De nuevo junto a ella

Enzo llevó la mirada de un hijo al otro, luego negó con la cabeza, tomó a Santino del brazo y lo sacudió con fuerza.

—Imaginé que habías salido a buscar la manera de solucionar los problemas, o por lo menos a estar lejos de ellos, pero al pasar frente de este hospital observe las camionetas y a los hombres que puse a tu disposición allí afuera, por mi mente pasaron cosas desagradables, pero aquí estás buscando problemas con Dante —reclamo Enzo a Santino.

—Si me encuentro en este lugar no ha sido por voluntad propia, Dante le disparó a mi mejor amiga —respondió Santino causando que Dante se molestara.

—Le sugiero señor Enzo que mantenga a su hijo lejos de mí, porque en una próxima ocasión nadie va a recibir la bala que iba para él, de no haber sido por este imbécil Mía no estuviera al borde de la muerte —comentó Dante mientras observaba de manera desafiante a Santino.

—No se que hacer con ustedes dos, por más que se les ha tratado de explicar que son hermanos, lo único que hacen es
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