Mientras caminaba a su encuentro puse mi mascara de que nada me importaba, solo yo. Massimo se puso de pie cuando llegue a la mesa situada al fondo donde nos daría la privacidad para hablar de lo que quisiera—Buenas noches— mi voz salió serena.Y era un logró porque lo menos que me sentía era serena. Corrió mi silla invitándome a tomar Asiento. Al menos algunas cosas no cambian me dije a mi misma. La caballerosidad de Massimo fue una de las cosas que me gustaron cuando lo conocí. Hizo una seña y un camarero se acercó hasta nosotros y se escondió detrás de la carta—Bienvenidos a sesto canto —comenzó el camarero —Puedo tomar su orden—Tomé la del señor— dije tomando la carta y mirando el menú.—De entrada, los canapés de calabacín —escuche a Massimo decir —y tomare el risotto—¿Algún vino? ¿postre de preferencia? — pregunto—Un tinto joven —respondió —y preferiría al finalizar un café solo —baje la carta y lo mire detenidamente. Ahora llevaba un traje negro de tres piezas que le daba
Massimo.—¿Sabes lo que se les hace a los tramposos? —Gruñí al chico que estaba haciendo trampa en el Black Jack. Las cámaras lo captaron y de inmediato fue llevado a las oficinas de seguridad—Señor—dijo asustado mientras miraba al par de sujetos de seguridad de mi equipo para luego mirarme—Yo solo pensé que...—Pensaste que podías venir y robarme—lo corte—no es la primera vez que lo haces, Estamos partiendo de un precedente—Finn me envió—se defendió nervioso—Me dijo que sería fácil—temblaba visiblemente—Ya sabes que hacer—dije a Rafa uno de mis hombres asintió—¡Señor D'Angelo! —grito el hombre mientras me daba media vuelta y salía de ahí —¡Señor! —camine por el pasillo y llegue a mi oficina—¿Problemas? —Conte estaba sentado en el sofá de mi oficina con una cerveza en la mano—Nada que no se pueda solucionar—Me senté en mi silla detrás del escritorio y desabroche mi saco—Pero me parece que tu deberías estar allá, en vez de estar aquí en mi sofá, bebiendo mis cervezas—Vengo de cu
—Me muero por unos cupcakes de frambuesa y limón—dijo Lissa mientras ordenaba un perchero —Ahora que lo mencionas, yo quiero uno de chocolate y avellana—Marcelo hablo sentado en una de las sillas que estaban en la boutique. Había sido una mañana algo ocupada pero ahora después del almuerzo la tienda estaba tranquila—Bueno. Yo estoy a régimen—esta vez fue Cristal la que hablo mientras esperaba que una clienta saliera del probador—Pero me podría comer uno de vainilla. Digo, para no comer tantas calorías—dijo esperanzada. Me reí—Así comas uno de vainilla te saldrás del régimen—dije—además, que aburrida. vainilla, yo concuerdo con Lissa. Un cupcakes de frambuesa y un volcán de chocolate si me animaría—Pues no se diga más, yo invito—Marcelo se puso de pie—Voy por esos manjares y enseguida vuelvoMientras Marcelo salía pensé la forma de decirles la verdad de lo que sucedía con la boutique. No debía hacer más larga la espera de esto, era importante para mí que ellos supieran lo que nos e
—¡Nena estas que Ardes! — dice una Cristal chiflando mientras miraba mi vestido vino tinto ajustado de escote V profundo de espalda baja.Además de eso, me había puesto mis sandalias doradas altas y mi bolso de mano del mismo tono donde había guardado mi móvil, tarjetas, algo de efectivo, identificación y mi lápiz labial. El cabello me lo había recogido en un moño desordenado también, sólo llevaba un brazalete y un delicado collar Tiffany en forma de copo de nieve que era de mi madre y mi abuela me había dado cuando viví con ella—No seas boba—Sonreí. Estaba en la tienda y estaba lista para ir al casino de Massimo. La puerta se abrió y Conte se quedó de pie en la puerta observándome—¿Estas listas? —me pregunto. Pero no me pasó desapercibida la mirada que le estaba dando a Lissa.Está por su parte estaba roja y practícame hundió su rostro entre las perchas—Bien chicos. Recuerden cerrar. Hasta mañana—me despedí de todos. Seguí a Conte hasta la camioneta que esperaba y cuando él espera
MASSIMO— ¿Crees que logre algo esta noche? —dijo Conte detrás de mi mientras observábamos las cámaras de seguridad—Más le vale—respondí viendo como Aurora Sonreía y hablaba con total naturalidad. Además, se veía hermosa en ese vestido. Aún podía sentir sus labios y los míos juntos. Apreté los puños en frustración, besarla no era el plan, pero ver a Gaetano hablar por Aurora me saco de las casillas, por eso la bese y ahora todo se había ido a la mierda, porque aún la deseaba—Massimo. Mira—dijo la voz tensa de Conte detrás y salí de mi letargo para mirar la pantalla donde se veía a Aurora un poco descoordinada y temblorosa— ¿Esta ebria? — pregunto Conte—Aurora estaba tomando daiquiri sin alcohol. Eso fue lo que dijo Peter—dije refiriéndome al barman. En segundos vi a Aurora desvanecerse y a Bastían cogerla en brazos. Conte y yo salimos rápidamente y bajamos hasta el salón. Me acerque hasta ellos viendo a Aurora inerte como una muñeca— ¿¡Que sucedió!?— exigí a Bastían que estaba pál
Mi cabeza dolía y daba vueltas mientras tocaba la almohada a mi lado y la abrazaba.Espera ¿Almohada? abrí los ojos asustada y me encontré con una habitación un poco oscura con muebles de madera y un pequeño sofá.—¿Dónde estoy? —susurré aterrada. No recordaba nada más de la charla que tenía con Bastían y luego todo se volvió borroso.Salí de la cama para darme cuenta que solo llevaba una camiseta y mi cabello estaba revuelto. Caminé con cautela y solo encontré un pequeño pasillo.Logre escuchar ruido en esa dirección y camine hasta allí. Massimo estaba moviéndose en la cocina, tenía un plato en su mano y se paró en seco cuando me vio.El silencio era como un elefante en la sala, pero lo que más me incomodaba era que no recordaba nada y estaba empezando a imaginar cosas y no cosas bonitas—Qu...e. ¿Qué sucedió anoche Massimo? —dije tratando de calmar mi terror el dejo el plato que olía delicioso—Te drogaron anoche Aurora— sentí ganas de vomitar, pero de seguro vomitaría mis riñones p
El auto recorre las principales calles de Palermo mientras Conte y Leónidas van en frente en silencio.Mi móvil suena y sin mirar descuelgo—¿Si? —Sigo mirando por ventanilla de la camioneta—Señorita Lombardi. Soy Lazo y tengo días tratando de hablar con usted—Dígame—dije al saber que era mi abogado, además él se había encargado de defender a mi padre—Ayer recibí una notificación del reclusorio donde denegaron la petición de su padre en cuanto a su estado de salud —cerré mis ojos y alejé las ganas de gritar que tenia de repente—No sé qué decirle lazo—respondí en voz baja—Mi padre está enfermo, pero si eso no es suficiente, no sé qué hacer—fui sincera—Apelaremos ante el juez y veremos que sucede, pero eso podría tardar meses—me dijo—Haga lo necesario—insistí—¿Algo más?—Quería saber cuándo puedo verla para que firmemos su testamento. Hace tres meses lo tengo hecho y usted no ha venido a que concluyamos ese asunto—es cierto, con lo sucedido con mi padre me olvide de eso—Lo sé—dij
Tome mi bolso y busque frenéticamente un baño, pero termine en la cocina.—Lo siento, me podría indicar un baño por favor— petra dejo de cortar un poco de fruta y me miró con el ceño fruncido—Llegue hasta la sala de televisión y gire a la izquierda. La segunda puerta— dijo un poco tensa y después siguió con su tarea—Gracias—dije y me fui de allí hasta donde me había indicado.Una vez frente al espejo me refresque el rostro para volver a maquillarme un poco.Tenía los ojos un poco rojos, me empolve el rostro de nuevo y aplique labial para después salir e ir de vuelta con los demás.—A que estás jugando—me dijo Massimo mientras yo caminaba hasta el salón y el me esperaba de pie con una mirada enojada cerca de la puerta de la terraza—Lo mismo te pregunto yo a ti—dije incrédula ante su acusación—No te hagas la inocente Aurora—su expresión era de frustración y claramente no sabía cómo actuar— no has dicho nada a Bastían de Génova y estas incumpliendo el trato, recuerda que si yo pierdo