43. Fue un error

―No sabría decirle con exactitud, alteza ―comenzó a decir la dama.

La joven le contó que cuando Anastasia se sintió mal, del fuerte dolor de cabeza que le dio, ella fue a buscar un analgésico para ese malestar, pero no pensó que se equivocaría. Igualmente, el frasco que la otra empleada le dio indicaba que eran pastillas para el dolor común, y que no se necesitaba una receta para tomarlas. Eso fue lo que Anastasia ingirió, y como no tenía malos pensamientos de que le fueran a tratar de envenenar o hacer algún daño, ella confió en su empleada.

Con sus manos temblorosas, miraba a la princesa; en sus ojos se reflejaba completa sinceridad y Anastasia se dio cuenta de eso.

Ya no tenía tanto frío como antes; si temblaba, era porque le preocupaba que alguien llegara y encontrara a la princesa allí, en ese lugar. Anastasia había pedido al guardia que le trajera unas prendas abrigadoras para la empleada, y ahora estaba vistiendo la ropa limpia y cálida.

―Muchas gracias por la ropa, alteza ―dij
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