Las manos de Rebecca se paralizaron y la nota se detuvo cuando las luces se apagaron. La mujer casi rozó las teclas, pero entonces recordó que un solo error en aquel momento la hubiera acabado. Sabía que ante una situación así lo adecuado era dejar la pieza donde se había quedado antes de tocar un mal acorde. El murmullo de las personas no se hizo esperar sorprendidos ante la falta de electricidad. De inmediato, el maestro de ceremonias intentó calmar a todos.—Eso sí que ha sido una terrible suerte, pobre Rebecca—murmuró sin pudor alguno Camille agradeciendo la oportunidad que le daba la luz para poder sonreír extasiada. Parecía que alguien no podría terminar la pieza y para su mala suerte, era la última. —¿Qué ha pasado? —Parece que ha ocurrido un fallo en la energía, los intendentes intentaran corregirlo. No hay nada de qué preocuparse y aunque lo haya, su presentación hasta el punto donde la llevaba me pareció la mejor de la noche. Las demás o se equivocaron en una nota o simpl
No podía haber una sonrisa más brillante que la de Rebecca. Estaba realmente contenta por lo acontecido y esperaba de forma ferviente poder pasar al segundo nivel sin ser descalificada. Aleksander se notaba inquieto, mirando de vez en cuando a Camille y a Clement con unos ojos inquisidores que Rebecca intentó de quitar con una sonrisa haciendo que el italiano también dibujara una en su rostro.—La energía nos ha dado un enorme susto. ¿No lo crees? —Así ha sido. Solo un susto que tuvo solución—comentó Alek haciendo a su esposa asentir. El italiano sintió una mirada sobre él y al voltear en esa dirección miró a Harmon observarle con curiosidad. —He escuchado que tu empresa recupera de forma sana su valor en la bolsa italiana luego de caer hasta los suelos cuando falleció tu hermano. Debió haber sido un golpe demasiado duro para tus finanzas y la de toda tu familia en general. Nunca habías estado al frente de una empresa, pero pareces llevarlo bien.Pietro estuvo apunto de contestar
Camille amaba a Clement. Puede que la mujer fuera una persona déspota y malvada, pero amaba a su marido más que a nada. Cuando la eligió sobre Rebecca pensó que lo había hecho porque la quería, aunque un deje de dolor le impactó el pecho al imaginar que el motivo de sus sentimientos no era más que ambición y posición delante de su padre. Su corazón estalló de cólera al escucharlo hablar de esa forma en aquel baño, pero sus sentimientos a pesar de estar centrados en su malagradecido marido, también se centraron en su hermana a quien despreciaba más que a nada.Rebecca no era culpable de los sentimientos o de las propuestas indecorosas de Clement, pero Camille estaba demasiado molesta como para aceptarlo. Camille debió esperarlo, quiso mentirse a sí misma pensando en que todo lo que su marido le había dicho en el pasado era a causa del alcohol, aquella noche cuando soltó toda clase de improperios en su dirección, improperios que se clavaron en lo más profundo de su duro corazón. Una r
Aleksander siempre pensó que su madre había estado sola.Bianca, el único nombre con el que la conocía, nunca mencionaba a su familia. Cuando era niño le preguntaba sobre sus abuelos o hermanos, pero ella solo decía que tenía a Mónica. Mónica no era su hermana, de hecho, a la que durante años había conocido como su tía, no era absolutamente nada de su madre más que el único apoyó que encontró cuando huyó de casa. Ella había tenido problemas con su familia, pues su apellido original era Rinaldi, sin embargo, aquella familia tuvo líos con la mafia italiana y todos murieron, la querían a ella, pero huyó y cambió de apellido para no ser el pago de la deuda de su padre y trabajar en un prostíbulo durante toda su vida. Ambas mujeres trabajaron duro para obtener el dinero necesario y falsificar los papeles, en los que Bianca conservó su apellido original, pero cambió de padres con nombres falsos. Unos conocidos de Mónica hicieron el trabajo falsificando papeles y ambas decidieron ser herman
El sonido de las máquinas era agotador, ese “bip” incesante y ese sonido de aire salido de la máquina de oxígeno podría ser la pesadilla para cualquier persona. En aquella cómoda cama de hospital un hombre movía su mano ligeramente intentando descubrir donde se encontraba, sus ojos se mantenían cerrados, pero su mano luchaba por hacerlo sentir “vivo”. Su cabeza martilleaba y todo su cuerpo parecía estar entumecido. ¿Cuánto tiempo llevaba allí? ¿Un día o dos? Su mente había perdido la noción del tiempo, lo único que recordaba era el sonido del metal haciendo como una lata de soda y luego el impacto que le hizo salir disparado del auto. Apretó sus ojos con fuerza, como si aquello le ayudará a lidiar con el dolor. ¿Dónde estaba? ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Dónde estaban todos? Su línea de tiempo se había quedado un par de meses atrás, iba a casarse, tenía una linda prometida que le agradaba y las empresas que manejaba aspiraban a crecer. Todo era perfecto hasta aquel día donde pe
CINCO MESES ANTES. Puede que Asher Salvatore no sintiera apreció precisamente por la familia de su prometida, pero los Leroux sin duda era gente que tenía buenos negocios y Alfredo, sus contactos y todo lo que el magnate representaba le podía de ayuda en tiempo futuro. Su primera impresión al conocer a Rebecca fue esa linda sonrisa y esos brillantes ojos que le miraron con felicidad. Era una mujer preciosa, de lindos modos y elocuente sin ser exagerada. Su diferencia con sus hermanas era clara, Emilia era excéntrica y Camille demasiado dramática, pero Rebecca era sentimiento puro y Asher no podía estar más contento por eso. Emilia Harmon, había viajado un fin de semana para estar en el cumpleaños de Alfredo, era la primera fiesta en la que Asher estaba invitado y era hora que comenzará a conocer a su prometida, porque tarde o temprano terminarían compartiendo cama y ella sería la madre de sus hijos. Cuando llegó a la gran mansión Leroux se encontró con un ambiente cargado de vida. A
Escuchó nuevamente el sonido de algunos objetos caer y el sonido de la madera al ser golpeada con algo. No tuvo que abrir la puerta porque estaba entreabierta. Hizo un gesto en su rostro al detectar sonidos que no debían provenir de una biblioteca. Jadeos extenuantes, objetos cayendo, cierto golpeteo.¿Quién demonios estaba follando dentro de la biblioteca? Le enojaba imaginar que la biblioteca güera usada para fines de los más guarros, tenía la convicción de que la servidumbre no era, tenían reglas estrictas en cuanto a lo que se les tenía permitido o no.Si todos los hombres de la casa excepto Clement, estaban bebiendo en la sala del piso de abajo, no le quedaba más que sacar conjeturas y pensar que el que la estaba pasando sumamente excitante en esa habitación era Clement y Camille.Además, le idea de ver a ese par follando le daba náuseas de solo imaginarlo, no eran sus personas favoritas de la familia de su prometida; por alguna razón, simplemente no le nacía crear una buena rela
¿Qué tanto ayudaban las relaciones públicas a un hombre? Más de lo que se podía imaginar en el mundo de los negocios. Solo bastaron un par de palabras de Thomas Russo en una conferencia de prensa anunciando su cooperación y nuevos contratos en compañía de los Salvatore, para explotar la bolsa italiana y darle a Aleksander un precio exorbitante en sus acciones. El italiano a pesar de ser joven era inteligente, así que supo manejar la situación, enviaría a un grupo de personas a negociar acuerdos con su abuelo y afianzar relaciones, necesitaba fortalecer la empresa lo más posible y pactar que el precio de sus acciones no bajará de nuevo.Pietro no podía estar más extasiado al respecto, miró las acciones antes por los suelos, alcanzar máximos no vistos ni siquiera cuando él manejaba todo. ¿Cómo era posible que un hombre que no conocía nada de los negocios pudiera llevar las cosas tan bien? Puede que Aleksander no fuera un chico que había estudiado en las mejores universidades, pero sabí