—No, no, no—decía Pietro a su mujer mientras Alessia se paseaba de un lado a otro intentando presionarlo, estaba enfadada, pero él ya había tomado una decisión—. No hay forma de que intentes convencerme, han pasado un par de meses y yo quiero cambiar los documentos de una vez por todas. Debe importarte un demonio si llamó a mi abogado o no. Deja de vigilarme. La gota que había derramado el vaso, fue que Alessia Salvatore había descubierto que su marido se reuniría con el abogado de la familia para asuntos testamentarios, eso le había encendido la sangre y estaba dispuesta a permitir que Pietro cambiará el testamento. Prefería mil veces que todo fuera regalado a la caridad, que Aleksander fuera heredero. —¿Cómo puedes hacerme esto, Pietro? El hombre golpeó fuertemente la mesa al mirar las lágrimas en los ojos de su esposa. No iba a manipularlo llorando. —¡¿Qué te estoy haciendo?! ¿Piensas que somos inmortales? ¿Piensas que nunca morirás? El tono enfadado del hombre no logró intimi
Aquella pequeña petición tocaba una fibra sensible, dado que no había tenido oportunidad de convivir casi nada con sus abuelos en la infancia y jamás tuvo oportunidad de llamarlos así... Esa palabra en realidad, parecía extraña en sus labios.Trato de poner su mejor expresión, esa reunión no era para sobreponer un ambiente triste; todo lo contrario. Sabía que Thomas era una buena persona y que deseaba que su nieto fuera feliz.—Me es extraño, no tengo abuelos sanguíneos y no recuerdo haber dicho esa palabra en mucho tiempo, pero si me lo pide usted lo haré, abuelo. —Tengo entendido que tus abuelos maternos murieron cuando eras niña y los paternos, nunca los conociste, no es de extrañar dado que los Leroux murieron hace muchos años. Los conocí, eran gente agradable, aunque no puedo decir lo mismo de Alfredo, que cambió mucho con el pasar de los años. En mi posición como anciano, he visto a gente venir, irse, crecer, caerse y levantarse, esa es una ventaja que te dan las canas. Tenía
Rebecca se quedó paralizada mientras miraba a aquel hombre y notaba el parecido con su hermana, sus ojos miraron su rostro y luego de forma ferviente, sus ojos buscaron las fechas y sintió que un escalofrío le recorrió el cuerpo al notar que la relación había comenzado un año antes de la llegada de su hermana y terminado, siete meses antes de su nacimiento. ¿Qué demonios significaba aquello? No pudo creerlo, miró aquello y se quedó consternada pensando que eso no podía ser. Camille era hija de su padre, era su favorita. Palideció al mirar quien era el hombre, era un chofer alemán que trabajó con su familia no más de un año. ¡Dios mío! Parpadeó y no dudo en analizar el rostro de aquel hombre buscando alguna equivocación, pero es que había cosas que eran inconfundibles. ¿Cómo era posible que su padre no se hubiera dado cuenta? Tal vez porque a esas fechas ya no recordaba la presencia de aquel insignificante hombre y habían pasado muchos años, su padre había tenido conocimiento de los
Aleksander se quedó sin aliento, miraba los ojos de su esposa exigirle con esa mirada lujuriosa algo que él también deseaba darle. La sujetó por la cintura apegándola a su entrepierna para que él también se deleitara de la sensación de su cercanía, observó a Rebecca bajar sus manos y abrir la cremallera de su pantalón mientras él le besaba el cuello con deseo. Su esposa notó la dureza de su entrepierna y ese fue un deleite para su deseo.Él la deseaba de la misma forma que ella. Aleksander husmeó entre su ropa interior acariciando su húmedo sexo y penetrándola ligeramente con sus dedos. Un gemido ahogado brotó de la garganta de Rebecca mientras sentía como los dedos de su marido se perdían en ella y comenzaban una sensual danza en su interior que detonaba toda clase de eróticas sensaciones.Se aferró a sus hombros, dejando que las sensaciones le otorgaran un placer único y deseoso. El italiano escuchó a su esposa susurrar su nombre contra de su oído mientras sentía cómo su cuerpo se
La madre de las Leroux, entró a la habitación con un documento en sus manos. Camille había pasado a la segunda fase de la competencia de los Russo y necesitaba una mano para los presupuestos y demás. En cuanto la mujer se lo comunicó a su marido este sonrió complacido, al menos su error no le había costado el puesto. —Tienes que ayudarla, Alfredo. —¿Acaso Clement no sabe contar? —Clement está ocupado con los asuntos de su campaña —replicó la mujer—, sabes lo importante que es para Camille ganar ese concurso. Sería de renombre que dijeran que la próxima primera dama de Italia ganó un concurso del oligarca Thomas Russo.Alfredo sopeso aquello en su mente, dándose cuenta que eso era cierto. Suspiró y termino asintiendo lentamente en acuerdo.—¿Y qué deseas que haga? —Alzó una ceja en su dirección.—Tu conoces buena gente en este asunto de la administración, puedes pagar a un equipo para que cree su proyecto. Es de vital importancia que no haya errores esta vez, porque esto es super im
Nunca en su vida Alessia Salvatore había sentido una humillación como la que desde hace un par de meses vivía de forma interminable. Sintió la muerte de un hijo, supo lo que se sentía perder a la persona que mas amaba, puede que Antonella también era su hija, pero Asher era el centro de todo, adoraba a su hijo mayor como a nadie y ahora tenía que soportar ver al hijo bastardo de su marido como dueño de todo. Antonella miraba a su madre con cierto recelo. —¿Estás bien, mamá? —Lo estoy, solo pienso.—Pensar no es algo que hagas demasiado a menudo—murmuró la chica regresando la atención a su revista—. Usualmente te la pasas hablando de lo desdichada que es tu vida desde que Aleksander vino a esta casa y las humillaciones que has tenido que soportar, aunque yo no pueda ver ninguna de ellas. Alessia sintió que su hija le daba una bofetada. —¡¿No puedes ver ninguna?! ¡Por amor a Dios! ¡¿Acaso tu padre tiene que tirarme al suelo y pasar sobre mí para ser considerado una humillación?! —p
Él suspiro. Aun no quería hablar del tema, pero parecía difícil eludirlo con su insistencia.—¿Por qué tanta curiosidad abuela? —Porque mantengo en la mira y he estado buscando a quienes le han intentado hacer daño a quienes amo—afirmó la anciana haciendo que Asher bufara. Claro, claro, amor, amor y amor, un amor que le había hecho ocultarlo, pero no defender lo que era suyo.—¿No lo sospechas ni un poco? —Pensé en Alfredo. Asher negó, el que sería su futuro suegro le apreciaba, le apreciaba en verdad, no tendría razones para hacerlo porque Rebecca y sus negocios saldrían perjudicados. Además, si hubiera sido él, no tendría porque haber aceptado la boda de Rebecca con Aleksander. El italiano comenzó a descargar los archivos en su computadora mientras tecleaba algunas cosas en ellas. —No fue él, me apreciaba demasiado como para hacerlo, aunque puede que si estuvieran involucrados en ello alguien de su familia. Mi padre tenía secretos, amantes, mujeres con las que dormía como si no
UNA SEMANA DESPUÉS. ...—¿Quieres que te ayude? Emilia intentó acercar sus manos a Harmon, pero su marido de inmediato se hizo a un lado mientras el mismo acomodaba la pajarita. Sus ojos como siempre—para ella—, eran frívolos, carentes de sentimiento alguno. Al principio puede que el americano se sintiera atraído por su belleza, pensó que podrían llevarse bien, pero siempre había sido la clase de hombre que se dejaba seducir por cualquier cara bonita que se pusiera delante. Había mujeres con cara mucho más linda que la de Emilia Leroux en América o en Europa. El magnate americano quería un hijo y Emilia no podía dárselo, eso basto para tener un pretexto que pudiera justificar su comportamiento. Luego de que supieran que era casi imposible que la italiana pudiera darle un hijo, decidió acostarse con mujer tras mujer, amante tras amante, después de todo, mientras se mantuviera casado con Emilia tendría beneficios como yerno del poderoso Alfredo Leroux. Esos beneficios se mantendrían