ChristopherDesde la noche anterior, en donde Abigail y yo discutimos y terminamos hablando como dos personas normales y civilizadas, no me saco de la cabeza la idea loca de repetir la salida y evitar cometer los mismos errores.Ella ya me ha dado las terapias de hoy y se ha ido a cambiarse mientras que a mí me ayuda la enfermera a alistarme para irnos juntos hacia la empresa. Esta es una rutina de la que me puedo acostumbrar.Cuando llego a la sala me encuentro con que la llorona ya está ahí y no paso por alto que se ve algo indispuesta. Su piel, de por si clara, se ve mucho más pálida que de costumbre y parece que estuviera aguantando las ganas de vomitar.—¿Te encuentras bien? Te ves como si estuvieras a punto de regresar todo el desayuno.Ella al escucharme inclina el rostro y me busca con la mirada. Parece que intenta recomponerse, pero es demasiado tarde, ya me he dado cuenta de su malestar.—Creo que algo del desayuno me ha caido mal— me dice, antes de tomar su bolso.—¿Nos vamo
AbigailNo me he sentido del todo bien. Creo que el bebé se ha cansado de ser un bebé secreto y está llegando con toda su fuerza. Desde hace unas dos semanas había estado teniendo náuseas matutinas, pero desde hace unos días han pasado a ser nauseas casi permanentes. Gracias a Dios y ya tengo cita de control en unos días.Sin embargo, eso no es impedimento para que ya me encuentre lista para la cita de hoy. Aún no puedo creer que estemos teniendo una segunda cita como si fuéramos dos adolescentes. Teniendo en cuenta los sucesos de la cita anterior, cualquiera creería que lo primero que haría sería confirmar en dónde sería la segunda cita, pero no lo hice.Creo que parte del encanto de Christopher está en el hecho de que parece no saber nada sobre el tema y eso, de alguna manera, me agrada. Hace que él no se vea tan intimidante. Lo que sí hice fue preguntarle cómo debía ir vestida, a lo que él contestó que el código de vestimenta era formal. Por lo que ya me imagino que el concierto d
Christopher—A ti..Sus palabras me toman totalmente desprevenido y no entiendo qué demonios es lo que está pasando, pero lo próximo que sé es que los labios de la llorona se están presionando sobre los míos en un beso que no vi venir. Puedo sentir la suavidad de sus labios aún cuando el beso es una simple presión y es eso lo que me hace salir de mi estupor y reaccionar.Justo cuando parece que ella va a separarse, mi mano viaja hasta su rostro para sostenerla, al tiempo que mis labios comienzan a moverse sobre los suyos. Sinceramente este es un escenario que no tenía previsto, pero debo admitir que se siente malditamente bien.Su boca empieza a seguir el ritmo de la mía, ambos parecemos desesperados y ansiosos por tener todo del otro.Y en el momento que mis dientes capturan su labio inferior, ella deja salir un gemido que envía pulsaciones a la zona baja de mi cuerpo, haciendo que mi miembro se sacuda en mis pantalones.—Chris…—Su voz se escucha afectada y el simple hecho que diga
AbigailLa función ha terminado y lo único en lo que puedo pensar es que no traigo ropa interior. Christopher se ha quedado con mis bragas rotas. Eso es algo que mi cerebro no puede dejar de repetir mientras camino al lado de la silla de Christopher, para dirigirnos fuera del palco. Él lleva una sonrisa ladina en los labios, netamente de satisfacción masculina, y yo, aún sin verme, sé que estoy totalmente sonrojada.Lo que ha pasado hace un momento es una de las cosas más intensas y excitantes que he experimentado en toda mi vida. Él, en solo minutos, me ha hecho sentir mucho más de lo que sentí en el año que estuve casada.—Estás demasiado callada, llorona.¿Te pasa algo?Escuchar su voz me hace dar un respingo y no paso por alto su tono juguetón.Cuando me giro y lo veo a la cara el sonrojo se hace mucho más fuerte y él de inmediato esboza una sonrisa engreída que, para que negarlo, lo hace ver irresistible.—No, nada. Todo está de maravilla— le digo y sé que he me escuchado más ne
AbigailHoy tengo mi segunda cita de control prenatal y me veo desastrosa. Ayer luego de empezar a llorar no pude parar hasta quedarme dormida, cosa que no es sana para mi bebé.Me avergüenza admitir que no he sido la mejor mamá en formación. Y me duele saber que me he estado perdiendo de mucho por mantener oculto este embarazo.Tomando un respiro profundo me obligo a calmarme, porque lo último que quiero es volver a alterarme. Tomo mi celular y busco el contacto de Melissa, no quiero ir sola a la cita.—Hola, tu— ella me contesta a la tercera timbrada. —¿A qué debo este milagro?—Mel, no seas exagerada— le digo, esbozando una pequeña sonrisa—te llamo porque tengo cita de control y quiero saber si puedes acompañarme.—Oh, Abi, hoy lo tengo complicado, mis padres llegaron a la ciudad y estaré atrapada con ellos.— Lo lamento, amiga.Su respuesta me cae como un balde de agua fría. No quiero ir sola a la cita, pero también sé que no puedo faltar.—Tranquila, no pasa nada.—¿Segura? porqu
ChristopherLas cosas con Abigail están peor que nunca. Ella no vino conmigo ayer a la oficina y ayer cuando pregunté por ella me dijeron que había salido. Las ganas de llamarla y averiguar en dónde estaba me estaba comiendo vivo.Sé que gran parte de las cosas que le dije hace unos días la ofendieron, pero joder, acababa de tenerla encima, mojada y gimiendo para mi para que segundos después fuera toda sonrisas con ese imbécil.—Toc toc— la puerta de mi oficina es abierta de repente y veo como James entra pavoneándose por todo el lugar— Bueno, sinceramente esperaba encontrarte con mejor cara.—No entiendo porque debería de ser así— le digo mientras sigo organizando todos los papeles del hotel de méxico.—Porque el papel de esposo parecía tenerte de mejor humor ¿Ha pasado algo?El gruñido que sale de mi es aviso suficiente para que cualquiera sepa que no quiero hablar de esa mierda, pero como James parece siempre jugar a retarme, en lugar de retroceder, sonríe divertido y se sienta en
Christopher Estoy sentado en la sala tratando de fingir una calma que no siento, mientras espero que la llorona aparezca por la puerta. No voy a mentir, haber escuchado la voz femenina junto a ella consiguió calmarme un poco, sin embargo el hecho de que ambas parecieran angustiadas hace que mis nervios se disparen. Escucho un pequeño ajetreo en la entrada y cuando creo que se trata de ella, veo como una mujer con cabellera rojiza y vestido sugerente aparece en mi campo de visión. —Lo lamento, señor, pero ella no se ha dejado anunciar. Dice una de las empleadas del servicio, mirando con reproche a la mujer que se acerca a mí de manera provocadora. No puedo creer que esta mujer se haya atrevido a meterse en mi casa. —¿Qué demonios haces en mi casa? La empleada se retira nada más oírme y ella, en lugar de hacer lo mismo, hace un puchero al escucharme mientras camina hacia mi contoneando de manera exagerada las caderas. —Quería saber cuando vamos a reunirnos para hablar de las c
AbigailChristopher me está besando y Dios, lo está haciendo con tanto deseo que es imposible para mí no regresarle el beso.Siento como cada pequeña parte de mi cuerpo se enciende bajo su toque y solo quiero más. Más de sus labios, más de sus manos sobre mi cuerpo, más de él y no sé si eso esté bien. Es más que lógico que no somos un matrimonio normal.—Chris,,, espera un momento— murmuro sobre sus labios y vale resaltar que él me hace caso y se detiene de inmediato.—¿Qué ocurre?—me pregunta sin apartar sus manos de mi cintura.Sus ojos están muy oscuros y sus pupilas dilatadas mientras me ve como si quisiera comerme entera. Dios bendito, estoy segura que lo que siento bajo mi trasero es una muy notable erección.—No podemos solucionar las cosas así, lo que ha pasado en casa de tu abuela es...—No va a volver a pasar— completa él— Ya lo he dejado claro. No sé qué demonios es lo que estamos haciendo, pero estoy intentando hacerlo mejor.Sus palabras remueven algo en mi interior. No p