Mientras tanto, Dante y Emma se dirigieron a una nueva propiedad, ahora legalmente eran esposos y necesitaban privacidad, ella se dirigió a la habitación principal hecha una fiera se quitó el vestido y se cambió de ropa, odiaba con todas sus fuerzas lo sucedido.

En cuanto a Dante, él junto a los hombres que cuidaban su espalda salieron de aquella propiedad, fueron a las camionetas y pidió que lo llevaran a uno de sus lugares nocturnos favoritos.

Dante era un hombre apasionado por lo que hacía, disfrutaba la vida libertina que su padre en ocasiones le brindaba, sin duda alguna haberse casado con Emma le causaba gran molestia, para él ya era suficiente que fuera su novio.

Las camionetas se detuvieron y él descendió a toda prisa, en medio de su molestia ni siquiera se fijaba por donde caminaba ni aquien golpeaba mientras lo hacía, unos cuantos metros más adelante se estrelló de frente con Mía, ella cayó al piso y él se tomó la molestia en ayudarla a levantar.

—Mira nomás, me hiciste per