Hanna se encontraba con los brazos cruzados, fijó la mirada a través de el cristal de la puerta, observando como las gotas golpeaban, su piel se puso de puntitos, en su rostro se podía anotar la tristeza que había en ella, una delgada y fina lágrima rodó a través de su mejilla. Enzo simplemente la observaba detalladamente a través del rabillo del ojo, sin brindarle demasiada importancia, para él, ella era una rosa triste y a punto de morir; y sí, Enzo no se equivocaba, Hanna no tenía nada ni nadie con quien poder desahogar aquel dolor que había en su interior.Los autos se fueron deteniendo, los vidrios se encontraban opacos debido al clima; Emilio abrió la puerta del costado donde se encontraba ella, abrió el paraguas y con una seña le indicó que bajara. Hanna observó bajo el paraguas que llovía a cántaros, dando pasos largos fueron directo a la entrada principal, al estar bajo techo se dio vuelta y fijó la mirada atrás.Más precisamente en Enzo, él se encontraba justo al lado del
Luego de haber compartido con Hanna, Enzo podía notar que la vida que ella solía llevar junto a su hermano no era la mejor como ella intentaba aparentar, las cosas para Enzo no se estaban dando y necesitaba recargar las baterías para continuar con su duro y largo camino, sabía perfectamente a dónde ir para sentirse nuevamente vivo.Enzo se levantó y salió del lugar, el personal del restaurante se despidió con una leve venia, además de ser su jefe ellos mostraban respeto a Enzo por lo que había hecho en el pasado, él junto con los pocos hombres que habían quedado subieron al auto y se marcharon a toda prisa.Mientras tanto Hanna se encontraba en otro auto, su mente se estaba a punto de estallar tratando de encontrar la respuesta correcta de todo lo que estaba sucediendo, ahora más que nunca se encontraba segura que permanecer al lado de Enzo era bastante arriesgado. Hanna había notado que Enzo era un hombre que llevaba una vida completamente diferente a la de su difunto esposo, para e
Luego de haber salido de aquel club nocturno Enzo regreso a toda prisa a casa, golpeaba con fuerza la puerta del auto sintiendo impotencia de no poder hacer frente a Adriano Bennett y reducirlo a la nada, para quedar como dueño y señor de la mafia, pero él sabía muy bien que para acabar con Adriano Bennett tendría que recuperar todo lo que era suyo. El auto se detuvo frente de la casa, Emilio salió a recibir a su jefe, Enzo se encontraba pasado de copas y por supuesto demasiado molesto.—¿Dónde está ella? —preguntó Enzo alzando el tono de su voz.—En la habitación, seguramente ya se encuentra dormida, no puso problema para nada, solo deseaba hablar con sus padres —respondió a Emilio. —Adriano Bennett estaba en el mismo lugar donde fui a pasar un momento agradable, juro que sí hubiese tenido hombres suficientes y bien armados, de esta noche no hubiese pasado con vida ese desgraciado —aseguró Enzo. —Mañana a primera hora los hombres que has pedido estarán a tu disposición, ya arreglé
Ante la situación que se estaba llevando en aquella casa donde se encontraban viviendo los padres de Hanna, ella decidió interrumpir antes de que Enzo hiciera de las suyas.—Papá, mamá, por favor denme un minuto que necesito hablar con mi esposo —se excusó ella y luego tomó a Enzo del brazo y lo llevó a la sala. —Son la pareja ideal, juntos se ven adorables, imagínate cuando tengamos la misma edad —dijo Enzo, ante sus palabras Hanna gruñó con fuerza. —Olvídelo, por nada del mundo permitiré que esta farsa llegué hasta esa edad, además su oficio no creo que le permita que le queden tantos años como lo imagina —gracias a sus palabras Enzo borró La sonrisa de su rostro.—No se porque te esfuerzas en fingir que solías llevar una maravillosa vida junto a Valentino, ni siquiera sacabas tiempo para visitar a tus padres, están viejos, enfermos y por lo menos una visita de tu parte hubiese sido la diferencia. —¡Callese! —exclamó ella con fuerza mostrando su molestia —Usted no es nadie para q
Hanna bajó el vidrio de la puerta, sus mejillas aún continuaban ruborizadas, ¿vergüenza?, no, era la clara reacción que causaba el enojo en ella.—Espero que esa sea la primera y última vez que se atreva a besarme, en una próxima ocasión le daré una bofetada tan fuerte que le pondré la mejilla del otro lado —Enzo dibujó con una sonrisa traviesa en su rostro.—Eres experta fingiendo, seguramente te encantó aquel beso, pero muestras todo lo contrario. —Hanna se dio vuelta con su cara de enfado, antes de que ella reaccionara como normalmente lo haría, Enzo decidió adelantarse.»Ni se te ocurra, escucha con atención, porque si cumples, yo también cumpliré —comentó Enzo manteniendo la mirada puesta en la ventana de su costado.»Mejor dinos a donde ir, unas cuantas cajas fuertes esperan por mí —Hanna luchó consigo misma para controlarse y no golpear a Enzo.Enzo se encontraba completamente emocionado y entusiasmado porque pronto tendría en su poder aquello que lo iba a hacer sentir feliz.E
Hanna iba junto a Enzo a toda prisa directo a la empresa principal, luego de haber descubierto que las cajas de seguridad se encontraban completamente vacías, suponían lo peor. —Aún confío en él, nadie sabía de sus movimientos, y lo más probable es que todo lo haya dejado en un lugar diferente —Enzo siseo evitando que continuara. —Ya deja de defenderlo, los hechos hablan por sí mismos, y si las cosas son como las estoy imaginando, te aseguro que Valentino me ha hecho la peor jugada —comentó Enzo mientras apretaba con fuerza sus puños. Los autos se detuvieron frente a aquel imponente edificio, Enzo salió a toda prisa, Emilio abrió la puerta del costado donde se encontraba ella facilitando que saliera. Enzo ingresó sin problema alguno al edificio, fue directo al ascensor, Hanna simplemente iba atrás de él tratando de alcanzar sus pasos, una vez que ella subió el ascensor Enzo presionó el botón yendo directo al piso de presidencia.El ascensor se detuvo y ellos descendieron, Enzo fue
Enzo acomodó su traje y luego fue directo hasta la puerta, la cual cerró con fuerza mostrando la molestia en contra de la asistente.Luego de haber ajustado la puerta Enzo fue directo hasta Caroline, fijó aquella endemoniada mirada en ella haciéndola sentir de la manera más minúscula posible, él se aproximó tanto ya que las palabras que iban a salir de su boca serían un completo susurro de advertencia. —Al parecer solo tienes belleza, porque no tienes nada de educación o respeto hacia tus superiores, a pesar de que eres la asistente de presidencia no tienes ningún derecho de haber ingresado de aquella manera, a menos de que te encuentres acostumbrada a hacerlo —Enzo noto como ella se encontraba nerviosa.—No, no señor, solo fue un error, pero le juro que jamás volverá a suceder —se escuchó ella. —Conozco muy bien a las de tu clase, no cabe duda alguna de que eras la amante de mi hermano —aseguró Enzo mientras le hablaba de manera directa y sin rodeos. —Nunca, el señor Valentino y y
Hanna sostenía en la mano un vaso con agua, el cual lo desocupó al instante, podía notar que Enzo ahora se encontraba bastante preocupado y eso a ella también le preocupaba. —Toma asiento y relájate, te notas demasiado tenso —dijo Enzo a Bruno mientras se levantaba de la silla yendo directora de licorera—. Verás Bruno, en mi oficio diario todas las cosas funcionan completamente diferentes a como se suelen llevar en este lugar —Enzo colocó sobre la mesa tres vasos, les puso hielo y luego sirvió su trago favorito.—Le agradezco mucho el ofrecimiento señor, pero no suelo beber en horas laborales, cuido mucho mi trabajo siempre suelo ser el mejor —aseguró Bruno rechazando el vaso que Enzo le brindó. —Bruno, Bruno... Aunque no lo creas logro reconocer cuando alguien oculta algo, y tú mi querido amigo tienes mucho que decir, así que humedece la garganta porque lo quiero escuchar todo —Enzo colocó el vaso frente a Bruno y luego tomó asiento. Hanna se encontraba en silencio, tan solo obser