Hudson Toscani—¿Cometí algún error? Ella parece enfadada —cuestionó ella mirándome con ojos apagados.No tenía idea de quien era ella, pero se me hacía conocida, lo que quería decir que en algún momento pude haber pagado para follármela.Solté su mano y la miré sin entender nada.—¿Qué haces aquí? —cuestioné sin responder a su pregunta.—Me dijeron que viniera a la casa de Hudson Toscani para un servicio, esta es tu casa y tu eres Hudson Toscani, así que obviamente el servicio es para ti ¿no?—Yo no te contraté —dije tranquilamente mientras me alejaba de ella.Gian llegó por uno de los laterales de la casa y observó a la mujer frente a mí. Sus cejas se levantaron y se cruzó de brazos mirándome a mí.—¿Qué has hecho? —cuestionó negando lentamente.—¿Yo? Yo no he hecho nada, la encontré aquí al llegar y claramente yo no la llamé.Gian analizó a la mujer y asintió mientras se acercaba a ella y la tomaba del brazo con delicadeza.—Vamos, belleza, después de lo que vi hace un rato necesit
Hudson ToscaniHanna me había dicho que debía comprarle un anillo a Italy. No es que no lo supiera, era solo que no recordaba esos detalles del matrimonio.Pero en cuanto me lo dijo salí a una de las joyerías mas reconocidas de la ciudad y pedí una pieza que estuviera a la altura de ella.Fue difícil elegirlo entre tantas piezas, pero busqué una piedra preciosa que tuviera exactamente el hermoso color de sus ojos. Y cuando lo encontré hice que lo colocaran a su medida exacta.Claramente no se lo entregaría como si fuera cualquier cosa, debía tomarme la molestia de hacer algo bueno por ella y para ella. Por ello le pedí a los del servicio de la casa que prepararan una mesa en una de las terrazas con cena para dos.Y al llegar a casa me acerqué directo a Italy y me senté junto a ella en el sofá en el que estaba.Después de la broma no tan chistosa de Nial de en enviarme a aquella prostituta Italy había hecho las paces conmigo y había confiado en que yo le decía la verdad. Lo agradecía p
Italy WilsonLa noche anterior Hudson había puesto un anillo en mi dedo. Un hermoso anillo con una piedra preciosa verde, del mismo verde que tintaba mis ojos.Y las palabras que me dijo después de eso fueron tan especiales que aun las sentía calando hondo en lo profundo de mí.Había dicho que no me ilusionaría, que no creería que realmente estaba considerando ser realmente mi esposo. Pero con cada detalle que hacía me dejaba ver que si se estaba esforzando, que si quería que esto de alguna manera fuera real.Y cuando sus labios se posaron sobre los míos simplemente grité y casi me revolqué contra él. Pero se separó y me sonrió suavemente para luego besar mi frente.Tomamos el postre y yo me permití tomarme una nueva copa de vino ya que durante la noche no alimentaría a Daven.Y más tarde él me ayudó a poner de pie cuando una música suave comenzó a sonar a través de su teléfono.No era muy buena en el baile, pero él había dicho que teníamos que practicar para el baile en nuestra fiest
Hudson ToscaniPor un momento creí que Italy no estaría de acuerdo con lo de los rastreadores.Creí que pensaría que solo quería controlarla y se negaría, pero aun así decidí decirle la verdad en vez de mentirle, porque eso no me haría ser diferente a los demás hombres que habían pasado por su vida si decidía mentirle con algo tan importante u ocultarle la verdad con respecto a ello.Pero cuando aceptó tranquilamente acordando que haría todo por la seguridad de ella y de su hijo, tensé la cuerda y le ofrecí el rastreador inyectado que era totalmente infalible, porque nadie sabría donde está a menos que quien lo colocara lo dijera, y le tenía suficiente confianza al doctor Muller como para saber que no revelaría esa información. Yo mismo tenía un rastreador que solo Hanna podía utilizar en caso de emergencia y él nunca se atrevió a confesar que tenía uno y en una ocasión llegué a ser secuestrado, pero fui hallado a la media hora gracias al objeto en el interior de mi piel.Estaba claro
Italy WilsonLas iglesias nunca fueron un lugar al que iría por decisión propia. Cada vez que iba era porque mi madre me llevaba para continuar con sus creencias religiosas que le había inculcado su madre para continuar con las raíces italianas de su padre.Pero luego de los quince nunca más volví a pisar una iglesia. Nunca volví a entrar en el templo de dios y aunque estaba aquí por razones muy diferentes que escuchar una misa, se sentía una forma de conectar con mis ante pasados el estar alte el altar observando la magnificencia del lugar.Era una de las iglesias mas antiguas, tenía su toque lleno de historia y rasguños del pasado y aunque era inmensa, no había sido la iglesia que la señorita organizadora de eventos había buscado. Ella había optado por una de las mas nuevas y yo la había odiado porque había perdido es toque que tenían las iglesias católicas antiguas.Por eso le había pedido a Hanna que nos diéramos un paseo por todas las iglesias de la ciudad y aunque me gustaron mu
Italy WilsonHabía estado dando vueltas con Hanna toda la tarde mientras Hudson se quedaba con Daven.Habíamos ido a comer helado y a dar un par de vueltas y por alguna razón ahora me sentía más tranquila al pedir hamburguesas y papas frita en los lugares a los que íbamos a comer y las malteadas ahora eran algo que no me podía negar a mí misma.Hanna me acompañaba diciendo que un par de libras no importan lo suficiente como para negarse a comer esas cosas deliciosas que nos regalaba la vida y no había nada en mi que estuviera en desacuerdo con sus palabras. Realmente valía el sacrificio si la recompensa era aquella deliciosa comida de la cual me estaba deleitando.Recuerdo que entre bromas incluyó en la lista a los hombres, según ella eran el plato fuerte de la vida y considerablemente me sonrojé mientras trataba de sacar la imagen de cierto hombre de mi cabeza.Ciertamente ellos eran el jodido plato fuerte.Y una vez dimos un paseo por los alrededores empapándome nuevamente de la ciu
Hudson ToscaniEl día anterior Italy me había hecho muchas preguntas con respecto a Ian y Natalie. Había dejado a Daven con ellos ayer porque debía ir a uno de los bares a tratar asuntos con cierta pandilla que estaba sacando las cosas de su lugar y llevar a Daven a un lugar así no sería algo que haría no por asomo.Sabía que había impresionado a Italy un poco, o tal vez la había molestado, pero solo me preguntó que tanta confianza les tenía como para dejar a mi hijo con ellos y cuando le contesté que les confiaría su vida, la mía y la de mi hijo algo pareció calmarse en ella.Me agradó que cuestionara mis razones en vez de irse encima de mí como cualquier otra persona y también agradecí que ella confiara en mi criterio a la hora de juzgar a las personas que se encontraban alrededor de mi hijo.En ese momento la había llamado porque necesitaba tener una charla con ella algo complicada.La boda se acercaba, estaba más cerca de lo que podíamos considerar y llegaría en un parpadeo, por l
Hudson ToscaniTener al padre de Italy encerrado en mi almacén era algo que me llenaba de placer. Y ciertamente este hombre sería de ella. La vida de él estaba en sus manos.Pero yo estaba feliz de poder tenerlo para mí solo durante un par de horas para darle verdadero dolor y sufrimiento por lo que le había hecho a su hija.Era probable que Italy no se atreviera a tocarlo, que ni siquiera lo miraría dos veces, pero yo no era ella, yo no tenía el corazón que ella tenía, el mío era de hielo, un hielo que solo se derretía en su presencia.Silbando suavemente me moví a través del almacén hasta que estuve frente a él. Podía notar como temblaba y no precisamente por el frío porque la temperatura era agradable más allá de lo normal. Él temblaba de miedo. Porque lejos de haber pagado una deuda, él realmente había vendido a su hija a los Volkov para recibir dinero y hacerse una nueva vida.Y los Volkov también pagarían por ello.La compra y venta de personas como si fueran un objeto estaba pr