42 | Marcar territorio

Aleksander se quedó sin aliento, miraba los ojos de su esposa exigirle con esa mirada lujuriosa algo que él también deseaba darle. La sujetó por la cintura apegándola a su entrepierna para que él también se deleitara de la sensación de su cercanía, observó a Rebecca bajar sus manos y abrir la cremallera de su pantalón mientras él le besaba el cuello con deseo.

Su esposa notó la dureza de su entrepierna y ese fue un deleite para su deseo.

Él la deseaba de la misma forma que ella. Aleksander husmeó entre su ropa interior acariciando su húmedo sexo y penetrándola ligeramente con sus dedos. Un gemido ahogado brotó de la garganta de Rebecca mientras sentía como los dedos de su marido se perdían en ella y comenzaban una sensual danza en su interior que detonaba toda clase de eróticas sensaciones.

Se aferró a sus hombros, dejando que las sensaciones le otorgaran un placer único y deseoso.

El italiano escuchó a su esposa susurrar su nombre contra de su oído mientras sentía cómo su cuerpo se
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