AbigailHa pasado una semana desde que Christopher me pidió la cita, desde entonces las cosas han estado relativamente calmadas entre los dos. Seguimos yendo a la empresa y aunque no tengo un cargo real, él ha empezado a escucharme un poco más.También iniciaron sus terapias de fuerza, eso parece tenerlo de un humor mucho más volátil de lo que de por sí ya es. Pues aunque ha mostrado avances desde hace más de un mes que despertó, el hecho de que la recuperación sea lenta lo pone de malas.Hoy, finalmente, ha llegado el día de la cita y aún no puedo creer que haya aceptado esta locura con Christopher. No sé qué demonios fue lo que me impulsó a aceptar, pero lo cierto es que verlo defenderme, enfrentarse a mi ex por mi, hizo que cosas raras empiezan a removerse en mi interior y aunque se que tal vez es solamente mi necesidad de apego, lo cierto es que ahora mismo quiero solo olvidarme de todo y disfrutar.—Bueno, ya es muy tarde para acobardarme—me digo, mientras me doy una mirada en e
AbigailEstoy lista para ir a la dichosa fiesta de solteros junto a Melissa.Ella, en contra de todas mis suplicas me hizo cambiar de ropa, alegando que no estaba vestida de la manera adecuada para la fiesta, por lo que ahora solo puedo tirar hacia abajo del corto vestido negro y entallado que me ha hecho llevar.—Insisto en que mi ropa estaba bien— digo por enésima vez, haciendo que Mel rueda los ojos.—Bien para una esposa.—Soy una esposa, una que además está embarazada. No creo que ir sea bueno para el bebé.Melissa pone los ojos en blanco antes de pararse enfrente mio y apoyar sus brazos en mis hombros haciendo que la mira con atención.—Amiga, no vas a beber ni ingerir nada que dañe a mi ahijado, solo iremos un momento a buscar esa informaciòn, pero si quieres convencer a esa gente, debes verte como ella y ahora que te ves endemoniadamente caliente estás perfecta.Ante eso ya ni puedo decir más nada. Pongo ambas manos sobre mi panza y dejo una leve caricia, lo cierto es que no h
ChristopherDecir que en estos momentos estoy cabreado sería quedarse corto. Yo no estoy molesto o enojado, no. Yo ahora mismo puedo compararme con un volcán que está a punto de hacer erupción.No puedo creer que esta mujer haya tenido la desfachatez de dejarme tirado en la cita que había planeado para los dos, estaba convencido que las cosas estaban bien, ella parecía estar disfrutando de la maldita charla, pero luego simplemente terminó alejándose.Soy consciente que me distraje un momento por temas de trabajo, pero no es excusa para haberme dejado botado y lo pero para ir a una fiesta de solteros. De ¡¡SOLTEROS!!! como si yo estuviera pintado en la maldita pared.Escucho la puerta de la calle ser abierta y en meno de veinte segundo veo su cuerpo, enfundado en un sensual vestido negro que no llevaba antes, aparecer en mi campo de visión.—Podrías informarme ¿cuándo fue que nos divorciamos que yo no me he enterado?Ella aprieta la boca con fuerza al escucharme y me sorprende notar qu
ChristopherDesde la noche anterior, en donde Abigail y yo discutimos y terminamos hablando como dos personas normales y civilizadas, no me saco de la cabeza la idea loca de repetir la salida y evitar cometer los mismos errores.Ella ya me ha dado las terapias de hoy y se ha ido a cambiarse mientras que a mí me ayuda la enfermera a alistarme para irnos juntos hacia la empresa. Esta es una rutina de la que me puedo acostumbrar.Cuando llego a la sala me encuentro con que la llorona ya está ahí y no paso por alto que se ve algo indispuesta. Su piel, de por si clara, se ve mucho más pálida que de costumbre y parece que estuviera aguantando las ganas de vomitar.—¿Te encuentras bien? Te ves como si estuvieras a punto de regresar todo el desayuno.Ella al escucharme inclina el rostro y me busca con la mirada. Parece que intenta recomponerse, pero es demasiado tarde, ya me he dado cuenta de su malestar.—Creo que algo del desayuno me ha caido mal— me dice, antes de tomar su bolso.—¿Nos vamo
AbigailNo me he sentido del todo bien. Creo que el bebé se ha cansado de ser un bebé secreto y está llegando con toda su fuerza. Desde hace unas dos semanas había estado teniendo náuseas matutinas, pero desde hace unos días han pasado a ser nauseas casi permanentes. Gracias a Dios y ya tengo cita de control en unos días.Sin embargo, eso no es impedimento para que ya me encuentre lista para la cita de hoy. Aún no puedo creer que estemos teniendo una segunda cita como si fuéramos dos adolescentes. Teniendo en cuenta los sucesos de la cita anterior, cualquiera creería que lo primero que haría sería confirmar en dónde sería la segunda cita, pero no lo hice.Creo que parte del encanto de Christopher está en el hecho de que parece no saber nada sobre el tema y eso, de alguna manera, me agrada. Hace que él no se vea tan intimidante. Lo que sí hice fue preguntarle cómo debía ir vestida, a lo que él contestó que el código de vestimenta era formal. Por lo que ya me imagino que el concierto d
Christopher—A ti..Sus palabras me toman totalmente desprevenido y no entiendo qué demonios es lo que está pasando, pero lo próximo que sé es que los labios de la llorona se están presionando sobre los míos en un beso que no vi venir. Puedo sentir la suavidad de sus labios aún cuando el beso es una simple presión y es eso lo que me hace salir de mi estupor y reaccionar.Justo cuando parece que ella va a separarse, mi mano viaja hasta su rostro para sostenerla, al tiempo que mis labios comienzan a moverse sobre los suyos. Sinceramente este es un escenario que no tenía previsto, pero debo admitir que se siente malditamente bien.Su boca empieza a seguir el ritmo de la mía, ambos parecemos desesperados y ansiosos por tener todo del otro.Y en el momento que mis dientes capturan su labio inferior, ella deja salir un gemido que envía pulsaciones a la zona baja de mi cuerpo, haciendo que mi miembro se sacuda en mis pantalones.—Chris…—Su voz se escucha afectada y el simple hecho que diga
AbigailLa función ha terminado y lo único en lo que puedo pensar es que no traigo ropa interior. Christopher se ha quedado con mis bragas rotas. Eso es algo que mi cerebro no puede dejar de repetir mientras camino al lado de la silla de Christopher, para dirigirnos fuera del palco. Él lleva una sonrisa ladina en los labios, netamente de satisfacción masculina, y yo, aún sin verme, sé que estoy totalmente sonrojada.Lo que ha pasado hace un momento es una de las cosas más intensas y excitantes que he experimentado en toda mi vida. Él, en solo minutos, me ha hecho sentir mucho más de lo que sentí en el año que estuve casada.—Estás demasiado callada, llorona.¿Te pasa algo?Escuchar su voz me hace dar un respingo y no paso por alto su tono juguetón.Cuando me giro y lo veo a la cara el sonrojo se hace mucho más fuerte y él de inmediato esboza una sonrisa engreída que, para que negarlo, lo hace ver irresistible.—No, nada. Todo está de maravilla— le digo y sé que he me escuchado más ne
AbigailHoy tengo mi segunda cita de control prenatal y me veo desastrosa. Ayer luego de empezar a llorar no pude parar hasta quedarme dormida, cosa que no es sana para mi bebé.Me avergüenza admitir que no he sido la mejor mamá en formación. Y me duele saber que me he estado perdiendo de mucho por mantener oculto este embarazo.Tomando un respiro profundo me obligo a calmarme, porque lo último que quiero es volver a alterarme. Tomo mi celular y busco el contacto de Melissa, no quiero ir sola a la cita.—Hola, tu— ella me contesta a la tercera timbrada. —¿A qué debo este milagro?—Mel, no seas exagerada— le digo, esbozando una pequeña sonrisa—te llamo porque tengo cita de control y quiero saber si puedes acompañarme.—Oh, Abi, hoy lo tengo complicado, mis padres llegaron a la ciudad y estaré atrapada con ellos.— Lo lamento, amiga.Su respuesta me cae como un balde de agua fría. No quiero ir sola a la cita, pero también sé que no puedo faltar.—Tranquila, no pasa nada.—¿Segura? porqu