargada? —sonreí por el apodo que me había puesto

Caminamos hasta llegar a un restaurante, cenamos y luego pasamos por una heladería, lo cual me causó un cosquilleo en el estómago, él sabe lo mucho que amo el helado y el simple hecho de que me lleve sin yo tener que decírselo es algo que me encanta. 

Él venía caminando con mi helado y el suyo, mientras yo solo lo observaba desde mi asiento, no podía evitarlo, mi cara seguramente era un desastre, siento que estoy apunto de explotar con tantos sentimientos encontrados. 

—Aquí tiene, linda dama —pero en vez de agarrar el helado me levanté y lo besé.

—En serio te quiero, gracias —volví a darle otro beso.

—Te traeré a comer helado más seguido —dijo bromeando.

—Yo trato de ser romántica y me sales con eso —dije riendo mientras probaba mi helado.

—Es broma, sabes que te quiero con todo mi corazón —dijo empujando mi helado, haciendo que se ensuciara mi nariz y cerca de mi boca.

—Oyeee —me quejé mientras él me limpiaba riéndose. 

Mi sonrisa desapareció enseguida al ver la espalda de un hombre vestido todo de negro, mis manos empezaron a sudar y mi cuerpo a templar. 

—Amor ¿qué sucede? tranquila —preguntó tratando de entender que me sucedía. 

El recuerdo de los hombres de negros rodeándonos en el aeropuerto empezaban a nublar mi mente. Una parte de mí está decidida y quiere enfrentarlos, pero la otra parte sigue en shock, me puse muy mal ante su posible presencia. Sabía que eso no podía significar nada bueno.

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