Hanna ingresó al baño general, colocó las dos manos sobre el armario del lavamanos, dobló la cabeza y una vez más rompió en llanto, del fuerte enojo y desilusión no sabía que hacer con su vida, son única importancia continuaba siendo la misma, hacerse cargo de sus padres. Las lágrimas recorrían por sus tiernas mejillas, su pecho se movía de manera rápida, apretó los puños con fuerza provocando que las manos se lastimaran con las uñas, se encontraba completamente destrozada al haber descubierto la clase de hombre que era su esposo, había viviendo en una realidad completamente diferente a la que le había planteado Valentino. En aquel momento Hanna batallaba para pensar con claridad, ella sabía que una mala decisión la pondría en el lugar equivocado, las consecuencias serían bastante graves y difíciles de revocar. De repente ella contuvo el llanto, sus ojos brillaron ya que de cierta manera tenía la sartén por el mango, Enzo pensaba que ella estaba ocultando el contenido de las cajas
Hanna lentamente fue abriendo los ojos, de inmediato se alteró, llevó la mirada a su alrededor dándose cuenta que se encontraba en la oficina de presidencia, intentó levantarse pero no pudo.Enzo al darse cuenta que ella había despertado fue rápidamente hasta donde se encontraba recostada sobre el sofá, en su mano llevaba un vaso con agua. —¿Qué está haciendo maldito desgraciado? —preguntó Hanna bastante molesta.—¿Disculpa? —respondió Enzo con otra pregunta—. Solo estoy queriendo ser amable contigo —agregó él mientras la observaba fijamente. —Usted es un puto animal, casi acaba con mi vida en el baño y ahora pretende que todo lo olvide con su amabilidad —bufó ella y de un solo movimiento llevó su brazo al frente lanzando con fuerza el vaso que tenía Enzo en su mano.—¿Pero de qué rayos estás hablando?, admito que soy responsable de la impresión que tuviste al haber observado aquellos documentos, pero en ningún momento te causé ningún daño físico, y menos en el baño —espetó Enzo.—S
La presión dentro de aquella oficina de seguridad era bastante fuerte, Hanna no retiraba la mirada ni siquiera un solo segundo de aquella pantalla, pero el video de la entrada a la oficina de seguridad también fue cortado en similitud con el resto. —¿Quien lo hizo? —preguntó Hanna al jefe de seguridad.—No lo sé señora —respondió aquel hombre.—El que ingresó a esta oficina fue quien eliminó todo y posiblemente también es quien me atacó —aseguraba Hanna fijando la mirada en el jefe de seguridad.—Nadie ha ingresado a este lugar —agregó el jefe de seguridad—. El personal que puede ingresar a este lugar es restringido, de cierta manera solo nosotros podemos manipular los videos en casos extremos como lo es este y nunca antes habíamos tenido una eventualidad similar a la que está sucediendo, aún no comprendo ¿cómo se han borrado aquellos videos? —se excusaba el jefe de seguridad con Hanna.—¿Cómo puede alguien ingresar a este lugar, hacer de las suyas y no ser visto por nadie?, algo aqu
Una vez que estuvieron en la oficina, Enzo se sentó en su cómoda silla sirvió un buen vaso de whisky, Hanna rodeó el escritorio y fue directo a él, con su mirada puesta en la suya y la mandíbula tensa le dejaba claro que se encontraba furiosa en su contra. —Ni se te ocurra intentar golpearme, porque te aseguro que no me encuentro de buen genio para tolerar tus estupideces —advirtió Enzo.—¿Quién intentó acabar con mi vida?, es difícil no pensar que se trate de usted, me quiere lejos y piensa que con el hecho de intentar acabar con mi vida lo va a lograr —Enzo bufó. —No tengo ni la más mínima idea de quién puede ser —respondió Enzo—. Pero sí te dejo muy claro que yo no tengo nada que ver con eso y si no me crees, pues ni modo, en lugar de estar acusando deberías estar pensando ¿por qué la persona que intentó acabar con tu vida no lo logró?—Fue usted y lo hizo para causar terror, para que me quisiera alejar de todas las propiedades que dejó Valentino, ahora entiendo porque me mostró
Hanna luego de haber leído el contenido de aquel trozo de papel dio unos cuantos pasos cortos hacia atrás, cayó sentada en el sofá, Enzo fijó la mirada en Emilio.—Adriano Bennett —aseguró Emilio.—¿Pero con qué fin ese desgraciado se encuentra tras de Hanna? —preguntó Enzo.—Es tu esposa y sabes perfectamente que en este negocio el golpe más doloroso es el ataque a la familia —aseguró Emilio.—No, no tiene sentido que sea él —espetó Enzo mientras caminaba en círculos en la oficina tratando de descubrir posibles responsables. —Ya dejé de actuar, sé perfectamente que usted lo hizo —aseguró Hanna mientras se levantaba del sofá—. Es la única persona que ha amenazado con acabar con la vida de mis padres si no hago lo que me pide, quiere forzar a que me retire para así poder quedarse con todo ¿verdad?»Maldito desgraciado, usted es el mal encarnado, no puede haber otra peor pesadilla que compartir el mismo espacio con usted —Hanna de manera ágil tomó un florero que había sobre el escritor
La expresión por parte de Enzo al observar el contenido de aquel paquete no era porque se tratara de algo malo, bueno o no para él. —¿Qué sucede, qué contiene, por qué actúas de aquella manera? —preguntaba Hanna mientras se acercaba al escritorio. Al fijar la mirada Hanna en el contenido de aquel paquete sus ojos se abrieron, su respiración se agitó al instante, aún así estiró el brazo y tomó unas fotografías.El tono de la piel de su rostro cambió al instante, eran diferentes fotografías, más bien diferentes poses y mujeres, pero lo que le impactó a Hanna era que el hombre que se encontraba allí con aquellas mujeres era el mismo que le había puesto la argolla en su dedo y le había jurado amor por siempre.En aquel que ella había puesto toda su confianza y entregado todo su amor, el hombre al cual defendió a capa y espada sin importar las acusaciones que habían en su contra.En ese instante un frío desgarrador se apoderó del pecho de Hanna, ya que Valentino en repetidas ocasiones la
Ha caído la noche, Hanna se encuentra sentada en la sala de espera de un hospital acompañada de Enzo, luego de haberse enterado sobre la placentera vida que solía llevar su difunto esposo deseaba estar a solas. Tener tiempo para sí misma era lo único que Hanna pedía, su mirada se encontraba distraída, su tono de piel reflejaba que no se encontraba bien, Enzo se encontraba alerta al igual que sus hombres, se encontraba en un sitio público siendo difícil cubrir todo el lugar. Hanna por más que se esforzaba en cambiar de pensamiento, no lograba borrar aquellas imágenes perturbadoras que había observado en aquellas fotografías, «¿qué me falta para haber hecho del matrimonio una excelente relación?» se preguntaba una y otra vez como disco rayado, «¿acaso Valentino tenía razón y solo soy la peor mujer para llevar una relación?»Las preguntas y castigos que se hacía a sí misma llegaban de a montones, luego de lo sucedido juraba nunca más volver a confiar en un hombre y si alguien intentaba
Al llegar a casa Enzo acompañó a Hanna hasta su habitación, hizo ir al personal del servicio para darles indicaciones precisas sobre su nuevo cuidado.—Atiendan bien todas las órdenes que ella les dé, quiero ver una bandeja de fruta disponible para ella en todo momento y complazcan todos sus antojos —ordenó Enzo y al instante trajeron golosinas, fruta y todo lo que ella pidió.—No tiene que hacer esto, este embarazo no es su responsabilidad —Enzo negó con la cabeza.—Ese niño que se encuentra en tu vientre hace parte de mi familia y cuidaré de él hasta el último momento en el que me arrebaten la vida —Hanna abrió los ojos al escuchar sus palabras. —El bebé que se encuentra en mi vientre es solo mi responsabilidad, no quiero que interfiera con él, no hace parte de su familia, soy capaz de sacarlo adelante sola sin tener que hacer que se mezcle con usted y sus oscuros negocios —aseguró ella y luego se sentó en el borde de la cama —Me haré a un lado solo si ese niño no es hijo de Valen