Tres meses más tarde.Enzo tenía todo preparado para el recibimiento de sus seres amados, las niñeras cuidan a tiempo completo a Dante y Santino.—Crecen demasiado rápido, disfruto compartir con ellos, al estar a su lado logro olvidar el dolor que tuve que pasar en el pasado —comentó Hanna en medio de susurros.—Así es, el tiempo pasa sin detenerse y al ver a nuestros hijos tan grandes me hace recordar aquellos negocios que tuve que posponer debido al nacimiento de nuestros pequeños, no quisiera pero debo ausentarme por un tiempo —Hanna giró su cabeza y fijó la mirada en su esposo, en su mirada dejaba ver la tristeza que causaba aquellas palabras.—Podrías enviar a Emilio, los tres te necesitamos a nuestro lado, sonará egoísta, pero tu lugar es al lado de nosotros, no quiero que te ausentes y más por largo tiempo —le dijo Hanna mostrando su desacuerdo.—Lo sé, pero tú más que nadie sabe las condiciones en las que se encuentran las empresas y que necesitan con urgencia mi atención para
Los días han pasado, Hanna extraña escuchar la voz de su esposo, comparte a tiempo completo con sus dos pequeños hijos, por su cabeza pasan cientos de cosas, pero trata de ser positiva y pensar que él está bien. Mientras que ella se encontraba jugando con sus pequeños, Emilio hizo presencia, en su rostro se podía notar gran preocupación, Hanna exhalo con fuerza, se levantó y dejó a los niños con las niñeras, lo primero que llegó a su cabeza era que se trataba de malas noticias sobre Enzo.—Buen día señora —saludó él siendo muy atento.—Hola Emilio, dime ¿qué sucede?, he aprendido a distinguir y por la cara que traes es claro que algo sucede —Emilio se acercó aún más a ella.—Lamento traer malas noticias, pero en la noche varios casinos fueron saqueados, los hombres a cargo de la seguridad fueron intimidados con armas de largo alcance, siendo inevitable que pudieran defender la integridad de los casinos —de cierta manera Hanna sintió tranquilidad al escuchar aquellas palabras y no que
Los días continuaban transcurriendo y Hanna no se separaba del teléfono, esperaba que su esposo se pusiera en contacto con ella y poder escuchar que todo estaba bien, sus pequeños crecían sanos y fuertes y eso era lo que a ella más le hacía feliz. Los ataques por parte de Adriano Bennett no se detenían, restaurantes y demás negocios eran robados sin importar la seguridad de los hombres de Enzo, Hanna sabía que si continuaban las cosas de aquella manera cuando Enzo regresara lo único que iba a encontrar eran deudas y todo su imperio destruido.Hanna se encerraba en la habitación principal a llorar desenfrenadamente, lamentaba la ausencia de su esposo, lo extrañaba con todas sus fuerzas ya que él era la única persona que la hacía sentir feliz y completa, por más que intentó acercarse a su mamá, lo único que obtuvo fue completo rechazo, así que decidió darle espacio para que lograra perdonarla.Sus pensamientos no la dejaban tranquila al imaginar que su esposo había sido capturado debid
Mientras que Hanna y los hombres de Enzo iban decididos a hacer su trabajo, en el interior de la propiedad de Adriano Bennett, se encontraban reunidos con Valentino, él de manera astuta trataba de hacer que todos creyeran en él.—Enzo se encuentra fuera del país haciendo sus estúpidos negocios, una prueba de que soy un hombre serio es el dinero que he robado de sus propiedades —dijo Valentino mientras señalaba aquellos maletines llenos de dinero. —Tu más que nadie sabe que para poder acabar con Enzo no solo se trata de robar sus negocios, ese hombre es casi imposible de destruir y lo único que has conseguido es desatar su enojo, una vez esté de regreso estará buscando por todos lados a responsable que se atrevió a robarlo —Valentino gruñó al escuchar las palabras de Adriano.»Necesito hechos más contundentes —Adriana dio una fuerte bocanada a su puro—. Acaba con la vida de su esposa o de sus hijos, porque de nada me sirve tener este dinero aquí sabiendo que ellos continúan con vida.
Unos cuantos minutos más tarde Valentino se encontraba parado justo al lado del cuerpo de Adriano Bennett, en aquel momento todo el personal de seguridad de aquel poderoso mafioso hizo presencia. —Pero ¿qué mierda ha sucedido aquí? —preguntó Lorenzo, el hijo y la mano derecha de Adriano Bennett mientras se lanzó al piso a tomarle el pulso a su padre —¡Está bien muerto!, no seas pendejo —interrumpió Valentino logrando llamar la atención de aquel hombre.—Tú fuiste el último que estuvo cerca de él —afirmó Lorenzo mientras se levantaba—. Tú lo mataste maldito imbécil —aseguró Lorenzo. —No digas estupideces, yo al igual que todos fuimos sorprendidos por los hombres de Enzo, todo sucedió tan de repente que no tuvimos tiempo de reaccionar —Lorenzo negó con su cabeza. —Mi padre no era estúpido y siempre andaba un paso adelante, así que no queda duda alguna de que fuiste tú quien acabó con su vida —aseguró Lorenzo levantando el brazo apuntando directo a la cabeza de Valentino. —Baja la p
Hanna se encontraba en casa disfrutando la compañía de sus hijos, ella no se separaba del teléfono, sabía que en cualquier momento su esposo iba a llamar, darle la noticia de que Adriano ya no existía era algo que deseaba hacer con todas sus fuerzas. Mientras que ella era paciente esperando aquella llamada, Emilio y los demás hombres celebraban por lo alto aquella victoria, claramente había terminado la guerra y era más que claro que sin Adriano Bennett en el camino, Enzo sería el nuevo dueño y señor de la mafia.—¡Celebren!, celebren porque los negocios van a incrementar, no vamos a ser suficientes para cumplir con la demanda —comentó Emilio a los hombres que le servían de manera fiel a Enzo. —Señor, la señora Hanna ha pedido que vaya a verla al estudio —le dijeron a Emilio uno de los hombres a cargo de la seguridad de la casa.Emilio dio un buen sorbo a su vaso de whisky, saboreaba la victoria, por su mente lo único que pasó era que Hanna lo había hecho llamar para brindarle una e
Hanna luego de terminar la llamada se encontraba asustada, llevó la mirada a sus pequeños hijos notando lo indefensos que eran, al instante corrió hasta la habitación principal, tomó la pistola y se preparó para defender a sus hijos con su vida. Lo único que se preguntaba era de quien se trataba aquel hombre que deseaba con tantas ansias acabar con Enzo y su familia, sabía muy bien que su esposo tenía enemigos por doquier, pero lo que ella tenía entendido era que el único que se atrevía a llegar tan lejos era Adriano, hombre que se encontraba sin vida por sus propias manos.Una vez que ella regresó al cuarto de los bebés se llevó una terrible sorpresa, su corazón estuvo a punto de detenerse, el tono de su piel cambió al instante, su cuerpo había quedado completamente congelado. Las enfermeras habían sido separadas de los bebés, en su cabeza apuntaban con sus armas, habían demasiados hombres en aquella habitación, pero lo que más llamó la atención de Hanna fue la figura de aquel homb
Valentino disfrutaba tener el control, ejercía fuerza sobre el cabello de Hanna ya que disfrutaba ver su cara de sufrimiento, causarle dolor a aquella mujer se había convertido en su mejor pasatiempo.—Cuando regrese Enzo tendrá mucho de que hablar, dile que pronto estaré de regreso y haré que su miserable vida terminé lo más antes posible —Hanna colocó las manos sobre su brazo para tratar de liberarse, pero claramente no lo podía conseguir.—Señor ya tenemos las bolsas con las piedras preciosas —dijo uno de los secuaces de Valentino, él al instante dibujo una enorme sonrisa en su rostro. —Muy bien muchachos ya lo tenemos, es hora de irnos —dijo Valentino provocando que Hanna sintiera gran alivio.Valentino empujó a Hanna con fuerza cayendo de espalda al piso, luego se dio vuelta y regresó hasta donde se encontraban los niños, fijó la mirada en el nombre que se encontraba justo al lado de la cama de aquel pequeño que no lloró con su presencia. —Tu pequeño Dante me has agradado, así